Probablemente nunca te lo hayas cuestionado: ¿sabes cuándo surgió el clítoris? Lo cierto es que se estima que, junto con el pene, apareció en la escala evolutiva hace unos 300 millones de años, con los reptiles. Curiosamente la vagina no aparecería hasta un tiempo después, con los primeros mamíferos. Su término viene del griego antiguo (κλειτορίς), e incluso existía un verbo derivado: λειτοριάζω (kleitoriázō), que significaba «acariciar(se) el clítoris para producir placer».
Solo la punta del clítoris tiene 8.000 terminaciones nerviosas, el doble que el pene. Sin embargo, ha sido siempre el gran olvidado, al no formar realmente parte del aparato reproductor. Está pensando únicamente para dar placer. En su ensayo ‘Tres teorías sobre la sexualidad‘, Sigmund Freud afirmó que la sexualidad de la mujer solo era plena si se llegaba al orgasmo a través de la vagina. La forma de llegar al clímax estimulando el clítoris se veía más bien como un orgasmo de segunda.
Concebido para dar placer
Por suerte, a día de hoy las cosas han cambiado un poco. Tuvieron que llegar los años 60 para recuperar al olvidado clítoris, y fue en 2006 cuando la uróloga australiana Helen O’Connell decidió estudiar su funcionamiento en cadáveres. Con todo ello, a día de hoy sabemos que hay muchas formas de disfrutar del sexo que no tienen por qué ser exclusivamente mediante la penetración. Las caricias, los preliminares, los juguetes sexuales… también existen.
Las preguntas acerca del clítoris, ese gran desconocido, pueden ser muchas. ¿Es mejor ir al grano o acariciar poco a poco hasta llegar a ese botón que produce placer? ¿Cómo debe hacerse? Muchas chicas se quejan de que no se acaricia con suficiente sensibilidad. Lo cierto es que el clítoris es muy parecido al pene, tiene una zona visible que se llena de sangre y se hincha cuando la mujer se excita y que cuando se acerca al orgasmo se retrae contra el hueso púbico para evitar la sobreestimulación. Como es tan sensible, hay momentos en los que es exceso de estimulación puede producir más molestia que placer.
Si algo bueno tiene el clítoris (además de todo lo ya mencionado) es que puedes disfrutar de varios orgasmos. Tras la penetración, ella puede volver a recostarse y entonces es buena idea terminar con sexo oral. Mientras la lengua de él recorre su punto, succionando y haciendo movimientos circulares con la lengua, puede insertar el dedo en su vagina. Esa presión estimulará el cuerpo interno del órgano protagonista de este artículo, por lo que la sensación de placer será mucho más intensa.
El Confidencial