viernes 26 de abril de 2024

¡ZULIA HISTÓRICA EN NAM! Lago Country Club y Granja Alegría Club: El nostálgico recuerdo de grandes conciertos y mejor diversión (Fotos)

Tal vez su ubicación atentó un poco con su concepto, pero de cierto, el Occidente del país no ha vuelto a tener una instalación de tanto prestigio y grandilocuencia en su concepción arquitectónica como la que representó el Lago Country Club de Maracaibo.

No solo fue el espacio de los grandes conciertos, convocando en él músicos y agrupaciones de primer nivel, sino que sirvió de espacio para cierres de campañas presidenciales, entrenamiento de deportistas de alto rendimiento y fundamentalmente, un espacio sinigual para la diversión familiar. Hoy solo queda las ruinas. Zulia Histórica en NAM te trae el nostálgico recuerdo de lo que fue y ahora es el Lago Country Club.

El docente universitario y arquitecto José Luis Dávila, recuerda “algo” de lo que fue entonces aquella iniciativa. Fue miembro del mismo, formó parte de los primeros asociados y vivió la nefasta transición de una membresía exclusiva a una membresía infinitamente inviable, conoció de cerca su proyecto de construcción que, sin duda, era algo sin precedentes para Maracaibo y para todo el país.

“Fue una iniciativa de un grupo de empresarios, principalmente vinculados con el sector de espectáculos, grandes eventos y entretenimiento. Entonces la industria del espectáculo estaba en su efervescencia y se creó el Lago Country Club, que fue el primero en su tipo, principalmente para albergar en sus espacios los más notables conciertos que recuerda Maracaibo. Después lo secundó Granja Alegría Club, construido al otro extremo de la ciudad, al norte y éste comenzó a restarle visitas y miembros al Country, que estaba ubicado hacia la vía a Perijá”.

El reconocido artista plástico, diseñador y publicista, Douglas Soto, quien trabajó por años en el Departamento de Relaciones Públicas del Lago Country Club, profundiza:

“Ubicado en el Kilómetro 9 vía a Perijá, fue construido por el consorcio La Plana & Asociados en el año 1980, eran los mismos socios del Parque Cementerio Jardines de La Chinita (JARCHINA) C.A. era una sociedad de empresarios muy poderosa acá en el Estado y levantaron ese proyecto con fines recreativos, turísticos y como parte de la industria del entretenimiento, donde tenían grandes inversiones”.

De primer nivel

Soto conoció el club como la palma de su mano y nos refiere sobre sus inmensas instalaciones y todas sus áreas de disfrute:

  • El Gran Salón: Enorme salón de conferencias donde Carlos Andrés Pérez hizo su cierre de campaña para su segundo período presidencial.
  • La Plazoleta: Espacio para grandes eventos al aire libre, como amaneceres gaiteros y conciertos varios.
  • Canchas de Tenis Profesionales: Eran 11 canchas donde practicaban los mejores tenistas de la región
  • Canchas de baloncesto y futbolito: Igual, servía de escenario para equipos consolidados en esas áreas deportivas
  • Pista de Caminar y Ciclovía: Ciclistas la usaban para sus prácticas y la pista de caminar muy bien arborizada.
  • Salones de fiestas (Varios): De distintas capacidades, muy usados para graduaciones, matrimonios, quince años, bautizos, eventos sociales.
  • Área Infantil: Parques para niños con sus columpios y otros accesorios para los más pequeños.
  • Piscina Olímpica: Llegó a entrenar Luca d’Mastro, nadador reconocido en Nado Sincronizado
  • Piscina de Olas (Piscinola): En su momento era la única de todo el occidente del país, luego fue superada por la que se hizo en Granja Alegría Club.

