viernes 26 de abril de 2024

#Opinión «El poder en sus manos» (Gladys Rodríguez)

Las redes sociales son una poderosa herramienta de comunicación, al alcance de todos, inmediata, directa. Es la nueva manera de comunicarse. Llegaron para quedarse, difícil imaginarse al mundo sin ellas. Es la verdadera democratización de los medios, al alcance de todos. Cada persona que abre una cuenta en cualquier red social, tiene un canal en sus manos, un medio con el cual puede expresarse libremente, con algunas restricciones propias de cada operador y en casos como el de nuestro país, con un Gobierno atento y dispuesto a castigar hasta con cárcel a quien haga un uso amenazante y ofensivo para ellos.

Pero lo definitivo es que cada persona tiene por primera vez un medio masivo, con el cual puede incluso construir una imagen pública, denunciar, informar, impulsar un negocio o la actividad que haya iniciado. Así como los medios tradicionales ayudaron y siguen ayudando a muchos a hacerse notorios y a promocionarse, hoy las redes sociales le dan esa posibilidad a millones de personas en el mundo. Dependerá su alcance, de lo efectivo que sea en la construcción de contenidos que resulten atractivos para el universo de usuarios que hoy se informan y se entretienen, a través de estos canales.

Se acuñó el término influenciadores, que aplica para todo aquel que tenga impacto en sus seguidores, teniendo o no trayectoria y formación, teniendo o no valores como guía. Aun cuando el término influenciador se sigue analizando, porque no necesariamente quienes tienen millones de personas en su comunidad generan una genuina influencia en los receptores de sus mensajes. Eso aún está en estudio…pero bueno, este artículo básicamente busca colocar el resaltador en la fuerza que las redes sociales tienen en la actualidad. Por ende la importancia de hacer un buen uso de ellas, si queremos construir, no destruir.

Los medios de comunicación son muy poderosos, a lo largo de la historia del mundo, y con infinidad de hechos se ha demostrado su importancia en la formación o deformación social. Cada palabra escrita, cada imagen publicada puede tener impacto en los demás. El manual de uso de las redes, está enmarcado en el criterio personal, en su grado de responsabilidad, en su educación, en sus valores, o antivalores, en sus pensamientos y emociones. Podemos con ellas, construir, ayudar, apoyar, defender, luchar, concienciar, educar, orientar, debatir, reflexionar, evolucionar, promocionar emprendimientos, posicionar campañas, unir, sembrar valores, hacer labor social, pero también podemos atacar, destruir, confundir, ofender, promocionar antivalores, desunir, difamar, sembrar odio, crear matrices de opinión tendenciosas, desinformar, hacer mucho daño y cometer grandes injusticias. En fin, lo que les acabo de comentar, es parte de la formación que con insistencia nos dan en las escuelas de comunicación social, sobre la ética en el uso de los medios.

Un famoso periodista, ensayista, fotógrafo y escritor polaco Ryszard Kapuściński, referencia para muchos, llegó a decir: “Creo que para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un buen hombre, o una buena mujer: buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona, se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias. Y convertirse, inmediatamente, desde el primer momento, en parte de su destino. Es una cualidad que en psicología se denomina «empatía». Mediante la empatía, se puede comprender el carácter del propio interlocutor y compartir de forma natural y sincera el destino y los problemas de los demás”.

Esta frase la podemos extrapolar a cada persona que hoy comunica a través de las redes sociales. Así que plantéese esa premisa al momento de usarlas.

Con mis cuentas procuro, dejar algo. Busco acercarme a quienes por ahí me siguen. Confieso no tener el afán de conquistar a miles de personas, simplemente crear una conexión con quienes decidieron conocerme un poco más. En ellas publico, incluso situaciones de mi vida privada, porque además siento que, como en la casa, tengo personas queridas, a quienes les muestro el álbum de mi vida. Un álbum que recoge los momentos bonitos, que además una plataforma como instagram me permite almacenar sin el riesgo de perderlos como ya me pasó en mis computadoras, por no haber respaldado.

