viernes 26 de abril de 2024

#OpiniónMundial | Alemania fue víctima de sus propios errores

Con la victoria parcial de Suecia sobre México, Alemania necesitaba ganar para romper con la mal llamada “Maldición de los campeones del Mundo”. Joachim Löw, quien meses antes del comienzo del Mundial afirmó que esperaba que no le pasara lo mismo que le ocurrió Italia en 2010 y España 2015, puso toda la carne en el asador. Mario Gómez, Müller y Brandt entrarían a un equipo que ya tenía en cancha a Kroos,  Özil,  Reus y Werner. Se cayeron los conceptos, y se vio por primera vez en mucho tiempo a una Die Mannschaft desesperada.

Los goles de Kim Young-Gwon y Heung-Min Son terminaron de enterrar las opciones de la actual campeona del mundo, quien se fue de Rusia con lágrimas en los ojos. Titulares como “Decepción”, “Desgracia” y “Debacle” predominaron en los diferentes medios de comunicación del mundo,  que no sabían cómo explicar lo que había sucedido.

Víctimas de sus propios errores

Alemania, ese país ejemplar y dueño del proyecto futbolístico más famoso del mundo, se despedía de una Copa del Mundo en una primera fase. No ocurría algo parecido desde 1938 cuando Alemania quedo eliminada en Octavos de final, en esa edición todo comenzaba en esa instancia, al caer en penales contra Suiza. Todo previo a la división de aquel país en el Protectorado del Sarre (territorio dominado por los franceses), La República Federal Alemana y la República Democrática Alemana. En el fútbol, se crearon dos selecciones nuevas: La sarrense, que solo duraría nueve años, y la oriental,  mientras que la principal se quedaría como la selección occidental. Tres selecciones en lo que antes era una y,  sorprendentemente, fue después de la división que comenzaría a ser Alemania una potencia a nivel mundial.

Volviendo a lo ocurrido en Rusia y a temas meramente más futbolísticos, Alemania fue víctima de sus propios errores y de la desesperación que generó esa primera derrota contra México. El contexto no era favorable. En una Copa del Mundo con predominancia de planteamientos tácticos defensivos y de transiciones, los de Joachim Löw se vieron siempre en desventaja debido a que dichos esquemas desnudaron sus debilidades como ya lo hicieron con España, que clasificó al tener un grupo más sencillo en cuanto a rivales, otra selección que utiliza el ataque posicional para dominar y ganar los partidos.

Sin renovación y la cabeza

Pero no todo solo pasa por lo futbolístico, debido a que no existe otro equipo que tenga más variantes para hacerle daño al rival que Alemania, sino también por lo mental. Die Mannschaft  ya se había acostumbrado a ganar y eso juega en contra. Cuando un equipo gana, baja el deseo, las ganas de ganar. Le pasó a España en Brasil 2014, donde llegó como campeón del mundo y bicampeón de Europa. También disminuye la competitividad si son los mismos jugadores. “Si no hay competencia, el juego se aburguesa”, afirmó el ex jugador argentino, y ahora periodista,  Diego Latorre en un artículo para el diario El País.

La poca renovación alemana, entre mundial y mundial, ha perjudicado el rendimiento en Rusia. Neuer, Hummels, Boateng, Khedira, Kroos, Müller, Özil y Draxler formaron parte del plantel en Brasil 2014 y fueron titulares en el debut con derrota en Rusia 2018. Pese a ganar la confederaciones con un equipo B,  el equipo que quedó eliminado ayer mantuvo el núcleo del mundial pasado,  un error que los hizo chocar contra una pared.

La dinastía alemana, que tiene en su proyecto el eslabón más fuerte, no pudo nadar contra la corriente y fue víctima de sus propios errores. No debemos, si quiere pensar, que el proyecto no sirve o dejó de funcionar por algunos resultados. Es algo que no debemos plantear pero si tener en cuenta que, pese a que existe una política de estado para controlar todo lo que amerite el fútbol, es el propio valor humano y las decisiones que tomen los mismos,  lo que marca la diferencia dentro de la cancha. Hoy, después de cuatro  años de éxitos, Alemania hizo todo lo posible para fracasar en Rusia y se cumplió.

Javier Parra Peña

NAM