martes 30 de abril de 2024

#OPINIÓN || El Espíritu de Yare || Francisco Arias Cárdenas

El pasado 30 de marzo estuvimos nuevamente en Yare. Fue una invitación especial del presidente Nicolás Maduro, que en lo particular me pareció extraordinaria, pues visitar el sitio donde se vivió, se discutió y comenzó a centrarse esta esperanza, esta idea de redención, de transformación, de construcción, que luego del 4 de Febrero tomó una corporeidad, una concreción, con una propuesta para el país, eso está ahí en Yare.

Seguramente y por eso el presidente plantea convertir Yare en un centro de formación ética y tratar de recordar lo que él mismo vivió, lo que estaba allí, lo que encontró y lo que percibió el pueblo de Venezuela. Igual las vivencias de la propia doctora Cilia Flores, nuestra abogada de entonces, fueron pertinentes desde mi punto de vista y tiene un sentido necesario en este momento para el proceso que vivimos, para la propuesta que debemos hacerle al pueblo nuestro y para las batallas que vienen.

Una escritora en aquel tiempo publicó cuando estábamos todavía en Yare, luego de largas conversaciones con nosotros, el libro “La Rebelión de Los Ángeles”, relatando la realidad que ella palpó en ese momento. Puede haber cambiado la percepción y es respetable, y pueden haber cambiado algunas cosas también para quienes vivimos y planteamos aquella propuesta; pero es muy preciso, siempre idealista, llena de principios y muy ausente de intereses mezquinos de poder, de dominio, de control y mucho de servicio desinteresado. Tal vez ese es el primer elemento que debemos marcar. “La Rebelión de Los Ángeles”, es decir la espiritualidad de la rebelión del 4 de Febrero y esa vivencia que se dio en Yare; estaba ya Chávez allí, pero igual como lo señalaba muy bien el Capitán Cabello, se dio en el Cuartel San Carlos, se dio en el Batallón Lino de Clemente.

Espiritualidad, desinterés, entrega, sueños, ideales, esos principios son fundamentales para rescatar, para traer a la luz y darles vida y fuerza. Son el bastión más importante que podemos tener en esta propuesta, que debemos hacerle nuevamente al pueblo de Venezuela para mantener y para recuperar la fe, la confianza y la esperanza.

Perder los principios, es perder la luz, es quedar en la oscuridad, por eso recuperar el ideal, mantenerlo y tomarlo no solo en la palabra de Chávez, sino en el contenido de su vida, la sensibilidad verdadera, el dolor del padecimiento de los demás y la disposición a la batalla, a todo trance para que la gente viva en paz, alegre, llena de esperanza y -viva viviendo- como decía Chávez.

Que todos tengamos el derecho a vivir de manera digna, alegre y confortable que es el objetivo fundamental que planteamos para Venezuela; de allí vendría entonces la confianza y la fe en los que estamos dirigiendo, en los que planteamos la propuesta de justicia, de igualdad, de soberanía, de autodeterminación; entonces dos cosas, el ideal primero y la vida dentro del ideal, que al final es eso gobernar sirviendo como dicen los bolivarianos o servir a los demás realmente con autenticidad, sin llenarnos de cosas materiales con el servicio o con excusa del servicio, sino teniendo lo necesario.

Lo que dice el presidente Andrés Manuel López Obrador, una vida de absoluta honestidad franciscana, que es muy difícil, pero tener el concepto de que lo que manejamos, lo que administramos es de los demás y es para los demás y después dolernos del sufrimiento ajeno, hacerlo nuestro y trabajar para minimizar esos padecimientos y abrirle oportunidades a todos los venezolanos para que vivan mejor. Apartar lo malo y propiciar lo bueno, que existía y existe en nuestro país, instituciones, organizaciones, formas de vida que han sido auténticamente exitosas para nuestra gente y apartar el egoísmo, la miserias humanas, separar el interés y el predominio.

Hablo entonces, de virtudes morales, de virtudes republicanas indispensables. Esta demostración tenemos que hacerla con nuestra propia vida, con nuestra propia entrega, por eso tan bonito regresar a Yare, volver a aquellas paredes, verlas de nuevo, sentirlas, invocar el espíritu que compartimos con Chávez y recordar muchísimo las discusiones y vivencias entretejidas.

Yo las recuerdo perfectamente, cuando decidí en un momento proponerle a la Causa Radical que llevara mi nombre como diputado. Algún compañero me dijo “pero por qué diputado tienes que ir como senador”, bueno como sea, pero que sepan que hay alguien de la dirigencia de la dirección que está tomando el camino de la democracia, el camino de la elección, el camino de pedir la confianza a la gente para realizar cosas; esa fue la primera discusión dura dentro de la cárcel.

