Ciertamente, parece que el verbo esperar es el menos adecuado para expresar lo que quiero referir en estas líneas, puesto que esperar sugiere pasividad. Etimológicamente proviene del latín «sperare, cuya raíz es «spes» que significa esperanza. En el diccionario, la espera es acción y efecto de esperar y esperar es tener esperanza de conseguir lo que se desea, creer que algo bueno sucederá.
La espera puede tener aspectos positivos y negativos: en el primer caso, se manifiesta por el deseo de realizar los proyectos, lo que sugiere paciencia activa, significa sabiduría, experiencia; en el segundo caso, lo negativo sería porque deviene del apresuramiento, cuando las cosas se hacen sin la madurez del tiempo necesario.
Bien sabemos que las ideas, el conocimiento y el aprendizaje tienen su proceso de asimilación y decantamiento, por lo que esperar sería prudente. Especialmente porque algunos problemas humanos necesitan tiempo para madurar, ya que, como se dice popularmente, el tiempo de espera tiene un alto poder curativo para el entendimiento.
Es entonces muy conveniente aprender a escuchar la voz de la naturaleza superior para aprovechar al máximo las energías y realizar una espera activa hacia la realización de nuestros ideales útiles a la sociedad, a nosotros mismos y al mundo entero, si es posible, que inspire y estimule a los demás y que comunique el deseo de mejorar.
Creo que es posible, en esa espera, escoger una buena dirección, porque para llegar a la meta seguro se pasará por varias etapas. Este nuevo año que apenas comienza, tiene para nosotros los venezolanos muchas expectativas. Primero por ser un año electoral, que seguramente nos traerá cambios positivos, pero que nos llama a la evaluación, la reflexión y la toma de decisiones. Porque muy cierto es que nada es eterno, todo cambia todo se transforma y queremos una transformación para el bien de todos.
Necesitamos de otras inteligencias, de otras voluntades políticas, científicas, técnicas, artísticas, espirituales… en fin de otras caras que nos conduzcan por el mejor camino posible para que nuestro país progrese integralmente y movilice todo el potencial de recursos que posee.
Indudablemente existen amenazas y riesgos que pueden atentar contra lo que esperamos. Esto se refiere a los obstáculos para la realización de unas elecciones democráticas y en condiciones de transparencia, permitiendo a los líderes políticos, aspirantes a la presidencia del país, el derecho pleno de su participación y a la población votante, el derecho pleno a expresar libremente su voluntad mediante el voto y materializar asi, el cambio que queremos.
Los venezolanos queremos paz, buenos empleos, buenos salarios, educación y salud de calidad, vivir del producto de nuestro trabajo y de nuestros recursos, recuperar el sistema institucional, la confianza, la familia, los profesionales formados en nuestras universidades. Queremos, así bien clarito , un cambio de gobierno. Estamos saturados de la misma gente en el poder. ¿Es esto posible? Sí, es posible! porque en el alma de los venezolanos vive todavía el espíritu democrático
Los líderes políticos están obligados a madurar y actuar con responsabilidad, poniendo por encima los intereses nacionales. No es tiempo de divisiones ni de pleitos inútiles porque en Venezuela volvió a renacer la esperanza y sería muy peligroso para su salud, sentirse nuevamente defraudados.
NAM/Carmen Rosa Blanco/Educadora
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