Dentro de las garantías que ofrece la democracia, está precisamente el poder escoger a quiénes van a representarnos en los poderes públicos y por cuál tendencia decantarnos como sociedad y el caso de Brasil, como el de Colombia, el de Chile, el de Perú o el de México, es una muestra de que el poder reside en «el pueblo» en tanto éste tenga la postetad mediante el voto popular, directo y secreto de elegir por cuál tendencia política inclinarse. El triunfo, este domingo, de Luíz Inácio Lula Da Siva (izquierda) en Brasil termina, además, de consolidar un mapa latinoamericano predominantemente izquierdista, en tanto las poblaciones de los distintos países buscan con «modelos nuevos» mejorar sus condiciones de vida.
Lo mismo sucede en países donde predominan gobiernos de izquierda, caso Uruguay, República Dominicana y Venezuela, donde la tendencia es revertir el voto y que triunfen los partidos de derecha, por cuanto, los de izquierda no terminan de satisfacer las expectativas del elector. Uruguay, en este instante está dirigido por un político de derecha, luego de años controlado por la centro-izquierda. Lo mismo ocurrió en República Dominicana, que eligieron a Luis Abinader, un extremo derechista tras años de la centro-izquierda en el poder.
Los casos Venezuela y Cuba son bien particulares; en el segundo no existen condiciones para que la oposición siquiera ofrezca candidatos, allí ha imperado la izquierda desde que Fidel Castro asumió el poder y no ha habido forma de que se democraticen las institucones en ese país. Mismo ocurre en Nicaragua, donde por enésima vez, resultó vencedor Daniel Ortega en un proceso electoral sumamente asimétrico y criticado.
En tanto Venezuela, parece seguir el mismo modelo cubano y, a pesar de que el Gobierno del pesidente Maduro ha soltado algunas concesiones y donde aún se pudiera pensar que el voto masivo será el que decida, la oposición en el país bolivariano está lejos de amalgamar un candidato atractivo, único y suficientemente poderoso como para destronar al oficialismo.
Un Brazil polarizado
El ballotage brasileño de este domingo que le dio el triunfo por una ventaja mínima al PT y marcará el regreso al poder de Lula da Silva mostró un país polarizado y partido en dos, hasta geográficamente. Como ocurre en otros países del mundo, el mapa final de resultados muestra que Jair Bolsonaro triunfó en el Sur y centro de Brasil, en muchos casos con una diferencia importante. Pero Lula da Silva hizo la diferencia en el norte del país, donde en algunos estados arrasó, superando el 70% de los votos.
El actual presidente ratificó sus victorias en los dos estados más poblados del país, San Pablo y Rio de Janeiro, pero no logró estirar de una manera significativa la diferencia que había obtenido en la primera vuelta, lo que era indispensable para interntar revertir los 5 puntos de ventaja a nivel nacional que había obtenido Lula a principio de mes. En San Pablo, Bolsonaro obtuvo el 55% contra 45%, casi la misma diferencia que en la primera vuelta. Eso le alcanzó para convertir en nuevo gobernador su delfín, Tarcísio Gomes de Freitas, pero no para descontar la diferencia con su rival por la presidencia.
En Río de Janeiro, Bolsonaro obtuvo una ventaja similar, llegando al 56,6% de los votos.
En los estados del sur del país, el presidente consolidó su ventaja de la primera vuelta y logró ampliarla levemente. En Paraná, donde recibió el apoyo del ex juez del Lavajato y ministro de su gobierno Sergio Moro, Bolsonaro superó el 62% de los votos. En Rio Gran do sul, el 56%, en Santa Catarina el 69%, en Mato Grosso el 65% y en Acre, Rondonia y Roraima, estados poco poblados en la frontera occidental con Bolivia y Perú ls primeros y en el Norte con Venezuela el tercero, obtuvo sus mejores resultados, superando el 70 por ciento de los votos.
Lula da Silva, en cambio, sustentó su triunfo en un sólida y amplia victoria en los estados del Norte que logró incluso estirar con respecto a la primera vuelta. En Bahía obtuvo el 72% de los votos, en Piauí el 77%, en Pernambuco el 67%, en Paraiba el 66%, en Marañao el 71%, en Rio Grande do Norte el 65%, Alagoa 59%.
El ex presidente que regresará al poder para un tecer mandato también obtuvo una victoria mínima por algo más del 50% de los votos en los dos estados que suelen ser un termometro de Brasil y donde suele triunfar el ganador nacional: Amazonas y Minas Gerais.
Con los votos del Norte, Lula logró romontar la diferencia que Bolsonaro le sacaba en el centro y Sur y superarlo levemente para regresar a la Presidencia. De cualquier manera, debera gobernar con el Parlamento en manos de Bolsonaro y sus aliados, que también comandarán la mayoría de los gobiernos estaduales.
NAM/Agencias
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