Sin mucho adorno y sin ahondar en profundidades conceptuales, la resiliencia es la capacidad individual o colectiva de superar circunstancias realmente duras o traumáticas. Esa es la capacidad que hoy demostramos los comunicadores sociales en ejercicio en el Zulia, Venezuela y el mundo, porque, ejercer nuestra profesión se ha convertido en un desafío inclusive hasta con un verdadero riesgo de vida para quien ejerce y sus familias.
A los periodistas siempre nos han mal puesto en las películas de cine y en las telenovelas, colocándonos como seres insensibles que solo vamos en busca del «brollo», siempre vistos como un estorbo ante los verdaderos héroes, llámense bomberos, policías, políticos, artistas o hasta deportistas, pero resulta que, sin el periodista y su labor vital para la sociedad de informar oportunamente al mundo, ninguno de ellos (los verdaderos héroes) lo fueran, ni se dieran a conocer.
Una sociedad informada y más aún, bien informada es una sociedad con un presente y futuro promisorio, porque se convierte en un colectivo con toda la capacidad de formarse criterios propios sobre los hechos que la circundan y esa es en parte la labor del periodista. En una sociedad, cuantos más medios de comunicación e información exista, mayor será la refrenda de que esa es una sociedad donde se respeta la libertad de expresión y pensamiento y por tanto, es una sociedad en democracia, el mejor sistema de vida que puede existir.
Para el comunicador, la mayoría de las veces, por no decir, siempre, no existen días libres ni vacaciones, ni días feriados. Siendo seres humanos y de alguna manera ingeniándoselas para gozar de algunos beneficios con la cooperación de otros colegas, los periódicos, portales informativos, la radio y la televisión son conducidos por personas que no descansan un solo día de los 365 que trae el año superando millones de obstáculos, incluso los de aquellos que, sin ser calificados profesionalmente como tal, se creen y ejercen el periodismo irresponsablemente acogiéndose del derecho que le otorga la Constitución a la libre expresión.
Para el periodista deportivo, por ejemplo, resulta ahora un verdadero desafío poder ejercer, cuando los propios deportistas, cuando ya se retiran de su oficio, se dedican a formarse como periodistas o simplemente a serlo sin formarse quitándoles a las personas verdaderamente formadas para ejercer, la oportunidad de trabajar. Y así vemos peloteros periodistas, curas periodistas, abogados periodistas, ingenieros periodistas, médicos periodistas, policías periodistas y hoy todo el mundo se cree periodista, cuando ser periodista es más que plantarse frente a un micrófono a «opinar».
Todavía en Venezuela, las casas despiertan con algún periodista informando el acontecer local, regional, nacional y mundial en todos los ámbitos donde se desarrolla el ser humano, que en periodismo llamamos fuentes. Cuando vamos hacia nuestros trabajos en la mañana o cuando regresamos en la tarde a casa nos acompaña, por lo general, un periodista en la radio ejerciendo su función.
Pero, a lo largo del día y de la noche, no nos falta en el celular la app de algún portal al cual vivimos accediendo para estar al día y al minuto con la información. En todos estos espacios generadores de noticias hay hombres y mujeres dedicados que, mal pagados, subvalorados, mal tratados muchas veces, pero con entereza, con ahínco, con compromiso y pasión por lo que hace, siempre con la alegría y las ganas que lo caracterizan estamos para la sociedad, para informar, formar, entretener y educar.
Lo hacemos con mucho amor, con mucha pasión y conscientes de que, en este ejercicio, perdemos amigos y familia, pero ganamos una sociedad que nos reconoce siempre nuestra labor, aunque nos critiquen, nos señalen y sean duros muchas veces en sus percepciones hacia nosotros, pero nos fortalecen y nos elevan las ganas y el compromiso.
Vivimos y convivimos en una sociedad de humanos, como tal nos asiste el derecho y la posibilidad siempre latente de equivocarnos, de cometer un error y al mismo tiempo de enmendarlo. Este mensaje va dirigido a todo el gremio periodístico, reafirmando que, quienes estamos ejerciendo hoy, lo hacemos en el momento de mayor resiliencia y eso también nos convierte en héroes, unos héroes sin capa y con mucha humildad.
En esta región que se niega a morir, como lo es el Zulia, con apagones, sin gasolina, con un pésimo transporte público, con incapacidad financiera para resolver problemas domésticos, como la reparación de un vehículo, haciendo superesfuerzos para pagar algún seguro médico o comprar algún medicamento, sorteando además amenazas de políticos, de líderes negativos y de señalados por cualquier trasgresión a la ley, con todo eso aquí estamos y aquí seguimos caminando descalzos sobre vidrios picados por y para la información de nuestra sociedad, es nuestro deber y es nuestra pasión.
NAM desea a todo el gremio un merecido feliz Día Nacional del Periodista con el anhelo de que le acompañe siempre a cada comunicador social la salud y la pasión que hoy nos caracteriza en medio del tráfago del diario vivir.
NAM
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