jueves 25 de abril de 2024

#OPINIÓN || Los Jóvenes || Francisco Arias Cárdenas

Cada 12 de febrero, en Venezuela, tenemos la oportunidad de parar un poco nuestro trajinar diario para hacer la ceremonia y la reflexión del día de la juventud. La referencia a la historia justifica suficientemente la mirada orgullosa de todos nuestros ciudadanos, a la juventud de La Victoria,

Como nos enseñan los historiadores, los designios de Dios en la revolución contra el imperio de España, colocaron en una posición de altísima responsabilidad a los soldados y jefes patriotas que tenían la tarea de la defensa de aquella plaza.

Los valles del río Aragua fueron lugares que son altar de la patria toda. Decía un general de San Mateo, excelente maestro de nuestros días de la Academia Militar,  en un discurso de fecha patria, refiriéndose al nativo, que tenía tantas glorias, que no eran suficientes para cargarla a los hombros de la gente de ese pueblo.

La costumbre de hacer un desfile, un acto solemne y tener un orador con méritos para la reflexión del día, ha sido parte esencial de esta jornada. Los seminaristas y demás estudiantes, la Virgen Coronela, todos los recursos para entregarle a Venezuela el amor con la vida misma de aquella juventud.

El discurso fervoroso de José Félix Ribas lo repetimos desde niños: “Ni siquiera podemos optar entre vencer o  morir. Necesario es vencer». Razonable toda esta arenga, ante el ímpetu demoniaco y destructor del terrible Boves.

Unas décadas después, frente el asedio a las costas venezolanas de los navíos de las grandes potencias, otro venezolano, ciudadano de bien, Cipriano Castro, lanzaría una arenga con el mismo sentido de defender lo nuestro: “¡La planta insolente del Extranjero ha profanado el sagrado suelo de la Patria!”.

El llamado a las raíces históricas ha sido marca de nuestro devenir. Tal lo fue en aquel diciembre de 1902 frente al bloqueo naval de las grandes potencias europeas a nuestro país.

Una memoria bien grabada en el corazón, en la memoria de nuestra gente es aquella del 12 de febrero en La Victoria. La juventud y el coraje, el arrojo, el todo a todo con el ideal dentro del alma como motivación.

En el presente tenemos un gran reto para los jóvenes. En primer lugar no creer que el solo hecho de ser jóvenes es una patente para agredir, para destruir, para el desarrollo de la vanidad. Sino para la inquietud de dignarse, de prepararse y sobre todo de preparar el alma, el espíritu, dentro de las virtudes que nos dieron origen como nación libre.

La juventud anónima del 12 de febrero marcó solo un camino. El del sacrificio temerario, uno imagina a los jóvenes y niños atemorizados ante las historias de las carnicerías, de las violaciones, de las nefastas prácticas de los españoles con Boves a la cabeza, tratando de sembrar temores, pánico en los independentistas.

Para todos es una celebración este 12 de febrero. Nuestro país es joven. Nuestra juventud es una garantía de la consolidación de un mejor destino como sociedad, solamente si se amarra en virtudes, en principios trascendentes.

Si da, con ayuda y orientación de los mayores, la batalla contra las distracciones del momento, a la estulticia de la esclavitud de lo pasajero, que ofrecen como panacea a las redes y descubre, practica las virtudes y el sacrificio que marcó el arranque de nuestro país como patria libre y soberana. Como lo hicieron los jóvenes de José Félix Ribas en La Victoria.

NAM/Francisco Arias Cárdenas

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