jueves 25 de abril de 2024

#OPINIÓN La casa patas arriba (Maryclen Stelling)

La pandemia está redefiniendo todos los parámetros de la vida,  nos obliga a repensarnos como sociedad y  a no quedarnos al margen de los procesos  en los que ha incidido y en aquellos que ha puesto en marcha. 

En tanto obligación ético-moral y de sobrevivencia estamos en el deber de  escuchar la pandemia y atender sus desafíos ante un mundo que se está redefiniendo.  Enfrentamos una  crisis multidimensional y, desde nuestros espacios y realidades, debemos con urgencia y creatividad dar respuesta a tales desafíos. La tarea es ardua y el  miedo no debe paralizarnos.

La pandemia pone en cuestionamiento a la sociedad, la política, la economía, las instituciones, la  cultura, la comunicación, los valores y, por supuesto, la gestión de la salud. La solidaridad colectiva  se impone sobre la individualidad y las redes de apoyo mutuo adquieren centralidad. En el centro de la discusión la  relación pandemia, Estado y mercado. El virus puso la casa patas arriba y no encontramos por dónde empezar a ordenarla.

¿A dónde vamos? En la región surgen voces que llaman a “comprender e interpretar las dimensiones sociales, políticas y económicas de esta pandemia para poder pensar en las diversas aristas de la crisis y las disputas que existen en torno a sus posibles superaciones.”  Dada la situación de vulnerabilidad y fragmentación regional, la pandemia nos conmina y convoca a reflexionar colectivamente, a tender puentes, compartir análisis, experiencias  e ideas.  Nos confronta con dilemas éticos y de construcción de alternativas.

En Venezuela la polarización y radicalización nos debilita ante la pandemia y reclama un frente estratégico, suerte de  acuerdo nacional que conduzca al reencuentro, reconocimiento y al tan anhelado dialogo.  Desde nuestras realidades y en tanto actores,  estamos obligados a tender puentes. Es indispensable un nuevo pacto político, social, económico y ético, que abra las puertas a la  solidaridad ciudadana en tanto principio ético común. Inminente elaborar  narrativas que cuestionen la polarización y radicalización irracional.  La pandemia  nos ofrece la  oportunidad de construir espacios de tolerancia, de dialogo  y nuevas agendas políticas y comunicacionales.

El virus confronta y cuestiona la  virulencia política.

NAM/Maryclen Stelling