Rafael Nadal mostró este lunes su cara más sólida para batir sin casi fisuras al holandés Botic van de Zandschulp y meterse por octava vez en su carrera en los octavos de final de Wimbledon (6-4, 6-2 y 7-6(8)).

Bajo la amenaza de un cuarto set con parón previo para cerrar el techo y poner en marcha la iluminación artificial, Nadal festejó con vitalidad extra el triunfo, que asentó con un parcial de 7-0 para 6-4, 3-0. 

Solo en los últimos juegos del tercer y definitivo set dejó Nadal alguna duda, tras despachar una actuación más que convincente para eliminar a un rival que hasta el pasado septiembre si siquiera campeaba entre los cien primeros de la ATP.

Es una victoria de mucho valor porque durante muchos minutos le salió todo lo que intentó, deparando puntos de mucha plasticidad. También el rival, que le pasó varias veces en la red. Otro aspecto que el balear deberá estudiar con su equipo, ya que se acerca a la perfección, está donde quería a estas alturas, aunque conoce muy bien que el trofeo pide más. Y se siente fuerte para darlo.

NAM/Yahoo Deportes