viernes 19 de abril de 2024

#Opinión El hambre maestra (Leonardo Pérez Álvarez)

Unos días atrás le preguntaba a mi hijo acerca de su día en el colegio, a lo cual me respondió: “bien, con muchas horas libres como ya es normal”, por su puesto mi reacción inmediata fue repreguntarle, “¿cómo así que normal?”, y esta fue se contestación: “es que hay mucha ausencia de los profesores, unos porque no consiguen transporte; otros que no tienen el efectivo para el traslado en el por puesto; otros dicen que no han comido y están buscando comida… Entonces cuando vienen, se enganchan con los temas que a diario se vive y allí se va la hora, lo que se convierte en otra hora libre”

Que doloroso escuchar estas historias, parecieran parte del guión de una película de ficción con horror apocalíptico, de esas que cuentan catástrofes en la tierra, lamentablemente es una realidad vigente.

En mis años de estudio en la educación media, tener “hora libre” era un fenómeno educativo, casi que hacíamos una fiesta cuando eso ocurría por la falta de algún profesor, las cuales eran por motivos de salud o situaciones apremiantes, se les averió el vehículo que podían tener, estaban en consulta en algún centro de salud que los dotaba de las medicinas, los profesores de mi época estaban “maiceaos”.

Actualmente, los formadores educativos están ausentes, el hambre y la situación económica en general los ha convertido en “pobresores”, el salario es insuficiente (además de bajo), no alcanza para la comida, los medicamentos, la movilización y el día a día en la familia, dejan de alimentarse y como resultado a eso se enferman y por todo eso se ausentan.

Este tema lo he comentado con amigos y colegas contemporáneos quienes tienen hijos en edades escolares en otros colegios y liceos, me cuentan que exactamente la misma situación la viven con sus descendientes en sus respectivos institutos.

Ante esta nefasta realidad, las instituciones educativas conjuntamente con las asociaciones de padres y representantes han recurrido a la solidaridad de todos. Nosotros en mancomunado trabajo hemos asumido, por la misma solidaridad e interés particular, coadyuvar en la disminución de esta situación. Aportando de nuestro propio patrimonio productos que alivien el hambre que hoy están viviendo nuestros educadores, inclusive hasta del nivel universitario.

Para corroborar esto, basta también con darse una pasada por nuestra principal universidad, La Universidad del Zulia; aulas vacías, cerradas, secciones sin docente, clases de 8 o 10 alumnos, concursos desiertos. Reina la inseguridad y el ausentismo. El hambre también arrasa en LUZ.

HAMBRE en letras mayúsculas, hambre insaciable en este momento, que se inicia en lo fisiológico y pasa al hambre de aprendizaje y llega hasta a la dignidad. Mientras el pueblo en sus distintos niveles pasa hambre, el gobierno nacional se jacta de hablar de calidad de vida, pretendiendo confundir o manipular – cosa que muchas veces logra – a aquel que está famélico.

Como el hambre y la dignidad se dan la espalda, lo único que el gobierno hace es irrespetar a los más desposeídos con bonos de maternidad, chamba juvenil, caja clap – por cierto muy manipuladas – bonos de semana santa, carné de la patria y otras cosas que en detrimento del erario nacional, se utilizan en beneficio electoral del gobierno.

Los ciudadanos debemos todos, aportar nuestro esfuerzo particular en el rescate de la dignidad nacional, hoy muy pisoteada por la bota del hambre.

Así como estamos aportando alimentos para ayudar a nuestros hermanos profesores, les damos el aventón hasta el recinto educativo, los acompañamos también en esta situación dramática de la cual también somos objetivo y víctima, así mismo debemos hacer para que en conjunto con los partidos políticos, gremios, iglesias, academias, sindicatos, ONG’s y todo cuanto se llame venezolano podamos rescatar el país.

El llamado es a todos, reconociendo nuestras diferencias y potenciando nuestras igualdades e interese comunes, teniendo como norte fundamental el bienestar mayor y el daño menor en beneficio colectivo.

Que el hambre maestra deje de ser tema de opinión y pasemos a conversar sobre la calidad de vida, la calidad educativa, la calidad laboral, la calidad de ciudadanos que somos y la calidad de país al cual TODOS pertenecemos.

Que todos seamos uno.

NAM/Leonardo Pérez Álvarez/Periodista/@leoperez74/[email protected]