viernes 26 de abril de 2024

¡MÁRTIR POLÍTICO! Moïse: Un neófito político que intentó gobernar Haití

El presidente haitiano Jovenel Moïse, un exproductor de banano y neófito político que gobernó Haití durante más de cuatro años en los que el país se tornó cada vez más inestable, fue asesinado el miércoles. Tenía 53 años.

Moïse fue asesinado en su casa particular en “un ataque sumamente coordinado perpetrado por un grupo altamente entrenado y fuertemente armado”, dijo el primer ministro interino Claude Joseph. La esposa del presidente, Martine Moïse, resultó herida y está hospitalizada.

Haití ha perdido a un verdadero estadista”, declaró Joseph. “Nos aseguraremos de que los responsables de este acto atroz sean llevados ante la justicia rápidamente”.

Moïse, un empresario del norte de Haití, carecía de experiencia política antes de que el expresidente Michel Martelly lo eligiera para que fuera el candidato del partido gobernante Tet Kale en los comicios de 2015.

Moïse, de hablar calmado, parecía un político poco común, especialmente al comparársele con Martelly, un músico llamativo y grandilocuente. Aunque no era pobre, también estaba lejos de pertenecer a la élite. Su padre era un pequeño granjero y empresario. Su madre ayudaba a vender sus cultivos y trabajaba de costurera.

Vengo del campo; no soy de Puerto Príncipe”, hizo notar Moïse durante una visita al sur de la Florida para reunirse con la comunidad haitiana que vive allí al principio de su campaña por la presidencia.

Haciendo campaña con el apodo “Neg Bannan Nan” — “El hombre de los bananos” en criollo haitiano — promovió logros que incluían el lanzamiento de una empresa conjunta de exportación de bananos con ayuda de un préstamo de 6 millones de dólares aprobado por el gobierno de Martelly.

Moïse ganó los comicios presidenciales de 2015, pero los resultados fueron descartados luego de acusaciones de fraude, a lo que siguió un período de limbo político, que incluyó el nombramiento de un mandatario interino. Posteriormente Moïse ganó las elecciones de noviembre de 2016, aunque la participación electoral fue de sólo 21%.

Asumió el cargo en febrero de 2017 y se comprometió a fortalecer las instituciones, combatir la corrupción y llevar más inversiones y empleos a la nación más pobre del hemisferio occidental.

“Es realmente importante cambiar el estilo de vida de estas personas”, dijo, refiriéndose a los haitianos empobrecidos de áreas rurales.

Hablaba frecuentemente de su deseo de mejorar la suerte de los muchos agricultores pequeños y de subsistencia de Haití mediante un mayor acceso al agua para la irrigación y otro tipo de infraestructura.

“Tenemos mucha tierra vacía, ríos que desembocan directamente al mar. Tenemos sol, y la gente”, llegó a decir. “Si juntas estas cuatro cosas — la tierra, los ríos, la gente y el sol — tendrás un país rico. Es por eso que estoy en la política”.

Pero su gobierno pronto se vio plagado por protestas multitudinarias, y los críticos lo acusaron de volverse cada vez más autoritario.

Al momento de su asesinato, Moïse había estado gobernando por decreto desde hacía más de un año después de que el Parlamento fue disuelto y los legisladores no lograron organizar comicios legislativos. Fue muy criticado por aprobar decretos, incluido uno que limitaba los poderes de un tribunal que audita los contratos del gobierno y otro que creó una agencia de inteligencia que sólo responde al presidente.

La inestabilidad política y económica se agudizó en los últimos meses, con protestas generalizadas que paralizaron el país de más de 11 millones de habitantes. Las pandillas en la capital Puerto Príncipe se volvieron más poderosas. Más de 14.700 personas fueron expulsadas de sus hogares en junio cuando las pandillas saquearon e incendiaron casas.

Además, 15 personas murieron durante un tiroteo el 29 de junio en la capital, incluyendo un periodista y activista político bien conocido. Las autoridades culparon a un grupo de agentes de policía rebeldes, pero no han proporcionado pruebas.

A Moïse le sobreviven su esposa y tres hijos.

NAM – AP