viernes 26 de abril de 2024

¡NUEVA HISTORIA ESPELUZNANTE! ¿La víctima? Otra joven venezolana que se cruzó fatalmente en la línea de fuego

Muy lamentable. Otra jovencita venezolana que apenas alzaba el vuelo le apagaron sus sueños al quedar atravesada en plena línea de fuego cuando pretendía cruzar el Puente Internacional Simón Bolívar con destino hacia Colombia. Un avasallante tiroteo suscitado de noche entre dos bandas delictuales le produjo la muerte al ser alcanzada por balas perdidas.

La prensa colombiana reveló que al menos 10 elementos fuertemente armados y ataviados de ropa negra, portando armas de alto alcance llegaron a la Autopista Internacional e iniciaron un ataque contra unas personas presuntamente integrantes de la banda criminal “El Tren de Aragua”.

Iniciado el careo balístico, cundió el pánico en la zona. Los atacantes iniciaron el enfrentamiento ante quienes se encontraban en el separador vial de la autopista que conduce al Puente Internacional Simón Bolívar que conecta a Venezuela con Colombia.

La metralla rugió con toda su furia y de ella manaban balas como nieve en Alaska y desafortunadamente, el diminuto cuerpo femenino de Glairelis Andreína García rico, de 18 años, fue alcanzado por la bala que le apagó sus sueños.

En medio de la escena terrorífica y confusa, miembros de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (BRINHO) adelantaron la inspección y levantaron el cadáver. No hubo tiempo a nada.

Seguramente la jovencita ni cuenta se dio cuando fue alcanzada por la bala. Apenas una exhalación si acaso, quizá no procesaría la muerte, no le dio tiempo a pensar, ahí quedó inerte y sin vida en plena vía pública.

Su cuerpo fue hallado a las 6.15 de la tarde del día miércoles 7 de abril del corriente. Los miembros de la BRINHO que levantaron el cadáver, de momento no pudieron identificarlo.

Desgarrador

Las primeras investigaciones revelaron que habría sido un componente del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia, iniciaron el tiroteo en el área conocida como La Parada, en Villa del Rosario.

La mamá de la víctima no encuentra consuelo. Ella contó que algo malo presintió en su corazón al momento de saber que su hija se trasladaría hacia Colombia.

Se trasladó desde la capital aragüeña de Maracay hasta Colombia a reclamar el cuerpo de su hija y allí se desahogó:

“Le rogué que se quedara con nosotros (en Maracay, Venezuela). Yo sabía del peligro que ella iba a correr en Colombia. Con sus hermanos y conmigo no estaba mal”.

Sin embargo, los hijos a esa edad escuchan a todo el mundo menos a sus padres quienes, por desgracia, muchas veces –como sucedió en este caso- terminan teniendo la razón.

La muchacha no escuchó a mamá y se fue. Ella iba con destino a La Parada con un amigo. Tenía la intención de trabajar y conseguir mayores ingresos económicos para ayudar a la familia, de manera que ya tenía un mes del otro lado de la frontera.

Trabajo inestable

Glairelis se comunicaba con su madre y sus hermanos a través de las redes. Y fue en ese hilo comunicacional que le contó a mamá que estaba trabajando como vendedora ambulante, ofreciendo agua y jugo en el sector La Parada; “Todo marcha bien, mamá, me va bien”.

Entre las ilusiones de Glairelis estaba reunir dinero y retornar a su país de origen para celebrarle el cumpleaños a uno de sus hermanos, que será el próximo 2 de mayo.

“Ella me dijo que regresaría con nosotros y que traería el dinero para comprar una torta y celebrarle al niño”.

No obstante, en esas conversaciones, la mamá continuaba teniendo un pálpito de que las cosas podrían salir mal, por lo que le insistió a su hija que regresara pronto.

“Yo le hacía todas las labores de la casa y poco a poco conseguía los alimentos. Siempre le dije que buscara trabajo en Venezuela, que en Colombia no tenía nada que hacer”.

Sin embargo, la muchacha, en su deseo de aportar más recursos y alivianar a su propia madre siguió su instinto ignorante de que ese sería su final.

Desgraciadamente, otra muchacha, muy joven todavía, apenas dando sus primeros pasos como mujer, tomando sus primeras decisiones como adulta, no alcanza siquiera a hacer ni la cuarta parte de lo que soñó.

NAM/El Heraldo