sábado 20 de abril de 2024

¡ZULIA HISTÓRICA EN NAM! El gran teatro de Maracaibo, conoce su historia y su transformación (Fotos)

El ingeniero León Hoet fue el responsable de la construcción final de la obra que, por primera vez, abrió sus puertas en 1883. Sobre su escenario han desfilado toda clase de artistas y variados espectáculos. Aún hoy sigue siendo el espacio por excelencia para la cultura y la gala en la entidad, de la mano de un personal altamente comprometido y apegado a esta joya histórica y arquitectónica de la ciudad de Maracaibo.

Aplauso cerrado. El público se levanta de sus asientos. Mujeres y hombres gritan emocionados. Es un lleno histórico. Los que no pudieron entrar, se pelean por escuchar desde la calle los ecos de esa voz sublime, limpia, sin las salpicaduras de las vitrolas. ¡Bravo, Gardel! Retumba el Baralt.

Sobre el escenario, sonriendo, el ídolo argentino agradece con el sombrero sobre el pecho. Es la noche del 18 de mayo de 1935. Maracaibo asistió en esa fecha a una función única: fue la penúltima del “Morocho del Abasto” antes de su fatal accidente en Medellín.

Todos conocían a Carlos Gardel a través del cine y por eso, verlo en carne y hueso desde la platea, los palcos o la galería era un acontecimiento mágico.

Habían visto sus películas en ese mismo teatro que desde sus orígenes, hacia unos 100 años, no tuvo otro uso que el de recibir juglares, números circenses itinerantes, recitales, compañías de zarzuelas y otras maravillas.

Maracaibo daba la bienvenida a un grande en su principal teatro, creado en honor al primer americano en ocupar un sillón de la Real Academia Española de la lengua, nacido en Maracaibo el 3 de junio de 1810: Rafael María Baralt.

Que el mismo Carlos Gardel actuara en sus espacios, como lo hizo la pianista Teresa Carreño en 1886, eran demostración que un templo para el espectáculo era necesario en la ciudad.

Aquel escenario rudimentario, con palcos altos y bajos y una cerca de bahareque hecho en 1847, dio con los años un salto con garrocha.

Así comenzó

Todo comenzó con los esfuerzos de la compañía de teatro de Francisco Gallardo, la Sociedad de la Unión y la Sociedad Dramática de Aficionados, entre otros, por empujar la difícil empresa.

En 1852, el Gobierno apoyó levantar una nueva estructura. Allí, en esa esquina de bolsillo, cercana a la Catedral, funcionó durante 25 años.

Pero, los años y el poco mantenimiento desgastaron la construcción. El presidente del estado, Rafael Parra, nombró una junta de fomento encargada de construir un nuevo espacio para el espectáculo.

Fue así como el 24 de julio de 1883 fue inaugurado oficialmente un edificio con un palco con capacidad para 250 personas, con balcones, mármol blanco y madera pulida.

El presidente del Zulia, era José Escolástico Andrade. La obra incluía en sus sótanos unos ventiladores en cuyos ductos de inyección, hechos de tela, se colocaban panelas de hielo para refrescar el ambiente sofocante de la ciudad.

En 1897, este espacio se convierte en cuna del cine nacional, cuando los hermanos Trujillo Durán presentan, por 4 y 5 reales, el cinematógrafo Lumiére y exhiben las primeras cintas grabadas en estas tierras: ‘Muchachas bañándose en el Lago’ y ‘Gran Especialista sacando muelas en el Hotel Europa’.

Con un modesto mantenimiento, el Baralt despidió el siglo XIX. Para finales de 1920 ya comenzaba a hablarse de trabajos mayores, quizá en un campo total.

Vicencio Pérez Soto era el presidente del estado para entonces y estudió un ambicioso proyecto del alemán Heinrich Eichnen, pero finalmente, en 1932, los trabajos quedarían en manos del ingeniero belga León Achiel Jerome Hoet, quien vivía en Maracaibo: “Se construye este edificio en estilo sobrio, con las comodidades y adelantos que reclaman el grado de civilidad y cultura de esta ciudad, y teniendo en cuenta sus condiciones climáticas.

