jueves 25 de abril de 2024

¡Y MENOS INTELIGENTE! La abstinencia sexual te hace más enojona

Las relaciones sexuales son parte de la naturaleza de todo ser humano y, desde luego, que influyen en el estado emocional de las personas.  la realidad, es que aunque muchos digan que las relaciones sexuales no influyen en la salud, las pruebas y los expertos aseguran todo lo contrario. Pues, hoy gracias a un artículo de El País, quedó claro, que la abstinencia sexual te hace más enojona y menos inteligente. ¿Será? Lo cierto, que la ausencia de sexo no tiene que ser un problema.

Es decir, cuando la personas decide no tener relaciones sexuales por voluntad y no por algún problema que se lo impida, no hay porqué sufrir consecuencias. Cuando el cuerpo no tiene actividad sexual, no tiene que ser del todo negativo. Sobre todo, en personas que nunca han tenido intimidad.

Sin embargo, en el caso de las personas que frenaron de manera inesperada su actividad sexual, sí puede tener como efectos secundarios una afectación a nivel mental. Así lo explica la sexóloga clínica Francisca Molero, quien también es co directora del Instituto de Serología de Barcelona Molero.

Son muchos los estudios que argumentan el por qué del estrés, entre ellos la carga laboral, ausencia de sueño e incluso cambios en la alimentación. Pero, también el cambio repentino en las relaciones sexua

“La tendencia natural fisiológica sería siempre compensar a nuestro cuerpo: si estamos mal y nuestro nivel de dopamina o de serotonina disminuye por tener bloqueados los sistemas descompensa, habría que recurrir a un mecanismo natural como el sexo para intentar desbloquear la situación, pero no lo hacemos de forma espontánea por los condicionamientos sociales,morales y culturales que nos dicen que eso no está bien.

Es un ejemplo de cómo la percepción de nuestra salud y la influencia de la cultura a veces nos puede bloquearnos a la hora de solucionar nuestros problemas de salud”, explica Molero.

  • Entre menos sexo, más agresividad

Esto fue lo que delimitaron los expertos, luego de realizar un estudio durante 18 años, en el que analizaron más de 66 culturas distintas a lo largo del mundo. Particularmente, la tesis doctoral que se publicó en el libro Sed de piel, el cual aborda la salud sexual y su relación con la agresividad, sostiene que:

Sin embargo, en el caso de las personas que frenaron de manera inesperada su actividad sexual, sí puede tener como efectos secundarios una afectación a nivel mental. Así lo explica la sexóloga clínica Francisca Molero, quien también es co directora del Instituto de Serología de Barcelona Molero.

Son muchos los estudios que argumentan el por qué del estrés, entre ellos la carga laboral, ausencia de sueño e incluso cambios en la alimentación. Pero, también el cambio repentino en las relaciones sexua

“La tendencia natural fisiológica sería siempre compensar a nuestro cuerpo: si estamos mal y nuestro nivel de dopamina o de serotonina disminuye por tener bloqueados los sistemas descompensa, habría que recurrir a un mecanismo natural como el sexo para intentar desbloquear la situación, pero no lo hacemos de forma espontánea por los condicionamientos sociales,morales y culturales que nos dicen que eso no está bien.

Es un ejemplo de cómo la percepción de nuestra salud y la influencia de la cultura a veces nos puede bloquearnos a la hora de solucionar nuestros problemas de salud”, explica Molero.

  • ¿Y la inteligencia?

Seguramente, te parece hasta absurda esta relación, también lo pensé. Pero, resulta que cuando el ser humano se encuentra en un estado de descanso, la capacidad intelectual es mucho mejor:

“Es algo que antes los hombres lo sabían, pero ahora se les ha olvidado un poco. Antes utilizaban las relaciones sexuales para dormir y relajarse. Ahora el estrés lo puede todo, y la gente no ve los remedios fisiológicos que tiene nuestro propio cuerpo, sino que los desechan. Oír a nuestro cuerpo a veces nos puede ayudar, como por ejemplo en el caso de recurrir a la actividad sexual para dormir mejor”, explica Molero.

 

 

NAM/Soy Carmín