viernes 26 de abril de 2024

¡PARA TODOS LOS GUSTOS! Netflix: Una antología animada con sexo, violencia y ciencia ficción

Love, Death and Robots. Creador: Tim Miller. Voces: Nolan North, Topher Grace, Helen Sadler, Chris Parnell y otros. Disponible en: Netflix

La prehistoria de esta serie se puede rastrear hasta el año 1974, con el debut en Francia de la revista de antología de historietas de ciencia ficción Metal Hurlant, en la que publicaban talentos del cómic europeo como Moebius, Enki Bilal, Philipe Druillet, Milo Manara o Tanino Liberatore.

Tres años después, tras un encuentro fortuito en París entre un ejemplar de la revista y el editor de la publicación satírica National Lampoon, se lanzó la versión norteamericana, llamada Heavy Metal, que presentó a estos artistas europeos a la insular cultura de los Estados Unidos.

Su éxito e influencia fueron enormes, al punto de que en 1981 se estrenó un largometraje de animación homónimo, que incluía adaptaciones de algunas historietas y relatos originales que reproducían la combinación de ciencia ficción, sexo, violencia y surrealismo lisérgico característica de la revista.

Tiempo después llegó una secuela (de la que es mejor no hablar) y, finalmente, en 2009, el plan de una segunda secuela, capitaneada por el realizador David Fincher y el animador y futuro director de Deadpool, Tim Miller. Tras años dedevelopment hell, el proyecto fue abandonado, hasta que resurgió con los mismos productores pero ya no bajo el paraguas de Heavy Metal sino con la tutela de Netflix .

Aunque la revista ya no es parte de la ecuación, los cortos producidos por Fincher y Miller preservan la formula original de sexo, violencia y ciencia ficción, como deja claro el eufemismo «Love, Death and Robots» del título. Por esto, se sienten un poco de otra época, ya que hoy pocos programas se atreverían a exhibir desnudos femeninos totalmente gratuitos, aunque sean dibujados (como el prolongado strip tease registrado como si fuera una sex-cam y animado en un CGI hiperrealista de «The Witness») para evitar ser boicoteados por sexistas. Al mismo tiempo, a cuarenta años de la era dorada de Metal Hurlant, las referencias ya no son a la historieta europea sino a rubros que tuvieron más peso en la animación de los últimos años como el animé o las innovaciones implementadas en el CGI por los videojuegos.

Estos dieciocho cortos de entre seis y 17 minutos presentan la misma paradoja que las películas en episodios: su calidad es muy consistente en los rubros técnicos pero muy inconsistente en los guiones. En vez de inspirarse en historietas, esta vez se decidió, con algunas excepciones, adaptar relatos de escritores reconocidos que, hasta ahora, nunca habían llegado a la pantalla, entre ellos Alastair Reynolds, célebre por sus space operasgóticas, y John Scalzi, uno de los pocos desde Douglas Adams que logra combinar con efectividad ciencia ficción y humor. Claramente, los guiones más logrados son los que están formateados por los relatos de estos escritores, en especial los de Scalzi, como «Alternate Histories» en el que seis muertes prematuras de Hitler producen seis historias alternativas mucho peores que la real o «When the Yogurt Took Over», en el que un pote de yogur adquiere conciencia y conquista el mundo. Los otros, en cambio, se sienten como un boceto sin final (En «Sucker of Souls» unos arqueólogos se encuentran con una criatura sedienta de sangre, escapan, se encuentran con más criaturas, fin) o tremendamente derivativos («Suits» es la combinación de los exoesqueletos gigantes de Aliens con los insectos extraterrestres de Starship Troopers).

El balance, de todos modos, es muy positivo, ayudado por una incorporación tecnológica de Netflix: el orden en que se presentan los episodios no es fijo, sino que varía de acuerdo a las elecciones previas del televidente. El algoritmo ya no solo nos dice qué ver sino cómo hacerlo. Su evolución en el futuro cercano bien podría ser un capítulo de esta serie.

La Nación / NAM / Samdy Godoy