jueves 9 de mayo de 2024

¡PEREGRINACIÓN EN SILENCIO! Fátima, sola en la explanada interminable (FOTOS)

Rodeada de niebla y de apenas medio centenar de personas, la Virgen de Fátima ha procesionado un 13 de mayo más en la explanada de su santuario, un vasto recinto que acostumbra acoger a 200.000 personas, pero que este año, vacío por coronavirus, parece haber multiplicado su tamaño.

Nunca hubo tan poca gente en Fátima en esta fecha de conmemoración de la aparición de la Virgen que, según la tradición, se produjo ante tres niños pastores hace ya 103 años.Tampoco tanto silencio.

Fátima estuvo cuajada hoy de situaciones inéditas: el encogimiento de hombros de los trabajadores del santuario al abrir la puerta que da a la explanada desierta («Es lo que hay») o el vacío de las zona de las velas, donde solo Pedro Luz enciende algunas que representan «promesas» de quien no puede venir, fueron dos ejemplos.

Igual que lo fue la emoción de los escasos presentes, que este año no era solo de fe, también de pena.

«Es una tristeza ver todo esto así», suspira Pedro Luz. Con su bata amarilla y una gorra, este trabajador del santuario cuenta a Efe que tras 12 años de ver multitudes no se acostumbra a la explanada vacía.

«Aquí no se podía estar en mayo del año pasado, esto era grande como el estadio del Benfica», recuerda.

Así que la peregrinación se ha realizado sin peregrinos por primera vez en la historia de Fátima. Siempre en exteriores, en la capilla de las apariciones y en un altar a los pies del templo, se ha oficiado una misa a la que se ha permitido acudir sólo a aquellos que desempeñasen un papel en las ceremonias.

También hubo sillas para una veintena de representantes de las diócesis y, durante la procesión de la imagen de Fátima hasta el altar, donde se realizó la misa, se reservó lugar para representantes de los «cuidadores» en esta pandemia: médicos, enfermeros, asistentes, bomberos y trabajadores de residencias de ancianos.

El resto de la explanada, casi un escenario para una treintena de reporteros nacionales e internacionales, mientras que en la columnata derecha del santuario una decena de trabajadoras del recinto, bien abrigadas y con mantas sobre las piernas para protegerse de los 10 grados que marcaba el termómetro, seguían atentas la ceremonia.

NAM/EFE