viernes 10 de mayo de 2024

¡CASO DYLAN CRUZ! Capitán del Esmad: “Fui yo quien accionó la escopeta”

En una pequeña cámara, ubicada en el casco de un miembro del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad), hay imágenes inéditas de lo sucedido la tarde del 23 de noviembre, a las 3:40, cuando el estudiante Dylan Cruz recibió un impacto y quedó herido de gravedad.

El aparato permanece en cadena de custodia, y si bien solo unos pocos han tenido acceso a su contenido, es una de las evidencias claves para reconstruir lo que sucedió ese sábado, según reseñó el portal colombiano de El Tiempo.

Otra parte de la historia está en las declaraciones del capitán involucrado en el incidente, que desencadenó la muerte de Dylan.

El Tiempo tuvo acceso a apartes inéditos del testimonio del oficial, identificado con el número 003478, con 15 años de servicio y 200 procedimientos con el Esmad (Escuadrón Móvil Antidisturbios), en los que insiste en que siguió protocolos e instrucciones por radio de tres superiores: el comandante del Esmad, coronel Néstor Raúl Cepeda; el subcomandante de la Metropolitana, Javier Martín Gámez, y el de la región móvil antidisturbio 1, mayor Jhon Alexánder Socha.

Además de información confidencial sobre el caso, El Tiempo reveló este sábado detalles de cómo la Alcaldía de Bogotá y el Gobierno abordaron el episodio, que se convirtió en uno de los puntos de inflexión en la protesta social que vive Colombia desde el 21 de noviembre.

En los folios del expediente hay dos declaraciones del capitán del Esmad, que –según le dijo a este diario uno de sus compañeros– había llegado el viernes anterior a Bogotá tras una larga jornada de operativos en Nariño y Cauca.

Soporte psicológico

Todos creían que tendrían descanso, pero por la situación, que incluyó un toque de queda, se suspendieron licencias y vacaciones en toda la Fuerza Pública.

Por eso fueron citados el sábado y en el armerillo eligieron de manera aleatoria su equipamiento. Solo dos del escuadrón portaban escopeta calibre 12: el capitán y un suboficial.

“A las 14:40 horas, mi coronel Javier Martín Gámez, subcomandante de la Policía Metropolitana, vía radial ordena al señor mayor John Alexánder Socha, comandante del dispositivo del Esmad, intervenir y realizar la dispersión de estas personas, quien a su vez me ordena avanzar e intervenir la aglomeración debido al gran número de personas que intentaban afectar la catedral y generar actos violentos (…), fue necesario hacer uso de la fuerza por medio del lanzamiento de granadas de aturdimiento, gas y cartucho de impacto (…). El procedimiento que se realizó sin novedad”, asegura el capitán.

Casi una hora después, él y sus 19 hombres –17 patrulleros y 2 suboficiales– recibieron la orden de ir hacia la sede del Icetex (Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior).

“Al pasar la carrera 5.ª se incrementa el lanzamiento de objetos contundentes contra el Esmad. En esos momentos, frente a nosotros se produce una explosión. De inmediato, se lanzan gases ya que los agresores se encuentran a poca distancia (…). Somos atacados desde los costados y, al acercarnos a la calle 19 con 4.ª, observo cómo varias personas que cubren sus rostros lanzan elementos contundentes, y ante el incremento en la agresión y la detección de este nuevo peligro inminente, tomó la decisión de disparar una munición de impacto contra los agresores”.

Y aquí empieza a narrar el momento que, según ha dicho, truncó su vida para siempre y hoy lo tiene con soporte psicológico y bajo investigación.

“Al instante se observa que una persona cae al suelo, tratamos de acercarnos para socorrerlo, pero las personas se agrupan rápidamente impidiéndolo. Los primeros auxilios son brindados de forma inmediata por funcionarios de la Alcaldía, Personería Distrital y otros ciudadanos”, se lee en el documento.

El capitán añadió en otro relato que apuntó a las piernas de un grupo y que Dylan se atravesó en la línea de fuego: “El estudiante corría agachado, lo que hace que reciba el impacto en la cabeza”.

Además, dijo que, desde su radio, pidió en 4 ocasiones una ambulancia y desde un principio admitió su responsabilidad: “Fui yo quien accionó la escopeta”.

En su defensa también asegura que en al menos tres ocasiones bajó la escopeta, porque los muchachos que bloqueaban la calle 19 con carrera 4.ª estaban a menos de 30 metros.

Ya se recuperó una cámara del Distrito que grabó esos instantes y a los jóvenes tirando objetos. Otra cámara muestra a Dylan con una pañoleta en el rostro, un morral y un guante rojo, con el que devolvía los gases al Esmad.

El oficial, al que solo le figura una sanción –por no dejar una minuta de un CAI a su cargo–, asegura que siguió los pasos previstos en protocolos. El primero fue el diálogo con la personera Esmeralda Caro Gómez y con gestores sociales sobre el bloqueo, y la presencia del grupo de jóvenes. Tras agotar ese paso, dijo: “Mi coronel me dice que proceda”.

Después, se usaron gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento, y luego, la escopeta.

Dispositivo humanitario

Dylan fue trasladado al hospital San Ignacio, donde se hicieron presentes la secretaria de Educación del Distrito y las ministras del Interior y de Educación.

Luego de que Denis, su hermana mayor, narró la situación jurídica de su mamá, Jenny Alejandra Medina –presa por hurto–, las carteras de Interior y Justicia revisaron y ampliaron protocolos sobre permisos a detenidos.

El domingo en la mañana, cuando la situación clínica de Dylan se agravó, se solicitó el traslado de Medina de la cárcel de Jamundí a Bogotá. Todo en coordinación con el Inpec (Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario).

Inicialmente, se intentó buscar un vuelo comercial desde Cali, pero terminó ejecutándose el dispositivo en un avión de la Policía.

A Medina la esperaba en el aeropuerto un funcionario del Distrito en una tanqueta del Inpec, que tomó rumbo a la clínica.

Después del fallecimiento de Dylan, la noche del lunes 25 de noviembre, se buscó una funeraria.

Una empresa privada, cuyo vocero accedió a hablar, aseguró que se hicieron cargo de todos los gastos y que la hermana de Dylan solicitó que no se publicará ningún obituario.

“El cuerpo no fue cremado, por hacer parte de una investigación en curso”, dijeron.

La ceremonia religiosa la ofició el padre Francisco de Roux –cabeza de la Comisión de la Verdad–, y se optó por la privacidad. La madre de Dylan llegó a las honras fúnebres en carro particular, custodiada siempre por dos guardias del Inpec.

Y si bien la mamá del joven continúa en Bogotá, no seguirá recluida en la cárcel El Buen Pastor: será regresada a Jamundí.

Ahora, la Judicatura define si el caso por la muerte de Dylan es competencia de la jurisdicción militar o de la justicia ordinaria.

NAM/Diario El Tiempo