Mientras los tripulantes de tanques de guerra ucranianos, dañan sus máquinas para evitar el enfrentamiento con los militares rusos, denunciado este miércoles por el medio alemán Der Spiegel, en una matanza que ya se hace genocida, provocada por Estados Unidos que insisten en que la dirigencia de Ucrania continúe enviando al frente a sus jóvenes para ser asesinados, Moscú se prepara para un encuentro de 41 naciones, del 14 al 20 de agosto, donde habrá una demostración dinámica de las capacidades de equipo militar y productos de doble uso destinados a la exportación, así como se celebrará un día de cooperación técnico-militar, informó el titular de la Defensa de ese país, Serguei Shoigú.
Cada vez se decantan más los intereses, mejor dicho, se divide el mundo dos: Estados Unidos y Europa, por un lado; y el resto de la humanidad por el otro, incluyendo a Israel -que no es un país- y que termina siendo como la cicatriz infestada del ombligo que se le cayó al niño. Más… el pariente con lepra que nadie quiere cerca.
Este nuevo lado del mundo que se está erigiendo, está liderizado por China y Rusia en materia tecnológica, sobretodo electrónica, militar, cuántica y nanotecnológica; con aportes importantes de Irán y La India; y la participación de más de 20 naciones que están pidiendo su entrada a los BRICS, con una característica extremadamente importante: entre todas reúnen la mayor concentración de materias primas en sus entrañas, por las que se mueve el mundo todo. El control de esas materias primas, que sin duda tendrán los mismos destinos, pero ahora bajo otras condiciones, no serán saqueadas y redundarán en beneficio para sus pobladores. Como El Congo, para poner un solo ejemplo, con una riqueza inimaginable y variada en su seno, pero con niños que trabajan desde los seis años de edad, y una población con un 80% de pobreza y una expectativa de vida de 56 años. Escribir esto produce ganas de llorar.
Aun cuando mis análisis me dicen que la guerra es inevitable, no es cuento que el Big Brother, por primera vez en su historia está sopesando su capacidad real, toda vez que está presenciando a una Rusia enfrentada a 50 naciones, sin el menor temor, con pérdidas muy bajas, y con una economía interna que volvió a crecer, sumado a nuevos aliados en el mundo entero.
Tal vez por eso veamos tan calmados a los chinos, quienes, con esa paciencia asiática característica, mira como despreocupada los acontecimientos desde lejos, mientras sigue haciendo negocios y culminando su Ruta de la Seda, la guinda de su propio pastel.
NAM/Rafael Rodríguez Olmos
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