El presidente de Rusia, Vladímir Putin, y su homólogo bielorruso, Alexander Lukashenko, acordaron hoy, al término de tres días de consultas, continuar los procesos de integración en el marco del Tratado de la Unión entre ambos países, en momentos en que las relaciones entre las dos repúblicas exsoviéticas pasan por un mal momento.
Putin señaló, no obstante, que habrá analizar diversos aspectos de dicho tratado, firmado en diciembre de 1999, ya que algunos de ellos quedaron obsoletos y deben ser actualizados.
«Con toda la franqueza nos decimos el uno al otro que no somos eternos y algún día nos iremos. Y ¿qué dejaremos a nuestros hijos? ¿Cómo van a continuar nuestra política? Todo eso no puede dejar de preocuparnos», dijo Lukashenko, citado por la agencia Interfax, en el balneario ruso de Sochi, que acogió las consultas.
Al mismo tiempo, Lukashenko quiso dejar claro que la soberanía es «sagrada» para Bielorrusia y que los procesos de integración entre ambos países no la van a afectar.
«No tenemos ningún problema con la soberanía. No discutimos los problemas en ese contexto, pues partimos de la base de que hoy somos dos Estados», aseguró.
El líder bielorruso puso así coto a las informaciones publicadas por diversos medios sobre los planes de Rusia de integrar a su vecino eslavo.
«Ustedes, por ejemplo, los rusos, ¿están dispuestos a ceder soberanía o comerciar con ella?», inquirió a los periodistas.
Con todo, aseguró que los presidentes de ambos países no hacen más que «cumplir la voluntad» de sus pueblos, por lo que están dispuestos a ir tan lejos en el camino de la integración como lo deseen los propios ciudadanos.
Putin, por su parte, sostuvo que actualmente no hay países «completamente independientes» y que el de hoy es «un mundo de interdependencias».
Para corroborar sus palabras, el líder ruso puso el ejemplo del Parlamento Europeo que «aprueba más decisiones de cumplimiento obligatorio para sus miembros de lo que lo hacía el Sóviet Supremo de la URSS para las repúblicas soviéticas».
El principal problema en las relaciones ruso-bielorrusas ahora no son los rumores sobre una posible unificación, sino la ya conocida como «maniobra fiscal» rusa, en virtud de la cual Moscú eliminará para 2024 el descuento a los aranceles a las exportaciones de petróleo a Bielorrusia, que actualmente es del 30 por ciento.
Esa decisión perjudica a Bielorrusia, que ya calcula las pérdidas en hasta 10.800 millones de dólares.
En su momento, Lukashenko criticó al Gobierno ruso por suspender las negociaciones sobre las compensaciones que pretendía recibir Minsk por esa maniobra fiscal y acusó a Moscú de comportarse como si ambos países ya no fueran pueblos «hermanos».
Según Lukashenko, durante los tres días que duraron las consultas bilaterales en Sochi, el asunto de la «maniobra fiscal» no llegó a ser tema de discusión.
NAM/Efe/Kariana Aular
