Cuatro personas rescatadas en el mar, una de ellas fallecida, y cinco más siguen desaparecidas. Desde que la embarcación Thor zozobró, cuando iba rumbo a la isla La Tortuga, el equipo de rescate comenzó la búsqueda de sobrevivientes y, oficialmente, continúan las labores, a pesar de que existen pocas probabilidades de encontrar con vida a los náufragos.
Voluntarios, el equipo de guardacostas, el SAR, bomberos y funcionarios policiales se han unido a la búsqueda de las cinco personas desaparecidas que iban en la lancha, pero hasta este 22 de septiembre no hay rastros de Vianney Carolina Dos Santos Morales, Alejandro Osorio Graterol, José Javier Marcano Narváez, Remis David Camblor y Juan Manuel Suárez.
Solo un salvavidas, unas cholitas, una boya y un botellón de agua mineral es lo que han encontrado, pero se desconoce si pertenecen o no a la embarcación siniestrada.
Efecto Cocuyo conversó con el especialista en Salvamento y Rescate (SAR) desde 1974, con un altísimo nivel de credibilidad por su dilatada experiencia, Enrique Martín Cuervo quien respondió de acuerdo con lo que la realidad está mostrando y sin adornos.
Desde el punto de vista técnico, Martín Cuervo califica la búsqueda que ha desarrollado el equipo de guardacostas como correcta, pero señala que se complicó porque los datos recabados hasta el momento indicarían que la lancha pasó de largo y nunca llegó a su destino final, que era La Tortuga.
“Con que hayas encontrado una sola persona con vida, ya hace que la búsqueda haya sido exitosa, tomando en cuenta las condiciones de este naufragio, el lugar donde se produce y la evidente falta de equipos de seguridad en la lancha siniestrada que permitiese un rastreo en tiempo real”.
Para el experto y extrabajador del equipo de Salvamento y Rescate (SAR), fue un “milagro” que se pudieran rescatar a las cuatro personas del Thor, tres de ellas con vida. Fue un avión que volaba hacia el archipiélago de Los Roques, que no estaba en el equipo de búsqueda, el que avistó a más de 14 mil pies de altura a José David Camblor, de 6 años; a María Beatriz Camblor, de 2 años; a Verónica Martínez, de 25 años de edad y el cadáver de Mariely Beatriz Chacón Marroquín, de 41 años de edad, madre de los dos niños.
“Lo califico como un milagro, porque un solo avión pasando de Los Roques hacia el Aeropuerto Caracas, a 14 mil pies, y ve como algo blanco que está como a 20 millas náuticas de su posición, estaba más alto que el pico Naiguatá. En consecuencia, la tripulación vio algo blanco y eso le llamó la atención, enviaron otro avión a chequear y, ¡bingo!, los encontraron con vida”.
Ya no hay nada qué buscar
Martín Cuervo señala que lo que se está desarrollando actualmente es una actividad que el equipo de Guardacostas coordinó con Protección Civil, para colaborar con quienes continúan haciendo la búsqueda, a las que se han sumado otras organizaciones como la Organización Nacional de Salvamento y Seguridad Marítima de los Espacios Acuáticos de Venezuela (Onsa), que organizan las investigaciones en la playa.
Y aunque no hay una declaración oficial al respecto, dice: “Ya la búsqueda está suspendida, ya no hay operaciones SAR para esta búsqueda. ¿Por qué? porque los tiempos de posibilidad de supervivencia, que es lo primero que tú haces y la posibilidad de flotabilidad de elementos que puedas servir, de ser importante para este proceso ya no existen”.
Con sus años y la experiencia de trabajo, está seguro de que es totalmente “inútil” buscar hoy en día con un avión sobre el mar, ya que a su juicio es imposible que se logren encontrar a estas personas, salvo que un milagro ocurra.
Si un milagro ocurre, ha de ocurrir completo, es decir, no se pueden agotar recursos en una búsqueda que, de acuerdo con los parámetros establecidos, tiene un ciclo de inicio y finalización y ese ciclo se ha cumplido.
El rescatista entiende que los familiares tienen deseos de encontrar a sus seres queridos, pero está consciente de que la realidad técnica de una operación de búsqueda y salvamento es otra cosa ya que los recursos son limitados.
“Las búsquedas no pueden ser eternas, son finitas (…) Ya buscaron, encontraron algunas cosas que al parecer no eran de la embarcación; ya los tiempos se han cumplido, ya lo que debería haber llegado a la costa llegó”, dice.
