jueves 28 de marzo de 2024

¡ZULIA HISTÓRICA EN NAM! Entre los 40 y los 50 muchas cosas se compraban con la octava parte de un bolívar

Era la moneda de los pobres, servía para comprar comida por unidad –como se ha vuelto a comprar en nuestros días- Los carritos de “a medio” fueron populares por cobrar la ruta corta a mitad de precio. Cepillaos y galletas se vendían por 12,5 céntimos. La locha, ¡Todo a locha! Qué más adelante recordamos cuando la época del ¡Todo a mil! ¿Lo recuerdan, recuerdan la cantidad de tiendas “Todo a Mil” que vendía pacotilla por mil bolívares? De eso no ha pasado mucho, pero del “todo a locha” sí.

El encendido olor a aliño y verduras refritas, que emanaba del fogón de Mercedes Montiel, provocaba ‘delirios’ entre los vecinos que le dieron la fama de la mejor empanadera de a locha. Pronto, su casa era el sitio predilecto, «el huequito» como suele llamarse en Maracaibo a un lugar de aspecto sencillo y «escondido» pero, que te venden es pura calidad.

A las 7.00 de la mañana, comenzaba el desfile de vecinos y transeúntes, atrapados por el irresistible aroma a pedir sus empanadas de a locha en la puerta de casa de Mercedes. Eran desayunos a precios solidarios; buen desayuno, casero, suculento y tan solo por el módico precio de una locha.

La locha es el nombre popular que se le dio a la moneda de 2 ½ céntimos, acuñada en níquel en 1876. Este apodo se trasladó a la moneda de 12 ½ céntimos del mismo tamaño y similar diseño que fue acuñado desde 1896 y la última en circular fue en 1969.

La palabra “locha” parece venir de un vocablo aplicado a los venados en las regiones andinas de Venezuela, pero no se conoce con precisión el origen del término designado a la moneda que también llamaban “cuartillo”.

En medio del ajetreo de tantos pedidos, Minerva, de 9 años, hija de Mercedes, iba a la cocina con sus manos torpes, queriendo meterlas en la masa de los bollos y mandocas. En la bodega, a Minerva le brillaban los ojos frente a las vitrinas, con todas las chucherías que podía comprar gracias a esa moneda de cobre y níquel que llevaba sudada en su puño apretado.

Super rendidor

La experta en numismática del Banco Central de Venezuela (BCV) Florence Tinoco, recordó que la locha fue acuñada por primera vez en 1896 cuando comenzó a valer 12, 5 céntimos y se popularizó desde 1938 al 60.

La locha equivale a 12,5 céntimos y es la mitad de un medio que son 25 céntimos. El medio, es la mitad de 50 céntimos de bolívar o un real; el cual unido a otro real conforman lo que era 1 bolívar.

Ernesto García, ex director de la Academia de la Historia de Maracaibo, evoca los tiempos de los carritos “de a medio” en la ciudad.

“Si te ibas en bus, el medio te alcanzaba para ir y venir del centro a tu casa, porque el pasaje era a locha”.

Entonces, solo había cuatro líneas de transporte que salían de la vieja línea del tranvía: Una era Bella Vista, la otra El Milagro, Los Haticos y Las Delicias.

Los carritos “de a medio” cobraban una locha si el viaje era corto y dos lochitas si era largo. En la ruta de Bella Vista se consideraba corto hasta la bodega American Bar, situada en la esquina de 5 de Julio, donde hoy está la Casa Eléctrica.

El historiador Kurt Nagel Von Jess, recuerda el sabor mezclado de la frambuesa, vainilla y chocolate de las tortas de tres colores; rosadas, blancas y amarillas. “Eran teñidas con anilina y, por encima, llevaban un rocío de polvo achocolatado”.

Un bollo de pan, un plátano, un polo (helado de carrito), un paquete de maní en concha, todo eso al valor de una locha. Además de la locha, existía ‘la puya’ que era una monedita color cobre de 5 céntimos y de menor valor, que, al juntar varias hacías una locha o un medio.

NAM/Zulia Viejo/Jésica Castellanos

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