martes 30 de abril de 2024

#OPINIÓN || «EL PRONUNCIAMIENTO DE MARACAIBO DEL 28 DE ENERO 1821» || Ligia Berbesí de Salazar

La victoria del 28 de enero de 1821, refrenda la aceptación del acuerdo bolivariano de incorporar la Provincia de Maracaibo al pacto social de unidad e integración bolivariano. Al ser la ciudad portuaria plaza estratégica fundamental, se impone desde los distintos centros de poder su control.  Para la regencia y las elites de poder local mantener su dominio, era vital, muy a pesar de los desacuerdos que ya en algunos de sus adeptos se ventilaban. 

Para las fuerzas revolucionarias la liberación de Maracaibo era determinante; el pronunciamiento libertario de la provincia significaba la consolidación de Colombia la Grande. De ahí, el esfuerzo y el empeño, evidente del propio libertador Simón Bolívar quien personalmente asume la liberación de la ciudad portuaria con el apoyo indiscutible, entre otros de Rafael Urdaneta.

En este contexto los aportes del siempre batallador, del insigne zuliano Rafael Urdaneta son invalorables, trascienden las fronteras locales y se extienden a la América continental. La defensa de la emancipación definitiva y el ideal de patria libre y soberana tuvo en Urdaneta-, “El más leal y sereno soldado”-, como lo califico el propio libertador en 1821 luego de la exitosa operación sobre las plazas de Maracaibo y Coro

Ya en 1815 en la Carta de Jamaica, el general Simón Bolívar señalaba la importancia geopolítica y geoestratégica de Maracaibo como plaza militar.  Precisa en la unión de la “…Nueva Granada y Venezuela, en una república central, cuya capital sea Maracaibo…o una nueva ciudad que con el nombre de Las Casas…se funde entre ambos países, en el puerto de Bahía Honda… Su acceso es fácil y su situación tan fuerte que puede hacerse inexpugnable… Esta nación se llamaría Colombia. …”. A su juicio, una vez liberada Maracaibo las operaciones militares sobre el extenso territorio que extendía los límites de la provincia a otros pueblos vecinos y continentales se facilitarían.

En su proyecto de unidad continental, Bolívar prontamente comprende que Maracaibo constituía un bastión geopolítico y estratégico fundamental para su ejecución. En tal sentido cualquier acción significaba un reto ineludible. En esta visión el proyecto liberador sobre Maracaibo es para el libertador Simón Bolívar el norte de su lucha. Buena parte de sus comunicaciones escritas entre 1819 y 1820 así lo develan. El 08 de septiembre de 1819 al referirse al proyecto libertario sobre Maracaibo le manifiesta a Montilla “no podemos perder sobre ella un momento…, porque es lo único que realmente nos es necesario”. Como ayer, Maracaibo, continúa siendo tan necesaria para nosotros, necesaria en los sueños, en la lucha, en el combate y en la victoria.  

A su vez, le indica que para ello cuenta con el General Rafael Urdaneta. No podía ser de otra manera, ya Urdaneta le había demostrado su incondicionalidad no solo como soldado de la patria; también, en lo personal y afectivo. En esencia, Urdaneta reúne lo que se requiere de un militar y de un hombre íntegro: rectitud, disciplina y disposición a cumplir independientemente de su parecer, entrega, lealtad y fidelidad.

De igual manera el mismo el 08 de septiembre de 1819 desde el Cuartel General de Caicara, el general Bolívar ya triunfante en la Nueva Granada, vuelve sobre Venezuela y confía al general Urdaneta la jefatura del ejército del norte de la Nueva Granada. Con la visión puesta en la liberación de Maracaibo, le manifiesta “…Inmediatamente que reciba US esta orden, marchara por la posta a Guasdalito y de allí pasara a Cúcuta si estuviese libre…, a tomar el mando de dicho ejército”. A su vez, le recomienda tener en cuenta y con sumo cuidado ‘’…: la más estricta disciplina de las tropas para evitar sufrimiento en los pueblos; a su vez, “…la ejecución exactísima de la operación sobre la provincia de Maracaibo; US debe ejecutar esta operación en todo el mes de enero, y sobre el particular encontrará US todas las instrucciones y detalles necesarios en poder del Coronel Salón o del Vicepresidente”.