El especialista añade que es muy difícil ver un cuerpo flotando en medio del agua del mar, y esto se complica más por las condiciones que tengan las mareas en los momentos de la búsqueda.
Aunque Cuervo no es el encargado de dar por terminada una búsqueda, explica que la definición de la duración de las búsquedas establecidas dentro del manual del SAR establece que para suspender una operación de salvamento tienes que haber cumplido una serie de pasos, y que a su juicio en este caso se han cumplido.
“El primer paso por ejemplo es que hayas buscado en todas las áreas determinadas y no hayas encontrado nada, de que las posibilidades de supervivencia desaparezcan, en fin hay una serie de elementos más. Ya a estas alturas todo lo que dice el manual de procedimientos está desarrollado y se cumplió”, indica.
Pone el ejemplo de una operación de búsqueda similar, pero en Estados Unidos. Martín Cuervo señala que en el país norteamericano las búsquedas que realizan los guardacostas son de tres días y se suspenden si en ese límite de tiempo no encuentran nada, en la mayoría de los casos.
“Aquí tenemos más de tres días (buscando). Hay que entender eso, por supuesto hay que entender a las familias, hay que entender el dolor, hay que entender todo los que ellos viven, pero también hay que entender que los recursos son limitados”, agrega.
Una y otra vez hay que decirlo
Para el experto es importante que todas las embarcaciones lleven una radiobaliza, que es un equipo que permite la ubicación de la embarcación en caso de un siniestro. En el año 2017, el Instituto Nacional de Espacios Acuáticos (Inea) reforzó una providencia administrativa que indica la cantidad de equipos que tiene que llevar una embarcación antes de zarpar.
“Entre esos equipos aparece por ejemplo la radiobaliza del sistema costa SAR SAR 406, que resiste en agua y cuando se activa la señal va al espacio (satélites), inmediatamente todo el mundo, el mundo, automáticamente todos los centros coordinación de visión van a saber que allí hay una radiobaliza activada, en un centro de coordinación de misión van a saber eso”,
Aunque aún no se han establecido las causas del siniestro del Thor, el experimentado rescatista señala que esa embarcación debió tener una balsa, equipos de chalecos salvavidas y la radiobaliza, que nunca se activó.
No sé si los sistemas de navegación fallaron o si el capitán de Thor cometió un error, se pregunta.
También es importante saber quién está monitoreando los sistemas de seguridad marítima en el país, ya que con accidentes como esto pareciera que quienes laboran en ese despacho no están cumpliendo con su deber.
“Las embarcaciones tienen que tener su equipo. Hay balizas personales, que también sirven para buzos y salvavidas, y que cuestan alrededor de 80 dólares; entonces. ¿tú compras una embarcación de 16 mil dólares y no puedes comprar una radiobaliza personal de 80 dólares?”, cuestiona.
Equipos de rescate
Al igual que otras instituciones gubernamentales, los equipos de rescate también tienen dificultades para reponer su inventario. A juicio del extrabajador del equipo SAR, a los equipos de rescate en el país les falta “de todo, así de simple”.
Martín Cuervo explica que no hay embarcaciones porque el proveedor del servicio SAR es del Inea, que es un ente militar, perteneciente al comando de guardacostas. Los recursos que le suministran a esta institución han ido decayendo y los equipos se han quedado sin mantenimiento. “No se lo venden porque aquí hay un embargo para todo lo que corresponde a unidades militares”, indica.
Continua: “por ejemplo en el caso Thor, la Armada no voló con ningún helicóptero ni ningún avión de ellos, porque supongo que deben tener pero de reserva, por si ocurre un evento de carácter militar; esa es su prioridad. Los que vuelan son los del SAR civil, que son del Inac y el guardacostas
le pide el apoyo y ellos van. Pero esos aviones no son para búsqueda visual, son para búsqueda electrónica y la cámara que tienen está dañada. Y nadie la repara por lo del embargo”, añade.
El experto señala que en el país hay gente entrenada, capacitada y con deseos de servicios, “pero que no hay equipos de calidad para poder trabajar”.
“Esto cambia depende de quien se pierda en el mar porque la búsqueda es proporcional a la importancia de la persona que está a bordo de la aeronave o de la embarcación. Y eso no es de ahorita es desde hace muchos años”
NAM
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