viernes 19 de abril de 2024

¿QUÉ ES EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD? Guía para celebrarlo hoy 21 de diciembre

El 21 de diciembre es el Día del Espíritu de la Navidad, una celebración que aunque no tiene origen católico ha extendido su ritual a las personas que buscan atraer la paz y la prosperidad.

La llegada del Espíritu de la Navidad ocurre el día del Solsticio de Invierno. Específicamente visita la Tierra las dos últimas horas del 21 de diciembre, es decir, entre las 10 y las 12 de la noche. La tradición dice que el Espíritu de la Navidad llega a los hogares donde se le da la bienvenida y él recibe las peticiones y deseos de sus creyentes y los reparte en salud, abundancia y amor el año siguiente.

Esta es una tradición de origen celta, pero con el tiempo ha ido metiéndose en diversas culturas. La leyenda dice que un hermoso, alegre y bondadoso ser llegó hasta las tierras nórdicas (Escandinavia) en esa fecha procedente de un mundo muy lejano. Él visitaba los hogares de las personas de buen corazón para concederles los deseos más preciados. Su apariencia física se relaciona con San Nicolás, Santa Claus o Papá Noel, aunque usaba túnica se representa en color amarillo.

Para recibir el Espíritu de la Navidad las personas se reúnen en un hogar que debe estar ordenado, limpio y lleno de alegría y armonía. Esto, debido a que la fecha es un momento de purificación. Hay tres elementos que no pueden faltar en el ritual:

  1. Velas de colores: azul (paz), amarillo (alegría) y rojo (amor). Se pueden agregar otros colores pero siempre tienen que ser en número impar. Éstas se colocan en forma de triángulo o estrella en una mesa.
  2. Inciensos y esencia de mandarina. También es propicio tener mandarinas y colocarlas a manera de decoración en la mesa donde estarán las velas.
  3. Papel y lápices, suficiente para las personas que estén reunidas.

Para comenzar el ritual del Espíritu de la Navidad se encienden las velas en el sentido de las agujas del reloj; así como también los inciensos. La esencia de mandarina puede esparcirse en pequeñas gotas en las esquinas del hogar. Luego, se abren puertas y ventanas y se hace una oración de bienvenida para el Espíritu de la Navidad.

Primera oración

“En el nombre de Dios Todopoderoso le damos la bienvenida al Espíritu de la Navidad para que descienda con su energía y sea concedida por todos los presentes llenándonos de amor, paz y prosperidad.

Bajo el auspicio del amado Espíritu de la Navidad, bendecimos la perfección contenida en estas peticiones de todos y cada uno de nosotros, para que se manifieste en nuestra vida y nuestro mundo, para el bien nuestro y el de toda la humanidad”.

Segunda oración

“Le damos la bienvenida al Santo Espíritu de la Navidad, quien baja a este planeta con la misión de dar.

Te saludamos, reconocemos y bendecimos. Te damos las gracias por la maravillosa labor de amor, alegría y paz que realizas. Abrimos las puertas de nuestro corazón y de nuestro hogar, por ser nuestro huésped privilegiado al festejo. Aceptamos y recibimos la concesión de abundante provisión para mí, para mi familia, mis amigos y para toda la humanidad.

Invocamos la ley del perdón, la llama violeta transmutadora y la llama rosa de amor divino, para disolver con amor todo lo inarmonioso durante estas navidades en este hogar y en el planeta. Luz a la tierra, de manera que la paz, el equilibrio, el bienestar y la alegría llenen a nuestras vidas y el mundo entero.

Somos la fe que mueve montañas. Somos la esperanza de dar y recibir en grande. Borramos la limitación y escasez y nos abrimos a la abundancia.

Que el fuego sagrado de la transmutación limpie y purifique la Tierra durante estas navidades, para que el Espíritu de la Navidad se encuentre bien en el tiempo que nos visita, y pueda cumplir su labor sin interferencias”.

Tercera oración

“Con infinito amor te saludamos, amado Espíritu de Navidad, dándote las gracias por el honor que nos haces al visitar este hogar. Rogamos a tu infinita bondad nos concedas los deseos que aquí te expresamos, para bien de la humanidad, de mi familia y de mí mismo.

En nombre de Dios, en armonía para todo el mundo, de acuerdo con la voluntad divina, bajo la gracia y de manera perfecta, damos gracias al Espíritu de la Navidad por su generosidad. En esta hermosa fecha que estamos viviendo, entregamos estas peticiones para que si está en ley sean cumplidas de manera perfecta. Deseamos que tu infinito Amor y Bondad acepten de antemano el agradecimiento por estos favores que serán cumplidos”.

Parte del ritual incluye una reflexión personal en la que se muestra arrepentimiento por las acciones individuales que pudieron ir en contra de los propios deseos o que afectaron el logro del bienestar ajeno. Si el año previo se hizo una lista de deseos, se recorta una a una cada petición y se van quemando para cerrar el ciclo. No sin antes agradecer los anhelos cumplidos.

Después, se hace una lista nueva para el año siguiente, la cual se pasa por el humo del incienso y por las velas (sin quemarlo), se dobla y se guarda en un lugar seguro hasta el próximo 21 de diciembre.  

Las velas se deben consumir completamente y el ritual puede incluso terminar pasadas las 12 de la noche, pero siempre es importante comenzarlo en las horas que se recibirá la visita del invitado de honor.

¿Cómo escribir los 21 deseos?

El Espíritu de la Navidad, como su nombre lo indica, tiene un matiz espiritual más que material. Es por ello que lo más importante que se pide en la carta de deseos gira en torno a esas pequeñas cosas intangibles que llevan a la felicidad plena.

Los deseos se redactan comenzando por las peticiones generales hasta llegar a lo individual. Por ejemplo, se inicia pidiendo por la humanidad, luego por el país, siguen los grupos familiares y de amigos y, por último, solicitudes personales.

Paz, menos pobreza, tener valores, erradicar malos hábitos o vicios, guardar la salud, mejorar o mantener las relaciones personales y laborales, son el tipo de deseos que se agregan a la lista.

La ocasión es propicia para imaginar la Tierra cargada de luz, felicidad, paz, amor, armonía y con menos egoísmo, ansiedad y tristezas. Es un momento para reflexionar, llenarse de propósitos y metas individuales y colectivas que puedan hacer la diferencia.

NAM/LA NOTICIA