martes 23 de abril de 2024

#Opinión El inmigrante y sus desavenencias (Luis Molero Marquez)

El calendario marcaba en sus hojas 8 de enero del presente cuando a las 3:30 de la mañana un nuevo camino emprendería, el mismo iniciaba cuando me toco despedirme de mi madre para dejarlo todo, junto a una mujer guerrera y arriesgada con quien iniciaría este andar en buscar un mejor futuro para nuestras familias gracias a la situación que atraviesa Venezuela.

El momento resulto más duro de lo pensado ya que despedirte de tus seres queridos sin tener en la mente una fecha en la cual los volverías a ver, solo parten contigo un sinfín de equipajes, una serie de preguntas sin respuestas en tu cabeza al igual que un sueño por alcanzar se convierten en tus grandes aliados.

El destino principal es montería ciudad de la costa colombiana perteneciente al departamento de córdoba con un habitad similar a Maracaibo gracias a su cultura, clima y gentilicio, ciudad en la cual los sueños estaban puesto en primera instancia, pero estos no se iniciaron de la mejor manera ya que al llegar toco pasar por una de las experiencias más amargas como lo fue dormir en la terminal de pasajeros por no contar con un techo donde llegar.

Es allí cuando el ánimo se viene abajo y las preguntas y dudas se acrecientan, pero como dios nunca abandona a sus hijos paulatinamente todo fue cambiando y el ánimo vuelve a subir, es aquí donde un conjunto residencial llamado la gloria se convierte en nuestro techo por dos largos meses, es aquí donde la misericordia divina de dios se manifiesta en el nombre de Viviana López.

Una humilde señora que, si conocernos nos brinda la primera ayuda con lo poco que su humildad le permitía, en esos dos meses el cariño hacia su persona y su pequeña nietecita apodada la rochita se fue metiendo en nuestros corazones.

En este peregrinar en la gloria dios nuevamente se nos manifiesta el momento quizás más apremiante en este incipiente transitar debido a que los ahorros se comenzaban a extinguir y el trabajo tan anhelado no llegada y es aquí cuando la parroquia espíritu santo encabezada por un gran presbítero como lo es robinsón Pérez rollero y sus discípulos nos tienden la mano en todo su esplendor.

Por el llamado de Dios es aquí donde por dos meses vivimos de cerca la convivencia con Jesús ya que se nos dio la oportunidad de participar muy de cerca en todas las actividades eclesiásticas de la parroquia, fueron días y noches de mucha paz y armonía, pero como el camino del migrante en muchos casos toca tomar decisiones decisivas en nuestro caso toco hacerlo.

Es así como el 22 de abril del año en curso mi compañera carolina morales y su hijo adolescente Andrés Hernández quien ha demostrado ser un guerrero al igual que su madre emprendemos el viaje a la capital colombiana luego que en una sencilla pero muy sentida despedida que nos brindara la parroquia espíritu santo atraves de una eucaristía encabezada por su presbítero y unas sentidas palabras emitidas por una amiga del apostolado llamada Karen Ruiz quien nos expresó su cariño.

Exactamente a las 4:35 pm de ese dial comenzó el camino hacia Bogotá y nuevamente las dudas comienza a posicionarse de tu cabeza, luego de 22 horas de viaje llegamos a nuestro destino pero con ello comienza la odisea de no tener donde pasar la noche, pero es aquí donde un venezolano de noble corazón llamado roelmi parra junto a un colombiano de buen corazón llamado Álvaro castillo nos brinda el techo de su humilde apartamento para descansar en la localidad de Soacha, fueron tres días los cuales compartimos con ellos.

Para posteriormente llegar al barrio tíntala exactamente en el conjunto residencial prados de castilla donde unos venezolanos nos arrendaron una pequeña habitación, quienes en las primeras de cambio se mostraron amigables, pero días después nos dejaron coloquialmente en el limbo ya que sacarían sus cosas sin dejar rastros y dejarnos en apartamento ajeno con deudas del mismo y sin el conocimiento de quien era su dueño, el cual al enterarse no mando a desalojar.

Inmediatamente la angustia nos invade porque no teníamos destino para alojarnos, pero es aquí donde una humilde señora apodada la vieja mode tía de Andrés movió cielo y tierra y nos acomodó en una pequeña habitación y nos brindó su entera ayuda al igual que los inquilinos del apartamento quienes se portaron a carta cabal.

La incomodidad era aprémiate en, pero pocos días duro gracias a que la señora mode nos pone en contacto con el señor Wilson Ortiz un ricautero amigable quien nos arrienda una habitación en su apartamento en primera instancia con un poco de recelo y es aquí donde actualmente habitamos junto a su persona y quien a resultado todo un señor amable para con nosotros y sobre todo nos ha tendido mano. El periplo de inmigrante no ha sido nada fácil, pero seguimos luchando por un sueño y con la fe y la certeza que esto será pasajero y más temprano que tarde esto solo serán anécdotas.

La vida es dura en cualquier parte del globo terráqueo y más cuando te encuentras en la situación de inmigrante ya que nos conseguimos con personas de todos los calibres, pero lo importante es no bajar la cabeza y seguir con la fe y los sueños intacto.

 

Luis Morales Marquez

Periodista