martes 16 de abril de 2024

#OPINIÓN || «Renacer Glorioso» (Alberto Aranguibel)

Culmina el mes de noviembre con dos resonantes triunfos de los movimientos populares en Latinoamérica. Por una parte, el de las fuerzas revolucionarias venezolanas que reafirmaron hace pocos días el inmenso respaldo popular del que gozan entre las venezolanas y los venezolanos los partidos del Gran Polo Patriótico, y por el otro el imponente triunfo de Xiomara Castro de Zelaya en Honduras, cuyo amplio margen de porcentaje electoral alcanzado, más de 53 % de la votación, coloca de nuevo al pueblo hondureño en el poder, luego de más de una década de haber sido depuesto Manuel Zelaya, esposo de Xiomara, por un golpe militar orquestado por el Departamento de Estado norteamericano.

El inobjetable gran logro del chavismo al obtener la casi totalidad de las gobernaciones y la inmensa mayoría de las alcaldías del país inicia una nueva fase de profundización de la lucha revolucionaria de cara a las sentidas necesidades del pueblo que reclama una impostergable elevación de la calidad de vida, impactada severamente los últimos años, como sabemos, por el brutal cerco económico impuesto por el imperio norteamericano contra nuestro país.

Ambos triunfos, profundamente democráticos, significan mucho de cara al futuro de nuestro continente suramericano.

Mientras el mundo sigue asistiendo impávido a los estallidos sociales que se producen cada vez con mayor fuerza contra el neoliberalismo, como en Colombia, Chile, Brasil, o el propio Estados Unidos, los pueblos latinoamericanos gritan a los cuatro vientos que la furia de la rebeldía popular no solo no se ha agotado, como lo pretendieron quienes derrocaron vilmente al presidente Manuel Zelaya en 2009 y a Evo Morales en 2019, sino que recrudece con la fuerza de un vendaval incontenible que se reoxigena cada vez más con los ataques arteros que buscan acabar con las conquistas sociales de las luchas populares en nuestro continente.

Los triunfos del pueblo en Honduras, como en Venezuela, Nicaragua, Cuba, Perú, Bolivia, Argentina, México y seguramente en Brasil, con el inminente retorno de Luis Inacio Lula da Silva, no representan ninguna otra cosa que el renacer del bolivarianismo en el continente suramericano, como lo soñaron Fidel, Chávez, Daniel, Evo, Lula, Correa y Néstor Kirchner.

NAM/Opinión/Alberto Aranguibel

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