viernes 19 de abril de 2024

¡REFUGIOS! Denuncian que 80 migrantes venezolanos sufren penurias en Bogotá

Ochenta migrantes venezolanos que aceptaron ser trasladados como refugiados «provisionales» en un campo de fútbol en Bogotá, se enfrentan desde este martes, por una parte al rechazo de los vecinos del lugar, y por la otra a las precarias condiciones del alojamiento, reportan agencias.
Como fue anunciado, las autoridades colombianas los llevaron a un campo de fútbol lleno de carpas amarillas con catres, el primer campamento para migrantes venezolanos en Bogotá, lo cual provocó la protesta de residentes ante los temores de que sus nuevos vecinos lleguen a delinquir y con enfermedades.
Los migrantes que fueron llevados al campamento estaban viviendo en un parque afuera de una estación de camiones en condiciones consideradas como un posible riesgo para la salud pública. Familias con niños pequeños vivían hacinados a lo largo de ferrovías y cocinaban en fogatas. Muchos llegaron a Bogotá tras días de caminata y sin suficiente dinero para alquilar un cuarto, según reportó la agencia AP.
Cuando las autoridades transportaban a los venezolanos al nuevo campo en Bogotá, una docena de residentes molestos se pararon frente a la cerca en un intento por bloquear su llegada. Los residentes en un gran condominio nuevo se sentaron en sus balcones que ahora tienen vista al campo de carpas amarillas, y tomaban fotos.
Varios expresaron su enojo de que las autoridades no les avisaran antes, mientras otros se preocupaban de que los venezolanos les quitaran sus empleos.
Por otra parte, algunos de los reubicados expresaron su decepción por las condiciones del lugar habilitado para recibirlos.
«Quedé bien impresionada porque se nos dio una información y cuando llegamos conseguimos otra. Allá se nos dijo que íbamos a tener luz, agua y gas. Aquí veo que no hay luz, no hay agua, no hay gas, no hay nada», dijo Elsy Rojas, quien abandonó Venezuela con su hija pequeña y su marido.
En declaraciones a la AFP, Rojas, profesional docente de 45 años remarcó que en el sitio donde estaban antes podían por lo menos bañarse y cocinar. «Nos están como acorralando, presionando para que uno tome la decisión de irse rápido», añadió.
NAM/AVN