Al respecto en la misma fecha, en otra comunicación le dice al Vicepresidente Santander. “Al señor General Urdaneta…le he recomendado muy particularmente y recomiendo a V.E. la operación contra Maracaibo…”.

En comunicación de 10 de febrero de 1820 desde Tariba, estado Táchira advierte al General Santander “… Todos mis proyectos se reducen ahora defender el Norte de la Nueva Granada y tomar a Maracaibo”, y para ello es fundamental la ocupación permanente de Mérida y Trujillo, solo desde allí la toma de Maracaibo será una realidad. Sin ello, la unidad de Colombia es una ilusión… la causa requiere de todos.

Para lograr la toma de Maracaibo el Libertador, Simón Bolívar resuelve tomar varias acciones; entre ellas:

  • Responsabilizar al General Rafael Urdaneta de todas las fuerzas militares acantonadas entre Barinas y el Lago de Maracaibo con el rango de Comandante en Jefe de la División de la Guardia. Ejercito compuesto por cuatro Escuadrones de caballería y varios Batallones; entre estos el de Tiradores del Teniente Coronel José Rafael de la Heras
  • Convenir con las autoridades monárquicas en la persona de Pablo Morillo, la aprobación y firma de un acuerdo que permitiera la Regularización de la Guerra.

En estas circunstancias, el triunfo de Bolívar en cuanto al cumplimiento del objetivo propuesto en la toma de Maracaibo es evidente. De una parte, la tregua facilita la inmediata incursión sobre Maracaibo, Coro y Barquisimeto. De otra, Bolívar logra la legitimación de la causa republicana y, en consecuencia, el fortalecimiento de la inminente necesidad del pronunciamiento definitivo de Maracaibo. Estratégicamente, se buscaba favorecer las acciones sobre el nororiente neogranadino y occidente venezolano y, así avanzar en la lucha por el fin de la causa realista y la emancipación de la gran nación americana.

En perspectiva de las relaciones exteriores de Colombia, el Tratado de Armisticio por el término de seis meses (Trujillo, 25 de noviembre de 1820) y el Tratado de Regularización de la Guerra (26 de noviembre de 1820), firmados en Trujillo para negociar entre naciones iguales, los gobiernos de Colombia y el Reino de España tuvo sus efectos geopolíticos directos en la incorporación de la provincia de Maracaibo a la República de Colombia y sobre las acciones expansionistas en los imperios. Esta coyuntura facilita negociar la incorporación de Maracaibo a la República de Colombia.

Los hechos indican que luego de la firma de los tratados de Armisticio y Regularización de la Guerra en noviembre de 1820, Juan Evangelista González, designado por Rafael Urdaneta Gobernador de las costas del sur lacustre a mediados de 1820, trasladando a Gibraltar el epicentro de los acontecimientos, de común acuerdo con el Gobernador provincial, Coronel Francisco Delgado hizo circular en toda la cuenca lacustre un manifiesto en el que juraba la independencia de Gibraltar. A su vez, iza el pabellón tricolor en señal de que la costa lacustre había proclamado y jurado la independencia. En este contexto, la emancipación de Maracaibo y su provincia del yugo español está garantizada, factores políticos internos tanto provinciales como de la nación colombiana y externos-, españoles-, avalan el triunfo republicano.

El Plan para ocupar la ciudad del Lago requiere de consenso y apoyos tanto logísticos como militares. El general Urdaneta siguiendo la estrategia diseñada junto a Simón Bolívar comandante de la operación entrelazó con tino todas las exigencias que la operación requería. Amen de la red de apoyos necesarios, al pronunciamiento libertario se unen maracaiberos previamente contactados por el zuliano Rafael Urdaneta; entre ellos Teniente Coronel Francisco Delgado, gobernador y Comandante de Armas de la provincia; el Presbítero Juan de Dios Castro, hijo de don Antonio Castro y doña María de los Dolores Moreno de Castro; Manuel Castro, hermano de Antonio Castro; Juan Evangelista González, gobernador de Gibraltar; Bernardo de Echeverría, Manuel Benítez; José Ignacio González, Bruno Ortega, Ignacio Palenzuela, Juan Ignacio Suarez, José María Luzardo, Manuel Vera, Miguel Ramírez y Mariano Troconis todos miembros del cabildo local y Teniente de Navío Pedro Lucas Urribarri.

