sábado 12 de julio de 2025

#OPINIÓN || La gran Batalla de Carabobo || Antonio Manrique

Después de que el 27 de noviembre de 1820, Simón Bolívar se dio un abrazo en Santa Ana de Trujillo, con el jefe español Pablo Morillo, es cuando prácticamente se dispone a ponerle fin a la gesta emancipadora que ya se remonta  a los 10 años. Es, precisamente, en esos momentos cuando le dice a sus más cercanos subalternos: “Es mi deber la paz o combatir”. Así comienza a preparar lo que será el próximo combate, que va a ser el de la Batalla de Carabobo, de la que hoy, 24 de junio (por cierto, que cayó domingo en aquella oportunidad) se están cumpliendo hoy, martes, 204 años.

Era el año 1821 y este fue uno de los grandes episodios de la independencia, pues, para entonces las circunstancias habían variado notablemente: Bolívar, era el único jefe; Mariño formaba parte de su comando y estaba a su lado en el Cerro Buenavista, desde donde dominaban los acontecimientos; igualmente, Bermúdez, quien había cumplido las órdenes recibidas de tomar Caracas y parte de las costas. Así se sellaría la independencia de Venezuela. Los realistas contaban con 4.070 efectivos, que integraban los batallones Burgos, Barbastro, Hostalrich, Carabineros, Dragones, Húsares de Fernando VII, Valencey, Príncipe, Lanceros del Rey e Infantes. En tanto que los patriotas sumaban 6.500 integrantes de los cuerpos, Bravos de Apure, Boyacá, Tiradores, Lanceros, Vargas, Granaderos, Rifles, Anzoátegui y la Legión Británica, que estaba conformada por algo más de 300 efectivos y al frente estaba Thomas Ildeston Farriar, de los cuales cayeron en el campo 119, entre los que se contó al jefe, quien resultó herido y murió a las pocas  horas.

Este encuentro se constituyó en el primero de las tres victorias finales, seguida de la del Lago de Maracaibo (24 de julio de 1823) y la de Puerto Cabello (noviembre de ese año). El jefe de los realistas fue el mariscal de campo Miguel de La Torre y Pando, quien había sustituido a Pablo Morillo. Debemos señalar, que Bolívar contó con numerosos edecanes, destacando al irlandés Daniel Florencio O’Leary, quien fue su principal en esa actividad y al fallecer en 1854 dejó importantes escritos que sus hijos convirtieron en una obra recogida en 33 volúmenes, y en 1981 fue reeditada por el Ministerio de la Defensa en 34 libros.

Cabe citar el caso de Pedro Camejo, conocido como Negro Primero, quien se convierte en símbolo de valentía cuando herido se le acerca a José Antonio Páez, que le reclama el porqué huye y este le responde: “Mi general, vengo a decirle adiós porque estoy muerto” y cayó del caballo ya fallecido..

NAM/Antonio Manrique/UN

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