martes 2 de julio de 2024

¡SÉPALO AQUÍ! Por qué se percibe la sensación de que ahora hay más dólares que bolívares

Venezuela se ha convertido en un país que pasó del blanco al negro. Hoy por hoy es, sin duda, una nación de polarizados contrastes, y su economía es el ámbito que más evolucionó en ese proceso de cambio que parece indetenible.

Luego de un período de estabilidad, abundancia y prosperidad, que tuvo su auge entre 2008 y 2012 con un barril de petróleo a 100 dólares, y durante el cual el Estado venezolano recaudó entre 1999 y 2014 un total de US$960.589 millones (un promedio de US$56.500 millones anuales durante 17 años), según la firma Ecoanalítica, el grifo de dólares del gobierno de Nicolás Maduro está prácticamente cerrado y el flujo de moneda estadounidense se desvió a todos los niveles formales e informales de la economía nacional, lo cual progresivamente ha inducido el desplazamiento, desuso y aparente «extinción» del bolívar, la histórica moneda nacional con la que los venezolanos se han identificado durante 141 años.

La avasalladora hiperinflación de 13.000% acumulada desde 2013 (aunque llegó a su punto máximo de 2 millones por ciento en 2018) y más de 7.000% registrada en 2019, pulverizó y anuló las tres funciones básicas que el bolívar cumplía como moneda nacional en la dinámica normal del bienestar socioeconómico cotidiano de los venezolanos antes del inicio de la crisis en 2013, que solían ser de ahorro, medio de pago y unidad de cuenta.

En la Venezuela actual, el bolívar representa un signo monetario prácticamente artificial y simbólico, usado solo para transacciones pequeñas como pagar el transporte público, pero que en comparación con la magnitud de la crisis ya no representa el elemento financiero que mueve bienes, productos, servicios, producción, comercio, inversiones y transacciones, pues ahora la economía venezolana está pintada de verde casi en su totalidad.

Ante la existencia de una moneda devaluada (el bolívar) frente a la divisa más sólida del mundo, que se ha instalado de facto en el país (el dólar) ha surgido y poco a poco se expandió un fenómeno muy peculiar a partir de la segunda mitad de 2019: hay más dólares que bolívares en la calle.

Según un informe de la firma de análisis financiero Ecoanalítica, el dólar copa ya más de un 53% del valor total de las transacciones que se realizan en Venezuela. Se estima que este año, la preponderancia de la moneda estadounidense alcance el 73% e incluso el 80% de toda la actividad económica en el país, que se ha concentrado en mercados formales con productos y servicios altamente especializados y de alta cotización en dólares (tecnología, servicios profesionales, activos como casas, vehículos, teléfonos) , así como mercados negros que captan un enorme flujo de dólares que ingresa por vías ilícitas (contrabando de efectivo, oro, gasolina y drogas a través de la frontera con Colombia). 

La liquidez en dólares crece exponencialmente en el país bajo el incentivo de que, al no ser detectable ni contable por las autoridades debido a que no existe un sistema financiero oficialmente dolarizado, se hace cada vez más difícil saber cuántos dólares circulan en Venezuela. Ecoanalítica estima que el año pasado se movieron unos $2.500 millones en efectivo y fondos de cuentas estadounidenses, pero se cree que esa cifra llegará a USD 3.500 millones este año debido al incremento en el envío de remesas desde el exterior, así como también por los capitales que muchos inversionistas y empresarios buscarán captar y repatriar al país para hacer operaciones de gran envergadura dentro del territorio nacional.

De acuerdo con el economista Guillermo Arcay, miembro de esa consultora, consultado y reseñado por la BBC Mundo, «es probable que sea ya superior la cantidad de dólares a la de bolívares, cuyo valor total se estima alrededor de 700 u 800 millones de dólares (50 billones de bolívares)».

Esto implica que en el país existe una masa de bolívares que equivale a $800 millones frente a un promedio de $3.000 millones que circulan en billetes verdes dentro de Venezuela, especialmente en las ciudades más dolarizadas del país: Caracas, Maracay, Valencia, Barquisimeto y Maracaibo (86% de las transacciones diarias se hacen en dólares en la capital del estado Zulia).

Por esa razón, en las calles venezolanas se observa una presencia cada vez más creciente de personas pagando desde un café hasta enormes compras de comida y bienes de alto valor con dólares, mas ya no en bolívares.

Sin embargo, esta realidad es un pequeño elemento del contexto absoluto de crisis que vive el país, pues más allá de este «espejismo» de la contracción económica de Venezuela producto de las distorsiones generadas por la hiperinflación y la devaluación del bolívar, solo un 23% de la población tiene acceso a dólares (de ese grupo solo el 10% tiene un buen nivel de vida con altos ingresos de más de $300 mensuales), mientras que el 77% de la población aun trata de subsistir con ingresos en bolívares que van desde un salario mínimo de Bs. 450.000 al mes (equivalente a 6 dólares) a remuneraciones medias de Bs. 4 millones por mes (unos 51 dólares a la tasa de cambio no oficial).

La espiral de crisis, inflación y destrucción de la moneda nacional seguirá profundizándose hasta el punto en que el bolívar entre en un proceso irreversible de desmonetización, es decir, con el auge de la dolarización, el billete de la cara de Simón Bolívar caerá en desuso. De esta forma, el mismo peso y fuerza de la mutación de la economía venezolana obligaría al gobierno de Maduro a implementar medidas progresivas de dolarización oficial del país en los sectores bancario, financiero, laboral, comercial, industrial, profesional, etc.

 

Ricardo Serrano