jueves 25 de abril de 2024

¡GENTE CON ALMA! La lucha de una joven de 23 años para empoderar a las esclavas sexuales de ISIS

Desde pequeña, Taffan Ako ha escuchado en su casa historias de mujeres oprimidas y que sufren acoso sexual. Su madre, refugiada iraquí de Kurdistán, al igual que ella, se las contaba a menudo antes de ir a dormir, para que no se les olvidara el dolor por el que habían pasado. La familia marchó de su ciudad natal en busca de un futuro mejor cuando ella era una niña. Acabaron reconstruyendo su vida en Suecia, donde esta joven de 23 años ha pasado gran parte de su vida.

Cuando cumplió 11 años, Taffan volvió de visita a su país y pudo comprobar la certeza de la mayoría de las historias familiares que le habían acompañado durante todo este tiempo. “Vi por primera vez las divisiones entre hombres y mujeres cuando no me permitieron bañarme en una piscina a no ser que llevase prendas de manga larga, mientras que los chicos podían ir sólo en bañador. Tenía 11 años. Esto nunca me había sucedido en Suecia y me chocó. Esto es sólo una anécdota comparado con las verdaderas opresiones que allí ocurren”, relata Ako a La Vanguardia.

Posteriormente, durante un viaje con amigas a Camboya, Ako se encontró con otra dura realidad: “un mundo donde las mujeres pueden ser sujetos de la trata de blancas y son sometidas a ser esclavas sexuales desde edades tan tempranas como los 14 o los 15 años”. Estas dos situaciones, asegura la activista, contribuyeron a la “exploración de por qué existe semejante brecha entre géneros, no sólo en Kurdistán o Camboya, sino en cualquier parte del mundo a la que se vaya”, confiesa.

Su pasado, así como las mencionadas experiencias, son probablemente el motivo por el que esta emprendedora siempre se ha mostrado interesada en causas humanitarias, hasta el punto de llegar a apartar sus estudios de derecho y ciencias políticas en Suecia para poder centrarse mejor en ellas.

Durante un tiempo, Taffan realizó varias misiones a favor de los derechos humanos y la educación de las mujeres. Su implicación fue tal que, finalmente, acabó fundando su propia organización: EmpowHERment, que busca ayudar y proporcionar asistencia a mujeres que han sido víctimas de trata de blancas y esclavas sexuales del ISIS en Siria o en países como Camboya, Irak o Kurdistán.

“La idea es que mujeres que hayan pasado por esta terrible vivencia puedan expresar y superar sus traumas”. Para ello, la entidad realiza talleres y cuenta con una serie de herramientas online para “proveer” a las mujeres de educación en torno a temas como la higiene, los derechos humanos y, en concreto, sobre “sus derechos como mujeres en cada uno de sus países”, precisa la activista.

Con el objetivo de llegar a más gente, su proyecto lo trajo el pasado 5 y 6 de junio a las Jornadas Europeas de Desarrollo, que tuvieron lugar en Bruselas y que tenían como lema ‘Mujeres y niñas en la vanguardia del desarrollo sostenible: protección, empoderamiento, inversión’.

La Vanguardia