Para obtener el permiso de construcción, la familia Ortiz del Basto tuvo que garantizar los recursos para el mantenimiento de la obra y, pese a las transformaciones experimentadas, el centro de salud nunca ha dejado de prestar su servicio a la ciudadanía. Al principio se le conoció con el nombre de Santa Ana, más adelante Hospital de Caridad, Casa de Beneficencia y por último Hospital Central Dr. Urquinaona. Es una historia muy interesante, conócela.
El funcionamiento de esta institución data de hace casi cuatro siglos. El expresidente de la Academia de Historia del Zulia y autor del libro Maracaibo y los 400 años del Hospital Central, Ernesto García Mac Gregor, manifestó que “existe suficiente documentación para asegurar que el Hospital de Santa Ana fue construido el año de 1608 y ha mantenido ininterrumpidamente su actividad en el mismo lugar”.
El matrimonio conformado por Francisco Ortiz e Inés del Basto, solicitó autorización al obispo de Venezuela, Fray Antonio de Alcega, para construir un hospital bajo la advocación de Santa Ana, en el solar de la ermita del mismo nombre que habían fundado.
La licencia habría sido concedida el 18 de julio de 1608 y meses después se concretó la inauguración. “Los enfermos eran atendido por los propios esposos Ortiz de Basto y dos esclavos, con curaciones sencillas y uso de bálsamos”, señala el Diccionario General del Zulia, de Luis Guillermo Hernández y Jesús Ángel Parra.
Transformaciones
El templo de Santa Ana, su eterno vecino, ha mantenido el mismo aspecto desde el siglo XVIII, pero el hospital, sí ha recibido algunas transformaciones a lo largo de esos cuatro siglos de existencia, principalmente, dadas a consecuencia de la necesidad de mantenerlo en pie.
“La actual fachada corresponde a la última remodelación realizada a finales de los años 20”, cuando llevaba el nombre de Casa de Beneficencia.
“En la época que se levantó había que pedir permiso para realizar la donación de la obra, tanto del nosocomio como de la iglesia. Para que se concediera, el donante debía garantizar los recursos para el mantenimiento”, se apunta en el citado Diccionario.
El obispo Mariano Martí ordenó, en 1774, la primera reconstrucción y ampliación, además de dictar un nuevo reglamento que sustituyó al emitido por el obispo Fray Gonzalo de Angulo.
Luego de 178 años de funcionamiento, se ordenaron nuevas ampliaciones, después de las cuales le cambiaron el nombre a Hospital de Caridad. Igualmente, en1856, y a partir de la reinauguración, comienza a llamarse Casa de Beneficencia.
Una década después, la institución atendió a ancianos, mendigos y enfermos bajo el cuidado de los doctores Juan Evangelista Gando, Manuel Dagnino, Manuel María Durán, Ramón López Sandoval y Graciliano González, con rentas de limosnas del comercio, donaciones de filántropos, productos de la lotería y de las salinas.
A partir de ese momento se siguen registrando transformaciones en las que va ganando espacio hasta llegar a ocupar, a comienzos del siglo XX, el área actual.
Conspiración
Siendo el único centro de salud existente en la ciudad, es lógico que allí fueron a parar todos los enfermos, incluidos los heridos durante la Batalla Naval del Lago y las víctimas de las incursiones de los piratas.
No obstante, la presencia del hospital en la historia de la ciudad estuvo vinculada, incluso, al movimiento independentista, según el historiador Vinicio Nava Urribarrí.
“Allí se reunían los integrantes de un movimiento llamado Escuela de Cristo, en 1812, el cual preparó un alzamiento para el mes de marzo en contra de la corona española y proclamando la República”.
Ese movimiento estuvo encabezado por Crisóstomo Villasmil, el doctor León Campos, Joaquín Vale, Marcelino Vale, Nicolás Leiva, Dionicio Torres y Pedro Lucas Urribarrí, entre otros, movimiento que fracasó por la delación de uno de los miembros.
Atención
Nava Urribarrí recuerda que durante los carnavales de 1959 chocó su vehículo y lo trasladaron al ‘Central’.
“Me ayudaron mucho. Quizá había mejores atenciones de lo que hay ahora en las clínicas privadas”.
En sus cuatro siglos de historia, el ‘Central’ presenta una estructura colapsada que impide la prestación de un servicio acorde con su trayectoria. La institución clama la recuperación de sus espacios para seguir siendo el hospital más antiguo de Latinoamérica.
La última transformación que sufrió la fachada del hospital se ha mantendo intocable, de hecho, al hospital se le anexó una nueva área de emergencia y de consultas a un costado, al lado derecho del Templo Santa Ana, un área totalmente moderna y adaptada a la nueva realidad de la ciudad, pero el hospital original se ha mantenido intacto, de las pocas veces que ha ocurrido en Maracaibo con un edificio patrimonial.
NAM/Zulia Histórica/Moisés Arévalo Piña
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