jueves 18 de abril de 2024

#OPINIÓN || La Protesta, más allá del Derecho || Dra. Carmen Rosa Blanco

Es importante señalar que este tema de la protesta, ha sido estudiado y analizado por investigadores y profesionales de distintas disciplinas: el Derecho, la Filosofía, la Ciencia Política, la geografía, la Psiquiatría y en general por todas las ciencias sociales y humanas. Desde estos diversos espacios científicos se han dado muchas aproximaciones conceptuales, caracterizaciones y tipologías de la protesta.

No obstante, también hay que considerar que los elementos teóricos para la reflexión y análisis de este fenómeno social también han surgido y se han construido desde el sentido común, desde la práctica empírica, desde el “Darse cuenta” ya sea de manera individual y colectiva.

En términos sencillos puede decirse, con base en la documentación realizada, que la protesta consiste en la realización de un acto público para ejecutar una cosa que tiene su origen en la disconformidad o queja sobre una situación que es perjudicial y se desea transformar o cambiar.

Cuando hay acumulación de descontento, por parte de un ciudadano, un colectivo social, gremial, o una organización, este descontento de manifiesta de diversas maneras, en distintos contextos situacionales que le ponen su sello característico.

Por ejemplo, cuando los 28 trabajadores textiles de Rochadle, en 1844, en Inglaterra se dan cuenta de su vida, de sus condiciones de trabajo, de sus necesidades… y expresan su descontento frente a las fabricas… Este descontento los lleva a una decisión: piensan, se reúnen y hacen suya la idea de organizarse, solidarizarse y ayudarse mutuamente y se movilizan en consecuencia, dando lugar al surgimiento de las primeras cooperativas.

O, por ejemplo, cuando Rosa Parks en Alabama, Estados Unidos, en 1955 se da cuenta de que está cansada (más allá del cansancio físico) y se niega a ceder su asiento y a moverse hacia la parte trasera del autobús. Este hecho la llevó a la cárcel y al sufrimiento, pero encendió la chispa que iluminó el movimiento del reconocimiento de los derechos civiles de los negros.

Podemos recordar también las sentadas y huelgas de hambre por varios meses del Mahatma Gandhi en reclamo por el colonialismo inglés al cual estaba sometido su país, hasta que en 1930 Gandhi lidera la marcha pacífica de la sal, desafiando la prohibición del poder colonial británico de la no fabricación y venta de sal. Luego de atacar a los manifestantes, encarcelamientos y muertes, al cabo de cierto tiempo la prohibición fue retirada. Ejemplos hay muchos y de gran trascendencia histórica y social que el lector puede indagar y profundizar con más detalles.

Muy cerca de nosotros, aquí en Venezuela tenemos un ejemplo de protesta que ha sido muy estudiado por las características y el alcance que tuvo. Se trata del caso del agricultor venezolano Franklin Brito, quien se sometió a una huelga de hambre debido a su inconformidad con la atribución indebida de cartas agrarias a unos ganaderos que acabaron con sus cultivos y cerraron el paso a su propiedad, todo esto en el marco de las Leyes Habilitantes del inicio del mandato de Hugo Chávez.

Brito realizó una protesta pacífica, individual que violentó su cuerpo y culminó con su muerte en agosto de 2010. Fue el primer huelguista que muere en una protesta de huelga de hambre en Venezuela. El de Brito fue un acto de protesta individual que asume carácter universal de lo que significa una acción de protesta y establece el significado político del cuerpo protestatario.

Lo que se trata de hacer notar, al evocar estas acciones individuales o colectivas, es la tensión que se causa entre la demanda de justicia y el ejercicio autoritario del poder más allá del Derecho, para entender cómo se entrecruzan las significaciones políticas, simbólicas y culturales del cuerpo y la protesta social. En última instancia, la no satisfacción de la demanda termina perjudicando directamente al cuerpo, ya sea por maltrato físico, por hambre, por falta de alimentos adecuados, por falta de agua, de salud, de vida…

Se puede decir en pocas palabras, que desde tiempos muy remotos la protesta desde el sentido común del darse cuenta ha incentivado la participación ciudadana como instrumento de expresión fundamental del descontento, la disconformidad, la pobreza integral y la resistencia a la degradación por la miseria. Aunque los motivos de protesta son variados y distintos, siempre tiene como elemento común la declaración de un propósito: la expresión de una queja o una negación en un acto público, buscando el cambio o la trasformación de la situación problemática.

Finalmente, podemos decir que la protesta, bien sea como acto individual o colectivo, aunque tiene sus límites, debe protegerse, escucharse sin utilizar subterfugios legales para criminalizarla o impedirla. Actualmente en el inicio de este nuevo año nuestra Venezuela es escenario de múltiples protestas que expresan la insatisfacción, el descontento y hasta la rabia contenida por mucho tiempo que ya los cuerpos no soportan más y que es necesario la atención inmediata por parte de quienes tienen la responsabilidad de atenderlas.

NAM/Carmen Rosa Blanco/Educadora/ [email protected]

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