cientos de personas haciendo cola para sacar efectivo de cajeros
Largas colas a toda hora y se quedan rápidamente sin efectivo. Las agencias bancarias están congestionadas y se dificulta cambiar un cheque. El papel moneda se suma a la lista de productos escasos y muchas transacciones requieren más esfuerzo, se postergan o sencillamente no se realizan.
Al negarse a cambiar la denominación de los billetes, el BCV termina por ga
star más dinero en imprimir billetes e incrementa los costos de llevar a cabo transacciones al punto que algunos comercios prefieran pesar el dinero a contarlo. Se requieren tanto billetes para llevar a cabo una transacción en efectivo, que la transacción puede no hacerse, con lo cual, paradójicamente, los billetes dejan de cumplir el fin mismo para el que son creados, el cual es facilitar las transacciones. Si bien la gran mayoría de las transacciones se llevan a cabo vía pagos y transferencias electrónicas, en una economía donde la bancarización no es tan elevada (69,9% de la población estaba bancarizada para 2013, de acuerdo con Sudeban) y donde la escasez de divisas dificulta la disponibilidad de puntos de venta, las restricciones de efectivo terminan por afectar más las pequeñas transacciones y a las personas con menores ingresos.
Para empeorar las cosas cada vez más personas recurren a los llamados «avances de efectivo», donde se termina pagando hasta un 25% de interés sobre el monto pedido en algunos casos, y son muchos los establecimientos que se están aprovechando de esta situación que termina golpeando a la ya deficiente economía Venezolana.
Entre julio y agosto el problema del efectivo parece haberse agudizado hasta el punto que ni siquiera la banca dispone de papel moneda y en algunos casos solo entregan hasta 10 mil Bs en efectivo, lo que está generando una sensación de zozobra en la población.