  • Toboganes de agua con piscina: Uno de los divertimentos preferido de los niños.
  • Piscina infantil
  • Restaurantes: Eran varios, incluso uno con vista al lago artificial con sus instalaciones para parrilla. Se solía presentar festivales gastronómicos con chef de todo el mundo.
  • Pizzería: Muy famosa por sus pizzas grandes y esponjosas.
  • Área de Juegos de Mesa (Doble Sena): Mesas para dominó, mesas de pool y billar, mesas para juegos de carta.
  • Carrusel: Era una enorme área de tragos en forma de carrusel, inmensa y muy moderna.
  • Discoteca: Era en su tiempo la más grande del occidente, una instalación de tres pisos para puro baile.
  • Laguna artificial: Contaba con botes a pedal para el público y Kayaks para los deportistas, esta tenía una isla central muy atractiva
  • Caballerizas: Para la práctica de la equitación con caballos de paso
  • Parque Zoológico de Contacto: Con pequeños animales exóticos, entre ellos aves

Los mejores conciertos del país

El Lago Country Club, a través del encargado de eventos, el señor Aldo Fabbricatore, trajo los mejores conciertos de todo el país en esa época de los 80 y principio de los 90, entre varios de los grandes artistas que vinieron destacan:

  • Luis Miguel
  • Chayanne
  • José Luis Rodríguez
  • Las Chicas del Can
  • La Billos Caracas Boys
  • Los Melódicos
  • Wilfrido Vargas
  • Bonny Cepeda
  • Ricardo Montaner
  • Melissa
  • Todos los grupos gaiteros que existían
  • Afamadas agrupaciones de rock and roll y grupos alternativos

Al mismo tiempo, el club era escenario para los grandes eventos privados de familias acaudaladas y medio acaudaladas; eventos sociales, empresariales, políticos, como el cierre de campaña de Carlos Andrés Pérez para su segundo mandato en 1988.

¿Por qué se acaba el club?

Douglas Soto, lo explica al detalle: “Para empezar, hubo mal manejo de los recursos. Hubo malversación y corrupción, hubo desvío de recursos y eso no tenía que ver con el Estado o con los gobiernos, fue un problema administrativo a lo interno, pero luego de eso, hubo un letargo procesal en el tema de la confiscación o congelación de activos y de los bienes y a partir de ahí un olvido total, al punto que los espacios hoy están devorados por la maleza y la decadencia. Nadie se interesó en recuperar eso, en darle otro sentido o el mismo, pero en todo caso de rescatarlo y ahí murió”.

Muchas manos, pocos aportes

“Les dieron cabida a muchos socios –detalla Soto- de muchos estratos sociales, porque, como las cuotas eran económicas, comenzaron a darle acceso a todo el mundo y desafortunadamente eso atentó contra la buena administración; Ahí tú veías policías, amas de casa, obreros, quienes no daban un uso adecuado al club, lo deterioraban, no tenían la cultura para ese tipo de esparcimientos, lamentablemente, hay que decirlo.”

“No podía haber igualdad de criterios en el uso y administración de un espacio –enfatiza Douglas- cuando tienes en el directorio gente de distintos niveles económicos, altos, medios y bajos y ahí comenzó a decaer el club”.

Soto detalla que “la debacle del club viene dada porque les dieron participación –como socios- a todo tipo de gente, incluyendo éstos de clase baja. Ellos llamaron a elecciones y a partir de allí se constituyeron comités de socios de diferentes niveles y eso llegó a tener 5 mil socios y debido a esa situación se generó confrontación entre los socios, pero creada la junta directiva, eso lo toma la familia Urdaneta Besson, porque quien dirige la junta directiva es un juez suplente de apellido Luzardo, pero éste cayó enfermo y lo suplantan estos Urdaneta Besson y en lo sucesivo, debido a las controversias que te mencioné ahí se generó una corrupción terrible; un socio venía a la caja y agarraba pacas de pacas de billetes y se las embolsillaba y luego venía otro y hacía lo mismo, no se asentaban esos movimientos en los cuadernos contables, fue un desastre”.

Embargos a granel

Soto recuerda que un tribunal llegaba dos o tres veces a la semana y se instalaban para embargar aquello: “Empezaron a desmembrar el club; se llevaban equipos, mobiliarios, accesorios, utensilios, lámparas, estructuras y luego mercancía y aquello comenzó a desmembrarlo todo”.

Hubo intentos –cuenta Douglas- de filiales de PDVSA en ese tiempo Maraven, Corpoven que mostraron iniciativa por comprar el club, pero al final no sucedió.

“De tanto embargo que ejecutaron ahí varios tribunales, y viendo que el club estaba ya en mengua, por último, lo que hicieron fue que lo abandonaron. No había recursos para mantener el club, el número de socios empezó a bajar, no se pagaban las cuotas y al final quedó solo, sus instalaciones fueron decayendo por la falta de mantenimiento hasta lo que se tiene hoy, un lugar en ruinas”.

