viernes 26 de abril de 2024

¡ZULIA HISTÓRICA EN NAM! DÍAS DE ALCOHOLADO Y POLVO SONRISA: Así se acicalaban hombres y mujeres en la primera mitad del siglo XX

Los talcos se usaban para alivianar los estragos del clima muy cálido. Los hombres preferían los sombreros y brillantina para estar presentables, mientras las damas gustaban de utilizar pelucas, pero la magia del talco y del polvo ‘Sonrisa’ son recordados por la gente de la época.

“Pasa pa’ acá buenamoza / que tengo polvo Sonrisa / pa’ que luzcáis en la misa / como pétalos de rosa / aquí tengo el alcoholado / agua florida especial / jabón de olor ideal / y talco muy perfumado”. Esta recordada estrofa de la gaita Mercado de los Buchones, de Astolfo Romero, si bien fue escrita hace 20 años, refleja las costumbres del zuliano para acicalarse en la primera mitad del siglo XX. Los productos que no podían faltar para mantener, no solo la higiene personal sino también la estética.

“El alcoholado era una loción que olía como a jazmín y servía para hacer fricciones para cuando una tenía dolor”, recuerda Eufrocina de Peña, quien nació en 1919.

Sin embargo, el historiador Orlando Arrieta, refiera que se trataba de un perfume que se colocaba luego de afeitarse, “pero, la gente lo usaba todo el tiempo”

“Lo traían de Maicao” añade Blanca de Jesús Corona, contemporánea con doña Eufrocina y oriunda de Perijá.

Olores gratos

Cuando escucha “Jean Marie Forina” doña Isabel Teresa Leal, de 76 años, alcanza a decir sobre este perfume francés: “Era bueno, tenía un olor suave que duraba bastante. Todo era barato para esa época”.

La brillantina, que funcionaba como una loción espesa para armarles el cabello a los hombres, y a las pelucas también, se encontraba entre las preferencias de los zulianos.

“Para evitar pasar varias horas en las peluquerías se hacía habitual que cada mujer tuviera en su casa entre cuatro o cinco pelucas con diferentes peinados” destacó el historiador Orlando Arrieta.

Los sombreros ‘Setson’, tienda que se encontraba en la Plaza Baralt y los ‘Panamá’ que eran de Ecuador, se volvieron famosos.

Desde líquidos para eliminar los callos de los pies hasta talcos para sobrellevar el calor se sumaban a las opciones “para lucir presentables”, recordó también, Rolando Barboza, e 64 años.

Contra el calor

Contra el calor de 36º o 38º centígrados de este clima tropical obligaba a las personas a buscar alternativas para sopesar los estragos del clima. Isabel Teresa Leal, recuerda que la fórmula era: “bañarse y aplicarse el talco, porque uno sale fresco”. Y el polvo Sonrisa, que venía en una papeleta y costaba un real era una de las opciones. “Se ponía en una cajita y se untaba con una mota. Era muy oloroso fino”, concluye Carmen Violeta Martínez, nacida en 1917 en Trinidad y Tobago.

Piel lozana

Las cremas Pond’s y egipcia, que promocionaba la Botica Nueva también eran muy solicitadas, pues mantenían la lozanía de la piel de las mujeres. “Esos productos me gustaban mucho, yo los usé toda la vida”, expuso Isabel Teresa Leal.

“Pasáme el cuté”

El cuté no era otra cosa que el Cutex, esmaltes y pinturas de uñas que salían en las publicidades de Panorama en la década de los 40 y los 50 y se volvieron tan populares que, desde entonces, se quedó grabada la frase “pasáme el cuté” para referirse, precisamente al esmalte o a la pintura de uña, independientemente de la marca de éste.

Igual pasó con las toallas sanitarias marca Modess, que fue una marca en los años 50, pero los zulianos le decían Modess a las toallas sanitarias en general.

Sin malos olores

Desodorante Mum, en la presentación en crema era muy utilizado. Tenía una manera muy particular de aplicación, de acuerdo con el relato de doña Blanca Corona: “Se agarraba con la mano un poquito y se untaba directo en las axilas”.

Elegancia varonil

Los sombreros tipo pajilla y de borsalino se usaban bastante en la época. También era habitual el de guama, pero “para la gente de poca categoría”, aclara el historiador Orlando Arrieta. “Todos en su mayoría venían importados y los traían por el Puerto de Maracaibo”.

Los perfumes traían el mismo destino y existía un departamento para estos productos en la Botica Nueva, la famosa farmacia comercial que funcionó en el famoso edificio de los Atlantes que aún se conserva en la Plaza Baralt.

Cabello armado

“Elegante y destacado quien con Catín va peinado”, decía la publicidad de este producto que era un gel verde. Esta brillantina causó sensación en el público varonil de la época. “Había una que pintaba el pelo”, recordó Antonio Vásquez, de 78 años.

NAM/Viejo Zulia/Annel Mejías

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