El problema del amor pertenece a los grandes padecimientos de la humanidad, y nadie debería avergonzarse del hecho de tener que pagar su tributo. Carl Gustav Jung
Aunque hemos asociado al corazón con el amor realmente el enamoramiento es un proceso que se lleva a cabo en el cerebro.
Los hombres parecen ser más susceptibles a la acción de las sustancias asociadas al amor. Ellos se enamoran más rápida y fácilmente que las mujeres. Por el contrario las mujeres se enamoran más intensamente que ellos, lo que hace las rupturas más difíciles para este género.
Helene Fischer socióloga y antropóloga estadounidense quien lleva 30 años estudiando el amor en más de 178 sociedades ha definido al mismo como un impulso de supervivencia de la especie, tambien sabemos que el amor (ese impulso) ha causado tragedias, guerras, muertes y sigue siendo la fuerza motivacional más grande del individuo.
Hablemos de lo que sentimos al enamorarnos
Con mucha frecuencia se genera en el organismo una “inundación” de sustancias químicas responsables de reacciones físicas como el enrojecimiento de las mejillas, la sudoración de las palmas de las manos, la aceleración del latido cardíaco y hasta las cosquillas del estómago, es decir, el «cocktail» químico del Amor está formado por dopamina, adrenalina, norepinefrina y oxitocina.
Un reciente estudio reveló que no todos los amores son iguales en el cerebro , Es decir, que con cada tipo de amor activa una parte diferente del cerebro, por ejemplo en el amor pasional se enciende el sistema de recompensas, esta parte del cerebro regula y controla el comportamiento e induce el placer. Mientras que en el amor incondicional, como el que se da entre madre e hijos se activa el mesencéfalo.
El enamoramiento aparece cuando se produce en el cerebro un compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas que tiene la capacidad de aumentar la energía física y la lucidez mental.
El cerebro responde a tal compuesto (feniltelamina) con la secreción de dopamina (inhibe el apetito), norepinefrina y oxitocina, provocando que los enamorados puedan permanecer horas juntos sin sensación alguna de cansancio o sueño.
Cuando sentimos el amor la dopamina que se libera empieza a desplegar sus efectos. La euforia, el deseo, la satisfacción, el placer y la plenitud son consecuencia de la acción de este neurotransmisor, que activa las mismas áreas cerebrales que el deseo o consumo de alcohol, el tabaco y otras sustancias adictivas.
Estos compuestos son los responsables de las vinculaciones afectivas permanentes entre la pareja en sus inicios protegiendo posiblemente a la especie el cuidado de la cría.
En caso contrario, a las personas que tienen menos receptores cerebrales de los que se necesitan para recibir la oxitocina, se les dificulta establecer lazos permanentes con su pareja.
Lamentablemente el período de enamoramiento no es eterno, puede permanecer entre de 2 a 4 años pero al final el organismo se va haciendo resistente a los efectos de estas sustancias, hay un efecto tolerancia, es entonces cuando se acaba o comienza una segunda fase donde estan presentes otro tipo de sustancias químicas como las endorfinas de estructura similar a la de la morfina y otros opiáceos, los que confieren la sensación común de seguridad, comodidad y paz, dando lugar a la etapa del apego.
Si queremos conservar aquella pareja que nos ha hecho liberar la explosión de sustancias químicas y ha provocado que nos comportemos y sintamos de manera diferente, es necesario buscar formas efectivas de convivencia y no todo derivado del proceso químico.
Podemos enamorarnos hasta 7 veces en la vida según Helen Fisher, es importante tener claro que el amar pasa por un proceso meramente químico ha ser absolutamente cognitivo y en ese punto tener claridad sobre tomar la decisión de construir una vida juntos, para lo cual es necesario conspirar, utilizar prácticas y hábitos que favorezcan el reencuentro diario con la persona amada.
NAM/DRA. AISQUEL MACHADO
MEDICO-PSIQUIATRA
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