El Lago Country Club fue epicentro para la construcción de un megaproyecto que el entonces alcalde de San Francisco, y ex gobernador del Zulia, Omar Prieto, anunció: La creación de la Universidad del Sur, teniendo ésta como sede las instalaciones del Lago Country Club.

Nunca se supo si el club fue expropiado y pasó a manos del Estado, pero lo que sí se sabe es que su estado es de irrecuperable.

El arquitecto Dávila lo explica: “Es posible que se pueda recuperar, pero saldría más costoso que construir uno nuevo. El daño estructural de todas las instalaciones es profundo y realmente irreversible. Todo está devastado y recuperarlo significaría hacerlo de nuevo”.

Hasta hace muy poco, había allí vigilancia. Una empresa de vigilancia lo tenía en custodia, luego pasó a manos de la milicia. No permitían la entrada, ni siquiera al equipo reporteril que intentó ingresar para tomar de cerca las imágenes, fue imposible. Había que efectuar todo un protocolo burocrático muy engorroso. Sin embargo, gracias a las imágenes satelitales se puede mostrar desde el aire el estado actual del club.

Esta es una vista satelital y panorámica de toda el área que comprende el Lago Country Club. Un espacio inmenso que, en su época dorada combinaba la infraestructura armoniosamente diseñada en una mezcla de arquitectura colonial campestre con espacios decorados de perfecto lujo, donde la creatividad arquitectónica de vanguardia en aquellos años se puso de manifiesto. Hoy se observan las ruinas arropadas de monte, instalaciones costosísismas perdidas que ya no tienen forma de recuperación a decir de los expertos consultados en relación con alguna iniciativa de recuperarlo. Se puede notar las áreas de las canchas de tenis, donde practicaban deportistas de altas competencias regionales e incluso nacionales.

El área de la laguna artificial con su isla central y su barra, que es la misma que se aprecia en las fotos de su fundación, la misma donde se observa una jovencita en un bote a pedal disfrutando por las aguas que bien simularon la exótica laguna que además tenía su isla en el medio que se constituía en toda una novedad, hoy día impacta verla tragada por el monte. La barra al fondo donde las personas degustaban refrecarse con toda clase de bebidas para ese fin, hoy puede apreciarse tapiada por completo.

En otra imagen satelital se deja apreciar toda el área en construcción, donde se situaron las instalaciones sociales del club que, como se observa, era de gran tamaño y de total estilo vanguardista, con su plazoleta central que servía para conciertos y otras actividades. Fue poco a poco siendo desmantelada, desmebrada hasta que al final terminó abandonada y hoy devorada por la maleza que prácticamente la arropó y se la tragó.

La novedosa ‘Piscinola’ se observa tamién en ruinas, si acaso algo del logo del Lago Country Club. Era, como ya se dijo, la primera piscina con olas artificiales de todo el país, se constituyó en referencia para otros espacios que luego fueron levantados en otros estados de Venezuela.

La sensación de estar en una verdadera playa con olas era la gran atracción para los niños y adolescentes que disfrutaban como nadie de la maravillosa atracción y de noche, en las piscinadas nocturnas, se iluminaba con luces de varios colores estableciendo un ambiente sinigual. Los toboganes y sus respectivas piscinas también formaban parte la atracción perferida de grandes y chicos. Deslizarse por ellos era toda una diversión.

Hoy impacta ver el estado en que se encuentran. Son obras de construcción de un costo inmenso. Construir hoy un club de semejantes proporciones valdría una fortuna entera. Los nuevos espacios, en busca más bien de abaratar costos, se limitan a construcciones menos trabajadas y más prácticas. En el Lago Country Club y su competencia, Granja Alegría Club, no se escatimó en construir algo de vanguardia, con todos los elementos de un espacio de primer nivel, por su puesto para clientes al nivel de esos espacios.

Lo que queda es el recuerdo, la nostalgia y las ruinas. Ahí está como un recordatorio de la enorme inconsciencia, de la inmensa indolencia y de lo que significa no saber lo que se tiene hasta perderlo.

