viernes 29 de marzo de 2024

#OPINIÓN || Oportunidad para el Lago || Francisco Arias Cárdenas

Lo que desde Caracas pudiera verse como un gran contratiempo, podría ser una oportunidad para la recuperación del Lago de Maracaibo.

Algunos comentarios de prensa lamentaron la amenaza en el crecimiento de la producción y exportación de crudo en la región zuliana, por cuanto la empresa norteamericana, «autorizada» para incrementar las labores de producción y comercialización de petróleo y sus derivados, la cual opera fundamentalmente en esas áreas, no disponía de recursos para dragar en la boca del Lago de Maracaibo.

El tema de fondo, del dragado y su incidencia en la salinización de ese cuerpo de aguas, el Lago de Maracaibo, tan preciado para el planeta y tan olvidado para nuestro país, está de nuevo vigente, de ser cierta esta aseveración.

No hay duda alguna del daño que hace el dragado al lago; en dos ocasiones, con apoyo de los estudios que encargamos y fueron realizados por los expertos más calificados en procesos de descontaminación de agua, los resultados dieron la misma conclusión: la grave afectación de la penetración de la cuña salina para acelerar los procesos que llevaban a la muerte de especies vivas, plantas y peces, en gran parte del lago de los poetas y los gaiteros.

Desde la primera vez que recibimos la confianza de los zulianos para dirigir el estado, fue una preocupación compartida con los investigadores sobre el tema de la Universidad del Zulia. Múltiples reuniones de trabajo para comprender las explicaciones de calificados y respetados profesores, investigadores Lenin Herrera, Esperanza Bravo de Nava, Roger Nava, Susana Herman de Bautista, Luis Soto Luzardo.

Sin condicionar nuestro apoyo en aquella campaña, pero convencidos plenamente de la necesidad para impulsar un desarrollo sostenido de lo que en nuestros planes para el desarrollo nacional llamamos el Eje Occidental de desarrollo, recuerdo las conversaciones con Chávez para nombrar en PDVSA un Vicepresidente para asuntos Ambientales, de manera que logramos darle un sentido de armonía con la naturaleza a la necesaria explotación de hidrocarburos en el país, pero fundamentalmente en el Lago de Maracaibo y su cuenca.

Fue difícil para Chávez hacerlo. En algún momento me dijo, desesperado ante mi reclamo por el compromiso: «hermano, no es que no quiera hacerlo, lo que pasa es que soy el Presidente de la República, pero no mando en PDVSA». Pienso que es una gran deuda del Proceso Bolivariano encontrarse con su raíz de búsqueda de armonía entre los humanos y con el entorno natural.

Las decisiones que solo ven el ingreso, la ganancia, deberían ser exclusivas de los esclavos del capital; sin embargo, para quienes nos decimos socialistas, la preservación de la vida, la conservación de la naturaleza es materia fundamental en la planificación del desarrollo.

El diario problema del agua y de las cloacas, no puede comerse toda la actividad del Ministerio de Ecosocialismo y Aguas, debe estar presente su voz protectora y amigable en las acciones de preservación de la vida, especialmente de las aguas y allí el Lago de Maracaibo es vital, tanto o más que el Orinoco o el Caroní.

En lugar de dragar, plantear acuerdos con privados y públicos para el relanzamiento de oleoductos y gasoductos hacia puertos de embarque en el Golfo de Venezuela, primero podrían ser improvisados, incluso que se desarrollarán de forma modular.

Sigo la memoria

Luego del primer triunfo de Chávez, iniciando el año 1999, una primera visita del presidente en ejercicio, fue la firma en la sede de Banco Mara, de un compromiso para desarrollar el nuevo puente sobre el lago, la zona portuaria fuera del estuario y la reactivación de la red ferroviaria del occidente. Compromiso que Chávez entendió y asumió, sólo que muchos otros no lo interiorizaron en su densidad, en su profundidad.

Si no hay dinero para el dragado, iniciativa del neocolonialismo explorador petrolero que rompió sin piedad la relación natural entre Lago y Golfo, que ha sido mina de nunca acabar para el enriquecimiento de unos pocos, que no sienten el mejor afecto por la naturaleza no por el Zulia. Podría ser el momento para un desarrollo armónico de la nueva explotación petrolera con el Lago y su gente.

Seguro sentirá alivio si se hiciera, el alma inquieta y amorosa del profesor Roger Navas, investigador y marinero que fundió sus cenizas con el agua que queremos dulce, clara, cristalina, como la cantan los decimitas de Santa Rosa de Agua

No es una tragedia que no haya dinero para dragar, solo lo será para la oportunidad del lucro criminal del dragado. Es una oportunidad para el lago y para la vida de sus especies y los habitantes de sus riveras.

Sólo necesitamos la audacia que decía Kléber Ramírez y el sentido de que la premura de recursos, no puede estar divorciada de la vida de nuestros nietos y del planeta.

NAM/Francisco Arias Cárdenas

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