Es definitivamente impresionante el poder de destrucción que tiene el imperio estadounidense y algunos países que son sus marionetas o muñecos del ventrílocuo, cuando de manera descarada castigan fuertemente y en sentido negativo la calidad de vida de las y los habitantes de las naciones que de manera inhumana y perversa, sancionan y bloquean, sin importarles para nada esas “palabras cursis” que para ellos no tienen ningún significado, tales como: autodeterminación de los pueblos, respeto a los derechos humanos, la resolución de los conflictos por vías pacíficas, la solidaridad y complementariedad entre las naciones, la defensa del libre comercio, la multilateralidad y evitar en su máxima expresión cualquier forma de supremacismo e injerencismo.
Sin embargo, nada absolutamente nada de los señalamientos de buenas intenciones de conductas humanizadas se cumplen por parte de los gobiernos estadounidenses, la Unión Europea y un puñado de países serviles. Ellos aplican a cada momento medidas coercitivas unilaterales y bloqueos en contra de los gobiernos que no son de su simpatía política, penalizan de la manera más despiadada cuando deciden destruir las economías de los países sancionados, hasta que logren instalar en el poder a políticos que sean sus amigos ideológicos.
En los días recientes se vio en su justa dimensión la terrible crueldad de las sanciones, cuando siguen impidiendo de todas las formas posibles que Siria reciba ayuda humanitaria luego del terremoto sufrido hace un mes. En estos días llegaron al colmo del fanatismo sancionador, que demuestra el sadismo en contra de la mismísima civilización, cuando Israel bombardeó a un aeropuerto en Siria para evitar que el país árabe pueda recibir ayuda de países que se han arriesgado a que el imperio los sancione.
Y es muy lamentable, que hayan renovado por séptima vez (por tres presidentes estadounidenses) la orden ejecutiva 13.692 firmada por Barack Obama el 8 de marzo de 2015, en la que declara a Venezuela como “una amenaza inusual y extraordinaria” contra la seguridad del país más poderoso.
Y parece insólito como sectores internos antipatriotas le exigen al imperialismo estadounidense que aumente las sanciones y los bloqueos en contra de Venezuela.
NAM/Óscar Bravo
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