Se trabaja a diario en esta obra y aunque se encuentra bastante adelantada, falta todavía mucho por hacer. Para el 31 de diciembre próximo, se había invertido unos 600 mil bolívares”, cita Leszek Zawisza en su libro ‘León Hoet: Un ingeniero de la vieja Maracaibo’.

El nuevo teatro Baralt fue inaugurado con toda pompa el 19 de diciembre de 1932. Guarda similitudes con la estación del ferrocarril de Amberes, conocida por Hoet durante su infancia en Bélgica, hacia 1912.

El pequeño gran teatro, de 30 por 43 metros, es el mismo de los aplausos de aquel 18 de mayo de 1935, cuando Gardel pisó sus tablas y se despidió para siempre cantando sus logros.

El Baralt en detalles

El proyectista Antonio Angulo decoró el techo del teatro. Un cielo raso pintado de vivos colores pasó a ocultar el plafón, convirtiéndose en una de las más importantes representaciones de Art-Nouveau y de Art-Deco en Venezuela.

La lámpara fue elaborada en bronce con cristales esmerilados, hecha originalmente para iluminación incandescentes y transformada luego para fluorescente.

El telón de boca fue donado por el Gobierno de Barcelona en 1930, realizado por César Bulvena.

Escenario de artistas

Con sus 83 años, Marcos Salom, recordó que una de las representaciones que con mayor agrado presenció en el Baralt fueron las del grupo Estampas Líricas, una revista infantil de danza, teatro y canto.

Opinión con la cual coincidió la directora y formadora teatral Inés Laredo, nacida en 1923, quien recordó que, al llegar a Maracaibo, en 1948, el Baralt fue uno de sus lugares preferidos.

Laredo apreció al pianista chileno Claudio Araú, a la bailarina cubana Alicia Alonso y al Coro de Niños de Viena.

“Los precios de las entradas eran altos, pero la gente se esforzaba por pagar. El Baralt también puso a la gente a cantar zarzuela, por las innumerables revistas que lo visitaron”.

Laredo precisó que en la dictadura de Marcos Pérez Jiménez el teatro universitario fue expulsado de LUZ y pasó a tener como sede el Baralt. Lo alquilaban por día, ensayaban en las tardes y se presentaban en las noches a sala llena.

El rostro de la restauración

En 1998, luego de años de abandono, el Baralt reabre sus puertas. El arquitecto Paolo D’ongia fue el encargado de resolver los problemas ocasionados por el deterioro, estudiar las condiciones generales de la estructura, incorporar materiales novedosos como el aire acondicionado y rescatar la ora original.

Cuando se demolió la platea se localizaron bases de mampostería de la herradura interior del teatro de 1883. Este hallazgo, provocó que los restauradores decidieran conservarlo a nivel de subsuelo, sostenido en una compleja estructura metálica en la cual se creó una pequeña sala de actividades especiales, cita el Diccionario General del Zulia.

El Baralt representa la restauración más importante de Venezuela, aseguró Pablo Salas, uno de los arquitectos que trabajó en el proyecto desde sus inicios, en 1985.

Las pinturas de Antonio Angulo fueron cuidadosamente tratadas para devolverle majestad a las áreas interiores y el edificio anexo recibió también un tratamiento especial como área de servicios, oficinas y baños.

Nuevas tramoyas, equipos de iluminación, butacas, detalles decorativos y una intensa actividad artística devolvieron el brillo demás imponente y antiguo teatro del Zulia.

NAM/L. Suárez/R. Márquez/Zulia Viejo

Síguenos en nuestras redes sociales para que tengas toda la ¡INFORMACIÓN AL INSTANTE!

Visita nuestro sitio web https://noticiaalminuto.com/

Twitter: https://bit.ly/3kpAtzz

Instagram: https://bit.ly/3jh0TnE

Telegram: https://bit.ly/3Dvclo3

Grupo de WhatsApp: https://chat.whatsapp.com/GlOEXjCuQ5I1uQbVzZig4m