Aquel día que el 27 de noviembre que nos trajeron los fusiles, las granadas de mano, las municiones y nos ofrecieron que saliéramos, algunos compañeros entre ellos recuerdo a Freítes, dándole vuelta a la propuesta. Al final la decisión que recomendé y la tomó el propio Hugo: “No salimos, vamos a echar fuera de la celda los fusiles y si van a matarnos que nos maten aquí, pero que no tengan justificación de hacerlo, mientras escapamos armados disparando en la salida hacia la puerta de Yare”. Esas y muchas otras discusiones, muchos otros debates y el afecto de protegernos, entre ayudarnos y el soñar juntos para después de salir de la cárcel, trabajar en la construcción del país.

Me vine para el Zulia, y cuando Chávez salió ya yo estaba conversando con la gente, animándolas y pensando en lo que había sido para mí una tesis con la que no coincidió y que creo tenía razón. Yo pensaba que deberíamos ir desde los estados hacia el poder central, aprendiendo, mostrando eficacia y eficiencia mientras íbamos organizando la gente.

La Causa Radical de entonces, incluso Copei del Zulia y otras organizaciones y movimientos de izquierda me apoyaron. Entonces mantenía una tesis de acceso al poder desde las regiones: Que Hugo Chávez fuera a Barinas, Acosta Chirino a Falcón, Ortiz Contreras a Táchira, Urdaneta a Aragua y que yo estuviera en el Zulia. Que pudiéramos en conjunto hacer propuestas regionales y después ir al gobierno central.

Para entonces muchos compañeros continuaban planteando que era la gran insurrección cívico-militar, estando absolutamente convencido desde entonces de la vía electoral y en la práctica y a todo riesgo lo plantee y lo hice.

Saliendo de la cárcel fui al PAMI (Programa de Atención Materno infantil del gobierno nacional) la relación se puso muy tensa. Hugo Chávez dijo que era lastimoso que un comandante del 4F se hiciera el lechero de Caldera y yo no le respondí nada, (siempre debiste ser de ese comportamiento). Después llegó el mismo Chávez allá al Palacio Blanco en medio de los debates con la Guardia de Honor y nos abrazamos y le expliqué que muchos de los jóvenes compañeros que estaban sin tener con que vivir, no iban a poder mantenerse, pero que eso no frenaba el avance que él estaba haciendo y que tenía mi apoyo para todo lo que hicieron.

Salí de aquel PAMI y me vine al Zulia. Con la Causa Radical (la de entonces), donde habían los debates internos, algunos que nos respetaban y nos querían y otros que nos detestaban y nos veían con desconfianza. Planteé la candidatura a la gobernación.

Fue bien dura esa discusión, ese debate, y al final me dijo que tenía libertad de conciencia. Sin embargo, vino al Zulia y decía donde estuviese “retírate Francisco”. Él no estaba de acuerdo todavía, pero también mucha gente lo empujaba y le reclamaba que por qué yo me estaba lanzando, sobre todo los amigos de la de la violencia y los que pensaban que íbamos a llegar con una gran rebelión. Yo decía le decía Hugo “mira lo que pasó en Argentina con los carapistas, mira lo que está pasando con todas las los movimientos, lo que pasó en Perú, lo que pasa con todos los movimientos militares y los movimientos armados de izquierda, se consolidan con procesos electorales y no con la vía de las armas. A menos que tengan como en algunos momentos lo tuvieron en el caso de Chile o Uruguay, o Argentina, con militares de extrema derecha, el apoyo de los Estados Unidos.

Es así como hicimos la primera campaña en el Zulia con las «uñas. Hugo hizo por su parte la campaña, «por ahora, por ninguno». Pero cuando gané y me querían arrebatar el triunfo los adecos y copeyanos, robando votos, vino a Cabimas dispuesto a todo para ayudarme.

Esto es parte de historias que vienen de Yare. Luego otras de encuentros y desencuentros. Hasta la Gran unidad que nos permitió retomar la plaza del Zulia en el 2012.

Pendiente retomar el trabajo para que el Zulia sea «Lo que siempre ha debido ser». Tierra de luz, de gente buena y trabajadora, llena de fuerza, merecedora de todo nuestro esfuerzo. Convencidos de que esta región puede ser la referencia de desarrollo armónico para Venezuela. Con el trabajo  de su propia gente. Solo el pueblo del Zulia, salva al Zulia.

Algo que repetía Chávez: «Las campañas exitosas, empiezan y terminan en el Zulia»… Y lo cumplió, incluso enfermo en Octubre del 2012.

NAM/ Francisco Arias Cárdenas

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