Al amanecer del día 28 el gobernador, Teniente Coronel Francisco Delgado al grito de ¡VIVA COLOMBIA! convoca al pueblo a cabildo abierto en la plaza mayor, frente al Ayuntamiento en el que la Cámara Edilicia celebraba sesión extraordinaria con la instrucción de apoyar el pronunciamiento de Maracaibo.  En esta trascendental sesión el cabildo toma la histórica decisión: Maracaibo y su provincia libre, soberana e independiente de España, se incorpora a Colombia, tal como lo refrenda el Acta del Cabido,

  • Que protestando como protesta ante el Ser Supremo la sinceridad y justicia de sus sentimientos, debe en su consecuencia declarar como declara al pueblo de Maracaibo, libre e independiente del Gobierno Español cualquiera que sea su forma desde este momento en adelante; y en virtud de su soberana libertad se constituye en República democrática y se une con los vínculos del pacto social  a todos los pueblos vecinos y continentales, que bajo la denominación de República de Colombia defienden su libertad e independencia, según las leyes imprescriptibles de la naturaleza”

De inmediato el dia 29 de enero, el General Rafael Urdaneta da parte al libertador de lo ocurrido “Con la mayor satisfacción tengo el honor de anunciar a V.S. la regeneración de nuestro estado político, componiendo ya un solo pueblo y, defendiendo una misma causa con la República de Colombia, a que de nuestra espontánea voluntad nos hemos sometido, convencidos de nuestros derechos, tanto tiempo sofocados…”.

En definitiva, este hecho no fue circunstancial, mucho menos espontáneo; todo lo contrario, fue el producto de la realidad política de una época que demanda la decisión de un colectivo que desde diferentes espacios de acción y de opinión-, conspiraciones, sublevaciones, sediciones-,   manifiesta sus desacuerdos con el ultraje e ignominia que por más de 300 años ejerció el poderío español en la ciudad portuaria y su jurisdicción provincial.

La trascendental decisión del gobierno local tomada el 28 de enero de 1821, demuestra la voluntad política de un colectivo dispuesto a luchar por su independencia y soberanía. No se trata de la Independencia del Zulia, en y desde los significados y referentes que hoy el proyecto separatista de la oposición venezolana, pretende imponer. Es la aceptación del acuerdo bolivariano de incorporar la Provincia de Maracaibo, al pacto social que reclama la construcción colectiva de una república libre, soberana e independiente en el uso y goce de su libertad en correspondencia con el ideal bolivariano de unidad e integración. Acuerdo que en la complejidad histórica del momento significó el derribe definitivo del realismo hispano, y, en consecuencia, el tránsito hacia la consolidación del gran Estado republicano bajo la égida de la libertad y unidad de los pueblos, ideal de nuestro libertador Simón Bolívar.

Esta victoria marca para Maracaibo y su provincia el comienzo de la vida republicana con todo lo que ello implica. Es decir, lucha, libertad, soberanía, justicia social, la felicidad del pueblo y su bien común. Además, el agrupamiento de fuerzas e intereses en torno a este pronunciamiento ratifica una vez más, la importancia geopolítica y geoestratégica de Maracaibo y su provincia para el colectivo de una nación, de la patria grande, de la América unida y soberana.

En definitiva, hoy podemos afirmar con certeza que los hechos que concluyeron con la incorporación de la provincia de Maracaibo al “pacto social de unidad de los pueblos”, es un referente inequívoco y evidente de los contundentes triunfos de Carabobo en 1821; la Batalla Naval del Lago de Maracaibo y la Capitulación del último capitán general español en Venezuela, Francisco Tomás Morales en 1823; la Campaña del Sur: Pichincha,  1822; Junín y Ayacucho, 1824 que sellaron la definitiva liberación de un pueblo que por más de 300 años reclamaba con justicia su derecho a ser soberano e independiente.

 A su vez, es un referente puntual para fortalecer los procesos de liberación e integración que desde iniciativas múltiples se vienen propiciando. El proyecto de unidad y autodeterminación de los pueblos históricamente golpeados por las potencias del norte y por las europeas, reclama hoy la materialización del encuentro de pueblos y naciones, que en el contexto de la unidad y de la diversidad se reconozcan, y se unan para avanzar en la lucha por su liberación e independencia definitiva.

NAM/Opinión/Ligia Berbesí de Salazar

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