Me gustaría pensar que tanto los máximos dirigentes del gobierno y de la oposición, reconocen la grave crisis y la difícil situación que vive el país.
Me niego a creer que no les importa la calamidad que la gente está viviendo. Sabemos que en el corazón del hombre pueden vivir los más retorcidos sentimientos de maldad, pero también habitan sentimientos nobles, de amor y solidaridad.
Quiero creer, por más que el ruido ensordecedor de la maldad pretenda nublarme el pensamiento, que la bondad y sensatez guia a la dirigencia política actual.
No me voy a detener en los convidados de piedra, que por granjearse un espacio en el poder, el beneplácito de los líderes o el beneficio de un negocio , hacen de su actuación un triste y despreciable circo andante, esos todos sabemos mañana pueden representar otra comedia dependiendo del interés y de quien sea el patrono de turno.
Quiero referirme y dirigirme a los dueños del circo, a los que pueden y deben reflexionar sobre lo que estamos viviendo.
La crisis nos agobia y nos mata, nos aniquila, nos quita la sonrisa y destruye la esperanza de nuestra gente y sabemos que todo es posible soportarlo mientras tengamos la fe , de qué mañana será posible un mundo mejor, de lo contrario todo parecerá perdido.
Esto nos convoca, nos obliga, nos compromete, nos ruega, que la cordura y el verdadero sentido de patria, de país, se imponga por encima de los intereses individuales, los odios, la petulancia, los egos y cualquier otro sentimiento perverso que hoy pueda estar dirigiendo las acciones de nuestros dirigentes de turno en ambos bandos.
No pretendo en este artículo buscar o señalar culpables, seguro somos muchos los culpables, el que esté libre de pecado que lance la primera piedra, lo que deseo es sembrar la semilla de que es menester y necesario cambiar nuestro rumbo , cambiar nuestra interpretación y sobretodo cambiar nuestra actuación.
Acto mata juicio dicen los amigos de la ontologia del lenguaje. Existe y es posible la construcción de la salida a esta crisis, ademas está salida debe ser política, debe ser pacífica, y necesariamente democrática, así de exigentes debemos ser los venezolanos con nuestros líderes actuales, los del gobierno y de la oposición, esa es la tarea que debemos asignarles, esa es la responsabilidad que debemos entregarles y exigirles y si no están a la altura de ese compromiso, entonces deben abandonar el campo de juego, para que sean otros los que puedan hacer la dura, pero histórica tarea .
No podemos permitirnos más errores y más fracasos, el pais, que más que extensión de tierra y recursos somos la gente, lo reclamamos, lo exigimos antes que la anarquía termine consumiéndonos como nación.
Por allí alguien escribió que la política es el arte de lo posible, bueno señores dirigentes, manos a la obra, diseñen la ruta que hará posible la salida de esta tremenda y horrorosa crisis que padecemos los venezolanos. Esta situación pienso sólo es posible cambiarla desde el encuentro y compromiso de ustedes y de la exigencia activa y decidida de todos los venezolanos en cumplimiento y logro del objetivo.
Vamos pues es tiempo de atrevernos juntos para construir esa ruta, con los riesgos que eso representa, con los enemigos que encontremos, con las piedras que lanzarán los que defiendan o representen un interés distinto, los dardos envenenados de los que no pueden superar los odios que nos han sembrado, la artillería de los que sacan la mejor tajada económica de esta crisis, contra todas esas dificultades debemos atrevernos a construir esa ruta, ponerla como estandarte para ser compartida y defendida por todos, hasta que el objetivo final sea un logro de todos.
NAM/Salvador González