Algunos hacen críticas al hecho de que instagram, por ejemplo, muestra una felicidad falsa, una vida bella. Con esto difiero, porque entiendo que muchas publicaciones son como los portarretratos que colocas en tu hogar que recogen momentos importantes y bonitos de tu vida. A diferencia de estos, en las redes sociales se comparten incluso situaciones de vida no agradables, que sirven de reflexión, de desahogo y de ejemplo para otros.

Algunos seguidores, en el caso de Venezuela, cuestionan el que no estés permanentemente atacando al Gobierno como figura pública, pero debo recordar que cada quien le da el uso que desee a sus cuentas, y en mi caso, particularmente instagram y facebook son medios personales, una ventana para comunicar todo lo que me provoca y que espero deje, aporte o sirva de algo a quienes reciben mis mensajes, incluyendo mis cuestionamientos al Gobierno. Eso sí, habrán notado que procuro expresarme desde el respeto, que considero fundamental para el desarrollo social. Y aquí me detengo para centrarme en las críticas destructivas que hoy abundan en estas redes sociales, con grandes dósis de juicios condenatorios.

Sí pienso que una vez asumes el papel público, en cualquier profesión y oficio, te toca ser aún más cuidadoso en tu proceder, porque como dice la frase “el mundo cambia con tu ejemplo no con tu opinión”, puedes estar contribuyendo a la deformación social con un uso inadecuado del lenguaje, pensamiento y actuación.

Sobre los últimos episodios en la red social Instagram, de ataques, acusaciones, respuestas y reacciones, “subidas de tono”, por llamarlas de alguna manera, consulté a quien se ha vuelto una guía en mi vida la Doctora Mercedes Schnell, médico psicoterapeuta, comparto con Ustedes su punto de vistas:

“Cuando se es una persona pública eres un modelo. Puede ser positivo o negativo por lo tanto la figura pública debe cuidar la forma como se expresa tanto en cuanto a lenguaje como a la emoción que imprime a sus palabras y deberían concordar con lo que se supone quiere hacer llegar a “su público”. Hay figuras que destacan por sus valores, principios, forma elegante y educada de expresarse. Hay otros que destacan por lo “ordinario- grosero” de su lenguaje mostrando muy poca riqueza lingüística.

En las redes sociales lo que vemos con frecuencia es la interpretación inadecuada de los mensajes, pues a la comunicación le faltan todos los moduladores del cara a cara. Además ocurre que cuando se responde emocionalmente no se toma el tiempo para revisar lo que se dice o como se dice y se cae en situaciones inadecuadas.

La respuesta de una persona pública al irrespeto de personas que ni conoce debe sentar los límites entre lo público y lo privado y evitar caer en la discusión, pues es colocarse en el mismo plano del agresor e irrespetuoso.

Sin embargo debe quedar clara su posición y avisar que se retira de los dimes y diretes.

Cuando una persona ante cualquier situación reacciona con molestia, rabia, ira, violencia, irrespeto etc, en general lo que está ocurriendo es que está identificando una parte de sí misma que no acepta y muchas veces niega, pues la considera profundamente inadecuada. A mayor rabia mayor es le duda respecto a si misma. Por ejemplo cuando mi rabia hacia una persona es desencadenada por una acción determinada y la respuesta es mayor a lo socialmente aceptado implica que en alguna parte de mi inconsciente me estoy viendo reflejada. Hay una violación de creencias, valores o principios que al identificarme me hacen dudar de mi propia honestidad lo cual es inaceptable.

Mientras más emitas juicios sobre el otro más movido estás y más frágil te colocas frente a ti mismo, por eso la reacción. No hay manera de hacerte ver que hay que reflexionar antes de juzgar”.

A estas palabras de la Doctora le agrego una frase que me topé hace unos días y que me parece explica el comportamiento no sólo de figuras públicas, sino en general de quienes irrespetan, juzgan, sentencian, condenan, crucifican a través de estos nuevos medios directos de comunicación.

“Cuando comprendes que toda opinión es una visión cargada de historia personal, empezarás a comprender que todo juicio es una confesión”

Cierro recordando que nadie está exento de cometer errores, rectificar y perdonar es de sabios. Todos podemos y debemos evolucionar, la idea es procurar un mejoramiento constante hasta el final de nuestros días.

NAM/Opinión/Gladys Rodríguez