Organizaciones humanitarias vinculadas a Naciones Unidas suspendieron sus actividades en algunas partes del noroeste de Siria, donde los bombardeos del régimen y de Rusia ponen en peligro la seguridad de sus cooperantes.
«A 8 de mayo, al menos 16 socios humanitarios suspendieron sus operaciones en las zonas afectadas por el conflicto», declaró el viernes la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
El Programa Mundial de Alimentos (PAM) anunció haber suspendido «las entregas a unas 47.000 personas en ciudades y pueblos (…) bombardeados».
Desde finales de abril, las fuerzas del régimen y la aviación rusa intensificaron sus bombardeos en el sur de Idlib y zonas cercanas, provocando el desplazamiento de unas 180.000 personas entre el 29 de abril y el 9 de mayo, según la OCHA.
Unas 15 estructuras de hospitales y 16 escuelas también se vieron afectadas, según la misma fuente.
«Varias organizaciones suspendieron sus actividades ya que sus locales resultaron dañados, destruidos o están ahora expuestos al peligro» debido a los ataques reiterados, declaró la OCHA en un comunicado.
«Otras suspendieron sus actividades para garantizar la seguridad de sus trabajadores (…) o porque la población que se beneficia (de las ayudas) desertó» de las zonas en cuestión, agrega.
Cinco cooperantes, dos de ellos profesionales sanitarios, habrían muerto en los bombardeos, prosigue la OCHA.
El PAM señaló por su parte que varios trabajadores en organizaciones vinculadas al programa fueron «desplazados debido a la violencia, otros resultaron heridos».
El poder de Bashar Al Asad no logra hacerse con el control de la provincia de Idlib y los territorios insurgentes cercanos, en manos de los yihadistas de Hayat Tahrir Al Sham (HTS), antigua rama siria de Al Qaida, a pesar de los persistentes bombardeos que lleva a cabo desde febrero.
NAM – AFP
