Enamorarse es algo sencillo, por lo menos más sencillo que amar, es realmente un proceso neuroquímico, en el que una seria de hormonas, conocidas como la química del amor, nos hace ver a esa persona especial perfecta, y nos hace desear querer a su lado permanente. Gracias a la oxitocina, dopamina, adrenalina, no sentimos miedos y nos arriesgamos solo para estar junto nuestro ser amado, estamos enérgicos, alegres, es como si flotáramos, mientras las famosas mariposas revolotearan en nuestro estómago y nuestro corazón se dispara a mil cuando estamos por tener ese mágico encuentro.
Pero como todo proceso químico, nuestro se va a adaptando y estas sensaciones van bajando sus niveles y ya podemos estar frente a esa persona sin esa sensación de euforia, aquí las maripositas ya están más tranquilas y probablemente no nos sonrojemos al estar frente a esa persona. Este proceso, puede durar de seis meses a dos años dependiendo de lo que hagan ambas personas para mantenerse en ese éxtasis.
Pero esto realmente no es amor, pero si puede ser el inicio del mismo, aunque debemos entender que también podemos finalizar esta etapa y simplemente desaparece el hechizo. Sino fuiste más allá de lo físico y no valoraste aspectos emocionales, cognitivos y conductuales que sean de tu agrado e inciten a tu permanencia en esa relación, entonces solo te enamoraste, pero no pasarán al siguiente nivel.
Ese nivel que es un poco más exigente, por aquí ya no hay ese torrente químico que nos hace ver todo color de rosas. Aquí entra el componente psicológico, que nos permitirá considerar, que tanto tienen en común, que tan compatible son sus caracteres, que proyectos tienen y si pueden realizarse en conjunto. Aquí ya no hay espejismo, todo es real, y los defectos en algunas ocasiones comienzan a generar cierto malestar, y es aquí donde muchos creen, que ya no hay amor.
Pero aquí es donde comienza, si puedes visualizar lo mejor de esa persona y ambas partes están dispuestos a caminar juntos, trabajando cada uno en los aspectos negativos que puedan hacer pesada la relación y resaltando los positivos que han permanecido aún después de la etapa del enamoramiento. Entonces, desde esa decisión de permanecer, comenzamos a elaborar un constructor de pensamientos que nos permiten “hacer el amor” día tras días y comenzamos a hacer planes a futuro en conjunto, nos ocupamos del bienestar del otro, disfrutamos de su compañía, y vamos dando paso a esa nueva etapa de la relación.
NAM/María Fernanda Prieto
Psicóloga y Sexóloga
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