jueves 28 de marzo de 2024

#OPINIÓN || El deseo de cambio y la resignificación de la política || Dra. Carmen Rosa Blanco

“Se diluyó el ingreso, no hay recursos para comer y vivir” “Yo ahorita no creo en ninguno, pero deseo que las cosas cambien”. Estas son las expresiones más escuchadas en aquellos espacios donde la vida cotidiana nos acerca y nos lleva diariamente: el mercado, la placita, el centro comercial, la frutería, la iglesia… Allí, donde tropezamos con el otro compartiendo, en la misma búsqueda…

La palabra (la lengua y el lenguaje) no solo transmite información, sino que, además expresa una determinada visión de la realidad (o de las realidades), de las ideologías, de las cosas objetivas (materiales) y de aquello que pensamos y sentimos (Lo subjetivo), con una enorme carga de significados.

Las frases que se recogen en el subtítulo, aun cuando pudieran parecer poco significativas, o superficiales, representan estructuras profundas ancladas en el pensamiento, en las creencias y en los sentimientos del venezolano. Ellas permiten comprender un contenido ubicado más allá de las palabras: El deseo de cambios hacia fines diferentes, positivos, para el bien común. Eso está en el campo de lo posible.

En las interacciones humanas todo esto es posible, dudar, desconfiar, caer y levantarse. También es posible, que, en ese campo, en el de las interacciones humanas, puedan ocurrir perturbaciones en la comunicación debido a conceptos arraigados y debido también a mensajes confusos, paradojales, de doble vínculo, por ejemplo, cuando nos dicen por mucho tiempo que sufrimos por algo mejor que vendrá pronto, y, eso nunca llegó. O cuando le decimos a los hijos: “Te pego, porque te quiero”.

Bueno, en otras palabras, lo que quiero expresar es que una información, un conjunto de palabras, unas creencias, unos mensajes transmitidos hasta el cansancio pueden tener diversos significados, tanto para quien las emite, como para quien las recibe, según el contexto humano, social y cultural en el que se encuentran las personas y los personajes. Cuando esto ocurre, se crea un conflicto debido a la confusión generada por el mensaje.

Nuestro propósito es presentar algunos argumentos para decir que sí es posible un cambio de pensamiento y de acción, si tenemos una mentalidad abierta y flexible.

Hoy, el ciudadano venezolano (varón y mujer) si logramos abrir nuestra mentalidad hacia creencias potenciadoras, podemos contribuir al esperado cambio político que, a su vez, genere cambios en lo económico, en lo social y en lo institucional. ¿Cómo? Participando en el ejercicio de nuestros derechos políticos establecidos en la Constitución Nacional. ¿Porqué? Porque somos seres políticos (aunque no estemos en algún partido político).

Participar políticamente es un derecho que tenemos porque somos ciudadanos con capacidad para tomar decisiones, porque somos parte de una sociedad, porque podemos pensar y expresarnos libremente y eso es lo que queremos realmente: Vivir en democracia de verdad y ejerciendo ciudadanía.

La política es una forma de organización y regulación de la sociedad. Todos estamos llamados a participar en el ejercicio de la política, esto no es tarea solo de los partidos políticos, estos son una forma organizativa de hacer política; pero nosotros, los demás ciudadanos podemos hacer política, podemos activarnos en un gran movimiento social con fines políticos que busque solución a los problemas que nos afectan, podemos plantear ideas nuevas, porque ya el venezolano aprendió a no esperar soluciones desde arriba, desde el poder.

El venezolano hoy, está viendo hacia adelante y hacia los lados para poder arreglarse y vivir. Bien sabemos que el mayor interés del momento no es el tema político, porque se perdió la confianza. El interés está centrado en la microeconomía, en la inflación, en los precios de los alimentos, en la salud, en los bajos ingresos que no alcanzan para comer. He allí la desesperanza

La confianza está puesta en el que tenemos cerca, al lado, la familia, el vecino, los amigos. Pero, cuando escuchamos: “No creo en los políticos, pero deseo que las cosas cambien” es porque es buen momento para la resignificaciòn de la política, especialmente del político.

¿Qué se espera del político? Un discurso de cercanía, un proyecto político creíble. Un discurso que plantee soluciones, que diga cómo se va a resolver el asunto de los bajos ingresos, qué propone para incrementar la producción y crear fuentes de trabajo bien remunerado. Que le hable al venezolano con la verdad que todos conocemos, que no ofrezca bonos, ni dádivas, ni bolsas.

El venezolano quiere trabajo, quiere educación de calidad, salud y tranquilidad. ¿Cuál es el proyecto para eso y cómo se logrará? Esa tarea es de los políticos y de todos en general. No queremos ni creemos en los mesías eternos ni muertos ni vivos. Eso lo queremos por conocimiento y por experiencias. Veinte años sí es algo, suficiente para aprender como lo hemos hecho la mayoría.

NAM/Carmen Rosa Blanco/Educadora

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