Tomar se ha convertido en un lujo. Un placer para pocos. Los altos costos han hecho cambiar la rutina de muchos que ahora solo tienen para comprar licor de baja gama y no darse el lujo de whisky o ron de categoría.
Ni hablar de unas cervezas. La tradición de unas “poquitas” se está extinguiendo, ya que cada una de las birras está oscilando en 4 mil y cinco mil bolívares. Una caja de frías está alrededor de los 120 mil.
Organizar una fiesta es un lujo. Si se cuenta con un presupuesto módico a lo mejor podría alcanzarle para una botella de ron de baja gama o el criollísimo cocuy de penca.
Los gustos han cambiado. Las bebidas que antes eran consideradas ‘desechos’ ahora son la primera opción en las clases populares. En el segmento A, el whisky pasa a segundo plano y se prefiere los rones venezolanos de lujo que su máximo precio está en los 800 mil bolívares.
Y si solo se conforma con una sangría fría cada botellita se cotiza en 50 mil. Así que para beber en esta feria o navidad, prepare su bolsillo para una cuantiosa inversión y una resaca tormentosa.
NV1/Manolo Portillo
Fotos y vídeos: Modesto Quezada/Richard Calatayud
