viernes 19 de abril de 2024

#Opinión Unidad colombiana (Francisco Arias Cárdenas)

El irrespeto a su hermana gemela, Venezuela, desentona totalmente con la historia, con la geografía, con la realidad de nuestros pueblos y con el ideario de nuestros comunes padres libertadores.

Más allá de diferencias de élites internas, mucho más duraderos que los gobiernos de Venezuela y de Nueva Granada durante estos doscientos años, está la vocación integracionista de los pueblos de ambas naciones hermanas.

Esa vocación unionista viene de nuestros ancestros, del intercambio entre los indígenas de la sierra y de la costa, de la integración de la misma naturaleza, casi un tercio de las aguas que se vierten al Lago de Maracaibo vienen de ríos que nacen en Nueva Granada. 
Solo leyó esa realidad el Padre Libertador cuando se planteó a Colombia. Cuando pensó en Maracaibo como capital de la patria que dibujó en su mente y forjó con su sacrificio, con su lucha, con la de Antonio Ricaurte, de Atanasio Girardot, de Dolores Vargas y Rafael Urdaneta.
Muchos neogranadinos insignes y venezolanos de bien acompañaron y acompañamos esa idea unitaria que se consolida en Angostura. Colombia, la patria grande del norte suramericano, el sueño bolivariano que dará al mundo su mensaje de amor, de esperanza, de buen vivir, de doscientos años de libertad de Colombia y de Boyacá.
El discurso y la acción intervencionista del actual gobierno de Nueva Granada, el irrespeto a su hermana gemela, Venezuela, desentona totalmente con la historia, con la geografía, con la realidad de nuestros pueblos y con el ideario de nuestros comunes padres libertadores.
Por eso nos parece consecuente y firme, digna, la actitud del canciller Arreaza, del presidente Maduro llamando a fortalecer vínculos y a respetarnos. Nos corresponde fortalecer y proyectar las relaciones. Amarrarlas dentro de un presente que debe ser de fraternidad, lejos de cualquier agresión. La historia y ambos pueblos hermanos saben y sabrán de quiénes por intereses poco nobles y por espíritu prestado, se hacen eco de la amenaza y la descalificación.
El viva debe ser a Colombia la de Bolívar, la grande, la victoriosa en Boyacá, la que con Sucre triunfó en Ayacucho, la de la armada gloriosa que con el granadino Padilla y el venezolano Manrique, derrotó en el lago a la Armada de España.