¡EL MENSAJE DE LOS LUNES! ¡Perdón! ¿Se te hace fácil o difícil? || Laura La Rosa Colmenarez

¿Qué tal tener un día para reflexionar profundamente sobre el perdón? No quiero decir que solo debamos pensar en esto en un solo día, pero sí enfocarnos en la importancia de la conexión con las cosas que debemos perdonar y en la esperanza de ser perdonados. Significa reflexionar sobre lo que hemos hecho mal, reparar nuestras acciones incorrectas y arrepentirnos de manera pura y sincera.

El perdón tiene diferentes significados para diferentes personas, pero en general implica una decisión intencional de dejar atrás el resentimiento. Es posible que nunca olvidemos las acciones que nos han herido u ofendido, pero esforzarnos en el perdón puede disminuir la influencia que esas acciones tienen sobre nosotros. Desafortunadamente, nuestras emociones no siempre se alinean con lo que estamos de acuerdo mentalmente, y aunque veamos que el perdón es fundamental para el plan de Dios para nosotros, no es nada fácil.

El perdón no niega la existencia del dolor; de hecho, no habría necesidad de perdonar si no se cometiera ningún mal. Tal vez alguien nos haya estafado, nos haya abandonado o nos haya lastimado, y todavía estemos pagando la deuda, recuperándonos de las heridas o sufriendo las consecuencias de las decisiones de otra persona. La tentación de sentir el aguijón de la ofensa estará presente cada vez que tengamos que enfrentar las repercusiones de los actos dañinos de otros.

Para mí, pensar en el perdón de una forma humana es reconocer que también necesitamos ser perdonados y no creer que andamos por el mundo como santos, siendo heridos pero sin causar heridas. Perdonar no quiere decir que tengamos que aceptar una falta o reconciliarnos necesariamente. Más bien, es profundizar en la idea de no permitir que las heridas nos esclavicen y definan. ¿Se te hace fácil pedir perdón? ¿Se te hace fácil perdonar?