miércoles 24 de abril de 2024

¡NAM SALUDABLE! Perdonar, un acto de generosidad que mejora la salud física y el bienestar mental

Todas las personas pueden sentirse agraviadas en algunas circunstancias de su vida personal o profesional, pero en general cuentan con recursos psicológicos y de apoyo familiar y social para hacer frente al malestar experimentado sin que ello afecte a su equilibrio emocional. Pero hay ciertas afrentas que, por sus características peculiares de gravedad, duración o frecuencia o por la vulnerabilidad psicológica de las personas que las sufren, generan una profunda humillación.

En estos casos, los seres humanos pueden experimentar una vivencia repentina de desvalimiento y una desconfianza radical hacia los demás, así como una interferencia negativa en la vida cotidiana, que les lleva a mostrar una capacidad mermada para trabajar, disfrutar e incluso socializar.

A corto plazo, la persona agraviada puede desear desquitarse con el causante de su sufrimiento o humillación para restituir el equilibrio perdido. El ansia de revancha en respuesta a una mala acción está arraigada en lo más profundo del ser humano. El resentimiento consiste en sentirse dolido y no olvidar, en respirar siempre por la misma herida. Es un estado afectivo que carcome por dentro y que una y otra vez tiende a imaginar la forma de dañar al otro. El resentimiento enfermizo está ligado a una especial hipersensibilidad para sentirse herido, lo que puede llevar a una deformación de la realidad y a un encadenamiento con el pasado que dificulta la alegría de vivir y fomenta la amargura.

Sin embargo, en la mayor parte de las ocasiones los seres humanos tienen una capacidad de resiliencia para superar el sufrimiento emocional. Así, el paso del tiempo, que tiende a difuminar la humillación, la reanudación de los quehaceres diarios, la implicación en nuevos proyectos y relaciones y el apoyo familiar y social amortiguan el dolor experimentado.

A ello puede ayudar decisivamente el perdón, que es un componente fundamental en las relaciones humanas. Aun siendo una categoría de origen religioso, admite una versión laica para la convivencia social. Perdonar supone dejar de tomar en consideración la afrenta recibida sin guardar rencor al ofensor. A un nivel de supervivencia, la tendencia a perdonar es una cualidad genética favorecida por la fuerza evolutiva de la selección natural porque permite a los miembros de la especie humana hacer las paces con el ayer, recuperarse y perpetuarse.

En concreto, el perdón permite sacudirse el yugo del suceso doloroso y romper el vínculo emocional negativo con el pasado, mejorar la salud física y mental al quitarse la víctima una carga de encima, reconciliarse consigo misma y recuperar la paz interior, es decir, librarse del dolor y no vivir en un perpetuo desgarro. Por otra parte, una persona tiende a aceptar mejor sus propios errores (a perdonarse a sí misma) si es capaz de hacerlo con los demás. Nada puede cambiar el pasado, pero la actitud de clemencia puede modificar el futuro.

NAM/Agencia

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