El internacionalismo según Lenin, es la expresión más pura y hermosa del hombre, simbolizando los ideales de solidaridad y unidad entre los pueblos. Para la Revolución Cubana, esta es su Genesis, y no una simple política, sino una práctica vital, un principio fundacional, un deber moral y una expresión concreta de justicia social. Para Fidel “(…) ser internacionalistas es saldar nuestra propia deuda con la humanidad. Quien no sea capaz de luchar por otros, no será nunca suficientemente capaz de luchar por sí mismo.
El Comandante en Jefe Fidel Castro, heredero del ideario del Apóstol José Martí y del legado antiimperialista de nuestros Libertadores, cristalizó en la solidaridad la columna vertebral del proceso revolucionario. La revolución cubana demostró que una verdadera revolución no se limita a las fronteras de un país, sino que se extiende a todos los pueblos que luchan por su independencia y soberanía.
La Solidaridad como Acto Revolucionario
Fidel le enseñó a los pueblos del mundo, que el internacionalismo no es un gesto de misericordia, sino un acto de justicia. «Compartir lo que tenemos, no lo que nos sobra» fue su máxima, que definió el carácter solidario de la revolución cubana, incluso en los momentos más difíciles del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a la isla. Para el Comandante en Jefe, la solidaridad es un deber concreto e histórico de la revolución cubana. En las relaciones internacionales practicamos nuestra solidaridad con hechos, no con bellas palabras. Con este convencimiento, la revolución cubana fue capaz de brindar su heroica contribución con los movimientos por la liberación en América Latina y el Caribe, como también al África, enviar médicos a las zonas más pobres del mundo, resaltando que en las universidades cubanas se han formado de manera gratuita alrededor de 40 mil profesionales de la salud de 138 países, incluyendo jóvenes norteamericanos, en este sentido, la solidaridad cubana no discrimina por raza, religión o ideología, se ofrece a quien la necesite.
Patria es Humanidad: El Legado de Martí y Fidel
José Martí, el más universal de los cubanos, fue el autor intelectual e inspirador del proceso transformación social en la Mayor de las Antillas, con su visión integradora de alcance universal, sentenció que «Patria es humanidad», un principio que el máximo dirigente de la revolución cubana, convirtió en acción y que reforzó la orientación sobre ser conscientes de que solo podemos salvarnos si la humanidad se salva. Bajo su conducción, Cuba y su pueblo no solo resistió a la agresión permanente del imperialismo norteamericano, sino que se convirtió en trinchera de lucha de los pueblos oprimidos, brindando su concurso decisivo para preservar la independencia de Angola, doblando así las campanas del apartheid y abriendo el camino a la independencia de las naciones de africanas. Él envió de sus misiones médicas, culturales, educativas y deportivas entre otras, a diversos países de Nuestra América, África, Asía e inclusive a países desarrollados, confirman que la verdadera grandeza de un país no está en su poderío económico, sino en su capacidad de servir a los demás.
Un Ejemplo en un Mundo Egoísta
El Sistema Global de explotación, impuesto por las transnacionales y su plutocracia, se sustenta en la indiferencia al sufrimiento de los pueblos. Mientras exportan guerras, saqueo y desigualdad, profundizando crisis sanitarias y hambre, la Revolución Cubana sigue honrando el legado de Fidel: «Más médicos y menos bombas». Sus Ángeles de Batas Blancas, auténticos héroes de la solidaridad, no solo curan enfermedades, sino que, con su desprendimiento y generosidad, sanan el alma de los más humildes de la tierra. Muy a pesar de la campaña deshonesta y de odio que ha desatado el gobierno de Estados Unidos para desacreditar a la cooperación médica cubana, pueden los pueblos del mundo contar con la dignidad, la profesionalidad y el altruismo, y como lo reafirmará el líder histórico de la revolución, “El personal médico que marcha a cualquier punto para salvar vidas, aun a riesgo de perder la suya, es el mayor ejemplo de solidaridad que puede ofrecer el ser humano”. Esa es la esencia de la Revolución Cubana, un proyecto que no se conformó con liberar a su pueblo, sino que hizo suya la lucha por la liberación de los pueblos que claman por justicias. Por eso, mientras exista la injusticia en el mundo, el internacionalismo cubano sembrado por Fidel seguirá siendo semilla de rebeldía y esperanza.
Cuba: Siempre en el Lado de las Causas Justas
Desde aquel enero luminoso de la victoria revolucionaria, Cuba ha mantenido a lo largo de seis décadas, una posición inquebrantable al lado de los pueblos que luchan por su independencia, soberanía y dignidad. Precedida por los postulados del internacionalismo proletario y el legado martiano, la isla insumisa ha convertido la solidaridad en acción concreta, abogando por poner fin al genocidio sionista que perpetra contra el pueblo palestino, frente a la guerra económica impuesta por el gobierno de los EE.UU al pueblo de Bolívar y Chávez, en su resistencia activa frente a las 1237 Medidas Coercitivas Unilaterales(MCU), enmarcadas en la política de máxima presión contra gobiernos que no responden a sus designios, el principio inamovible de Cuba en la defensa de la causa saharaui, y muchas más, defendiendo en todos los foros internacionales el derecho de los pueblos a su autodeterminación, ofreciendo su cooperación desinteresada, demostrando que siempre estará del lado de la paz, la justicia y que su lugar está y estará junto a las causas justas de la humanidad, no por cálculo político, sino por su convicción revolucionaria.
El ejemplo solidario de la Revolución Cubana.
La revolución cubana sigue escribiendo las páginas más luminosas de solidaridad en la historia moderna, exhibiendo incluso que una pequeña isla del caribe, bloqueada y asediada se ha convertido en un gigante de la dignidad humana, porque con machete y fusil en mano supo conquistar su libertad. Su ejemplo trasciende fronteras más de 600,000 misiones médicas en 165 países, y el gesto heroico de haber enviado médicos a las zonas más peligrosas durante pandemias
y desastres naturales, incluso antes que los países ricos es la demostración inequívoca de su altruismo y solidaridad. Pero lo más extraordinario no son las cifras, sino el principio rector de su política exterior. Ese internacionalismo concreto, heredado de Martí y forjado por Fidel, ha convertido la solidaridad en acto extraordinario y cotidiano, demostrando que donde los pueblos se apoyan no por interés, sino por principios, donde la medicina sustituye a las balas, y donde como nos enseñara el Che Guevara, “Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el verdadero revolucionario está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad”, por eso, cuando la historia juzgue nuestro tiempo, el ejemplo de la Revolución cubana brillará como faro ético para la humanidad.
NAM/Yhonny García Calles
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