viernes 26 de abril de 2024

#OPINIÓN || «Se busca…» (Maryclen Stelling)

El diálogo en México, el contexto geopolítico, la realidad política interna y, en especial,  la situación de la oposición, nos exigen una reflexión sobre el actual juego  democrático en el país. Todo sistema democrático necesita y demanda la existencia de partidos políticos de oposición, expresión tanto del pluralismo como  de la subordinación de  los intereses partidistas a los intereses nacionales; al igual que  de la necesaria  convivencia en el disenso y la pluralidad. Así, en una democracia,  la oposición provista de un proyecto deviene en alternativa de poder.

Sin embargo, la democracia requiere una oposición que no se limite a disputar  electoralmente el acceso al poder.  Oposición que sea  expresión del cuerpo social y además ejerza un papel contralor de la actividad gubernamental.  En tal sentido destacan estas funciones específicas: control, crítica y   cooperación.  El control se refiere al poder de influir, limitar o impedir, siempre dentro de las reglas de juego democráticas. La función crítica,  alude a la actitud cuestionadora y  sustentada en sólidos argumentos,  que debe asumir la oposición contra aquellas medidas que se consideren perjudiciales al interés general. La cooperación supone una actitud de corresponsabilidad, colaboración y coparticipación en todas las medidas que consideren valiosas para el bien de la democracia y la sociedad.

En una democracia se deben subordinar los intereses partidistas a los intereses del país.  En el caso venezolano-  factores geopolíticos ajenos al interés nacional,  la crisis multidimensional y el manejo de la misma, la polarización exacerbada;  más una oposición fracturada con visiones contrapuestas  de su rol, concentrada en sus luchas intestinas y que parece haber olvidado cuál es su papel-   constituyen  elementos que inciden negativamente en el juego político. Habiéndose generado en consecuencia, un clima donde los intereses partidistas se imponen al interés nacional,  pretendiendo marcar la pauta del proceso democrático.

Nuestra país requiere una oposición sólida que deponga sus diferencias y cumpla con las funciones que le corresponden en un sistema democrático. Expresión del pluralismo y ejemplo de convivencia en el disenso.

NAM/Opinión/Maryclen Stelling