En estos días de angustia, necesidad espiritual y material, comer dos veces al día, enfermedad y crisis país, he vuelto a andar a pie, tomando carro por puesto y el respectivo autobús todos los días para cumplir con mis obligaciones de emprendedor; parado frente a la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá, he reflexionado lo siguiente: “El único alimento que no se acaba en el mundo, es el amor de Dios”

No existen razones para que nunca pasemos hambre. Las adversidades que Dios permite en nuestras vidas no están diseñadas para destruirnos, sino para que podamos elevarnos sobre ellas. Es importante tener un conocimiento esencial del porqué enfrentamos dificultades y lo indispensable que son para el desarrollo y éxito en nuestras vidas. Entonces acontece algún evento o situación que nos aflige y nos tornamos a Dios en busca de ayuda.

Cuando un huracán azota un lugar, trae consigo mucha lluvia y fuertes vientos que causan que los árboles, que tengan ramas secas e infructuosas  se desprendan y estas  ya no formen jamás parte de ellos.  Así sucede en nuestras vidas, cuando vienen las aflicciones o adversidades,  ellas son en realidad muy difíciles para nosotros pero todo aquello que está seco, muerto e infructuoso en nosotros es removido y ya no ocupará  un peso o carga, entonces así podremos  fructificar y pasar a otro nivel en la vida.

La adversidad, es la manera que Dios logra nuestra atención; muchas veces el mundo ejerce en nosotros tanta influencia que nos llenamos de tantas presiones, pasiones, estrés, que no escuchamos la voz de Dios, alertándonos de cosas que no son de beneficios para nuestras vidas. “Para que podamos estar cerca de ti, para que las necesidades se vayan y vuelva la esperanza, aquí está tu sierva de rodillas aquí estoy Padre amado, gracias Padre amado, gracias Padre eterno”, oraba todos los días nuestra Santa Madre María Laura Montoya desde las tierras colombianas.

Esta semana Mayor, es la conmemoración cristiana de la Pasión, Muerte, Resurrección y Triunfo de Jesús de Nazaret; es un período de intensa actividad de la religión cristiana desde el 325 anno Domini, cuando en el Concilio de Nicea, quedó establecido que la Pascua había de ser celebrada desde el Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección. Los días más importantes de la Semana Santa, son el jueves y viernes Santo, donde se conmemora la muerte de Cristo, además, el Sábado Santo, con la sepultura de Cristo y el Domingo de Pascua con la Resurrección.

Les hago este recuento, con el firme propósito de inspirar a otros a “dejar la indiferencia” ante la dramática situación que atravesamos. Preocupado por la falta de reconocimiento ante la crisis antropológica actual, pido se convoque una vigilia de ayuno y oración permanente, para conseguir solución a los problemas.

Esta acción, demostraría que aún existen personas, que impulsan al pueblo de Cristo, estar preocupados y ocupados por la situación país, ver la miseria en tantos rostros, ver tanta corrupción, desigualdad social y muerte; evitar el odio y rencor que se ha venido instaurando en el corazón de los venezolanos. Acompaño a Jesús de Nazaret, hijo de Dios en su emprendimiento a través de la oración, la pluma y la acción; por lo que, exhorto y convoco a los cristianos para que dejen de quejarse y empiecen a acompañar al pueblo. Un pueblo que tiene pastores pero vive a merced de lobos.

Quien se considera cristiano legítimo de la Iglesia, siente la obligación de ocuparse por el rebaño. Un hombre libre de su deber, es un hombre esclavizado. Si no hacemos esfuerzos y sacrificios, Venezuela estará llena de pobres hombres y mujeres, que aceptan la corrupción como sistema político anárquico donde el rey es el caos, por lo cual termino diciendo que cada pueblo tiene el gobierno que se merece y si tenemos un idiota en el Poder como gobernante, es porque quienes lo eligieron están bien representados. Por lo que no hay excusas para que nunca pases hambre.

 

Gervis Medina

Escritor