No son muy distintos los testimonios que relatan los migrantes venezolanos una vez salen de Venezuela y experimentan la sensación de poder denunciar sin que ello represente una amenaza a su integridad y la de sus familiares. Es el caso de una doctora, médico cirujano, merideña que, por participar en las manifestaciones en 2017, fue apresada y luego perseguida, según relata.
Se trata de Alexandra Albarrán, una joven médico que, según afirma, su único pecado fue pertenecer a un partido político de oposición y manifestar pública y libremente su descontento con el actual Gobierno, haciendo uso del derecho a la protesta pacífica.
“Toda esta pesadilla comenzó en 2017. Eran días de muchas manifestaciones, porque el país vivía momentos realmente dramáticos. La escasez de alimentos y medicinas, los apagones, el alto costo de la vida, la represión, la inestabilidad económica y el difícil acceso a los centros de salud, generó en quienes buscábamos una alternativa de Gobierno digna a que manifestásemos amparados en el derecho que nos otorga la Constitución de la República, pero, eso fue el detonante para que se iniciara un ensañamiento en nuestra contra”.
Albarrán contó que, el día 8 de mayo de 2017, en una de las actividades de calle convocadas por la oposición en Mérida, llegó un piquete policial y los amedrentaron.
“Ese día, la marcha llegó hasta la Gobernación de Mérida, expresábamos nuestro rechazo a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) y se nos acercaron unos funcionarios armados y comenzaron a lanzarnos lacrimógenos y perdigones bajo la premisa de que estábamos conspirando y alterando el orden público”.
“Pero, lo peor llegó después –detalló- Me llevaron detenida al comando policial y allí me retuvieron hasta que, gracias a la gestión rápida de mi familia y a través del abogado que ellos consiguieron pude salir libre, pero, no era para vivir tranquila, la libertad era para ser perseguida”.
Raptada
La médico relató que desde ese momento, mayo de 2017 hasta el año 2021, fueron amenazas, mensajes, amedrentamiento, persecución. “Pero, el 5 de agosto de 2021, unos funcionarios llegaron a mi casa y allí, sin una orden ni una explicación, me esposaron, me vendaron y me llevaron raptada hasta un sitio que aún no identifico”.
“Allí –prosiguió- fue golpeada y amenazada de muerte por participar en hechos que, según ellos, están tipificados como delitos de traición a la patria. Allí, mi familia fue extorsionada por mi libertad y desde entonces, decidí huir en carrera por temor a mi vida y a la de los míos”.
Albarrán, como muchos otros migrantes, optó por huir de Venezuela e iniciar los trámites para solicitar asilo político en los Estados Unidos. Se trata de una médico menos para el país y otro testimonio de lo duro que ha sido militar en la oposición venezolana.
NAM/Redacción
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