Espacios que bien pudieron ser empleados en proyectos de arte, de educación e inclusive de la misma recreación para  lo cual fue levantado. No tuvo dolientes, el tema de los embargos y de las grandes deudas que se cosecharon a su alrededor hicieron inviable para alguna otra empresa poder pensar en recuperarlo y en darle alguna utilidad. Seguramente es guarida de ladrones, de drogadictos y por supuesto de animales.

Granja Alegría y Acuaventura, mismo destino

Granja Alegría Club le salió al paso al Lago Country. En primer lugar, era el boom del momento, los clubes recreacionales hacían aparición como un fenómeno de alta demanda. Pero, el Lago Country quedaba muy hacia el sur y la gente de la zona norte de Maracaibo no se casaba con la idea de acudir desde tan lejos a un club que les quedaba al otro extremo de su zona de confort, así que un grupo de empresarios visionarios tomaron la idea de colocar otro club similar al del Kilómetro 9 y acomodarlo en la zona norte y así nació el exclusivo Granja Alegría Club.

Su concepto arquitectónico fue similar al del Lago County, tal vez con menos áreas y con menores dimensiones, pero, iugalmente atractivo y ostentoso. En éste, el complejo de piscinas superó al del Country. Su atractivo más grande fue el Tobogán Caracol, un enorme y curvilíneo tobogán de agua que terminaba en una enorme piscina en forma de laguna. También contó con piscina olímpica y un par de piscinas con sus respectivos toboganes, full diversión.

Asimismo, contó con tremendo restaurante, áreas sociales, polígono de tiros, zoológico de contacto, canchas de tenis y, posteriormente, le construyeron su piscina de olas que superó en tamaño y espectacularidad a la del Country.

Además, Granja Alegría también fue casa de grandes conciertos y hasta fue sede de la Junta Regional Electoral para unas elecciones regionales, en cuya actividad, por la pugna política, desbarataron los espacios.

Mismo destino

La membresía de Granja Alegría era más exclusiva que la del Country, pero, cuando notaron que hacía falta expandir el número de miembros, comenzaron a ofrecer el espacio a «socios» que no hicieron sino malversar y a querer repartirse las ganancias sin invertir. El resultado está a la vista.

Pasó lo mismo que con el Lago Country; embargos fueron y vinieron, se comenzó a desmembrar el espacio, comenzaron a sustraer de él el moviliario, se comenzó a abandonar el proyecto. La exclusividad pasó al olvido y cuando los clientes exclusivos comenzaron a ver que todo el mundo entraba allí como Pedro por su casa, se desafiliaron. Los afiliados que quedaron no pagaban las cuotas y se fue acumulando una deuda que hizo quebrar al club.

Muchas iniciativas alrededor de su recuperación, pero, ninguna prosperó y a la espera -como de costumbre en este país en sus dilatorios procesos legales- de una sentencia firme en torno al destino de las instalaciones del club, se fue perdiendo hasta convertirse en ruinas que dan dolor.

Muchísimo tiempo después, se intentó levantar -de hecho se levantó- otro proyecto que llamaron Acuaventura Park, un poco para competir con Aguamanía, aquel que también fracasó y que situaron en Vereda del Lago, donde funciona lo que hoy es el único sobreviviente de los grandes clubes recracionales de la capital zuliana, Aquatica Park.

Con Acuaventura, lo que pasó fue que la crisis que golpeó al país, principalmente a una otrora robusta clase media, hoy empobrecida y muchos de sus integrantes idos del país, terminaron secando el proyecto que también sucumbió. Las ruinas de ambos clubes, vecinos entre sí , da realmente mucho dolor. Autoridades sellaron las entradas a los clubes con bloques, en varias oportunidades se impidió el acceso al equipo de reporteros gráficos para tomar las imágenes.

Aquatica Park, sobreviviente y exitoso

Se dice sobreviviente, porque los socios de Aquatica Park tomaron las destartaladas instalaciones de lo que fue Aguamanía y las recuperaron. Es el único club de su tipo que ostenta la capital zuliana y que muestra con orgullo. Sus propietarios se han esmerado y han ivertido bastante para, no solo mantenerlo, sino sumarle en atracción.

Asimismo, han tenido una política de mercado interesante afiliando en él a gremios profesionales, comerciales y empresariales que garantizarán -si se administra bien- la permanencia del espacio, que es ahora el predilecto de toda la familia y donde también se han hecho conciertos, proyectándose cada día más.

 

NAN/Ernesto Ríos Blanco

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